PRUEBA SUPERADA

4 de febrero, Día mundial contra el cáncer

A nadie puede sorprender que la noticia (rosas negras) se reciba como si te hundieran un puñal afilado en la boca del estómago y con el estupor propio de las comunicaciones más dolorosas. Entonces, sin síntomas aparentes, se te abre una herida profunda que escuece el ánimo, que te resquebraja los cimientos de tu entereza. Son unos días, o unas semanas quizás, de angustia y confusión extremas, de una amarga melancolía que amenaza con quedarse, de sentirnos como perdidas en un laberinto de sombras. Muchas preguntas y pocas respuestas. Nos preguntamos por qué nos ha tocado a nosotras y lamentamos profundamente nuestra mala suerte. Buscamos un antecedente, y casi seguro que lo encontramos, y si no, lo inventamos, y una circunstancia que pudiera haberlo desencadenado, y también la hallamos, aunque nos parezca insignificante. Pero nos equivocamos al obrar así. Este tajo del alma (y del cuerpo, claro está) no conoce de precedentes ni de clases sociales, aunque haya cierta predisposición genética, normalmente te raja el espíritu cuando menos te lo esperas, incluso cuando más feliz te encuentras, porque el destino es así de inexplicable, así de incomprensible.

A veces no es suficiente con el primer contraataque de la cirugía, y hay que operar dos y tres veces, porque no queremos que nos amputen parte de nuestra condición de mujer. Es duro, claro que es duro, es una prueba brutal que nos pone el destino, o Dios (eterna duda), para hacernos más fuertes aún. Sí, terrible paradoja. Nos debilitan para descubrirnos más poderosos después. La recuperación es tarda y dolorosa, pero quizás es todavía más pesada la carga emocional que nos asestamos sin necesidad, cuando es la esperanza la que debe presidir nuestra convalecencia. Además, es el momento en que el mundo te demuestra el cariño que has generado a lo largo de tu vida, y lo hace en forma de amor y de amistad sinceras y sin dobleces.

Luego vienen las sesiones de radioterapia, o de quimioterapia tal vez. Y habrá que afrontarlas como el sacrificio que exige una vida más auténtica, como el calvario a superar para lograr una existencia más genuina, donde la mayor parte de las cosas habrán de tener un sentido para convencernos de sus bondades, donde tantos problemas, que antes considerábamos de mayor peso, los relativizaremos dándoles su verdadera dimensión. Porque superada esta etapa, y siempre la superamos, nacemos a una nueva oportunidad de vivir, a una nueva oportunidad de relacionarnos, pero mirando y apreciando las cosas desde perspectivas diferentes, con otros matices, con prioridades distintas. Porque eso del sexo débil no deja de ser una coña marinera, la vida diaria nos demuestra que, si existe un sexo fuerte, ese lo representa la mujer, y no el hombre.

Kylie Minogue, Sheryl Crow, Olivia Newton-John, Cristina Applegate, Suzanne Sommer, Luz Casal, Cristina Hoyos, Encarna Salazar, La Mari (de Chambao), Anastacia, Sonsoles Suárez, Laura Valenzuela, María San Gil, Cynthia Nixon, Tony Braxton, Jaclyn Smith, Kate Jackson, Sylvie Van der Vaart, Martina Navratilova, Lorena Rojas... encabezan una larga lista de mujeres que han superado un cáncer de mama. Ahora hasta el 90% lo hacen y hasta al 80% no es necesario extirparle el pecho, tanto por los avances médicos como por la prevención. Pero si estas mujeres ya eran espectaculares antes, ahora no tengo dudas de que lo son con valor añadido.

Pincha en este enlace: canción de Camo y Amaia Montero (Aquí estoy)