¿DÓNDE ESTÁ TU NAVIDAD?

Cuando uno vive lejos de su hogar paterno, de aquel donde transcurrió su infancia y primera juventud, parece como si siempre intentara volver a ese terruño en Navidad. Y así nos lo recuerda “El Almendro” todos los años. Y a esta práctica, a estaemotiva tradición de “volver a casa (de nuestros padres) por Navidad”, los palmeros somos muy afectos. Un elevado porcentaje de hijos de esta isla que partieron en busca de mejores oportunidades en otros lugares (quizás Tenerife es el sitio referencial), regresan por estas fechas a los que muchos aún consideran su hogar, arrastrando en muchas ocasiones a una pareja (hijos incluso) que no suele ser palmera.

 

Pero para la Navidad de dónde es uno: ¿de dónde nació y creció o de dónde reside y le han acogido desde hace años? Porque ¿qué pasa si no puedes volver a casa por Navidad? O si ese “volver a casa”, es a tu propia casa, y la expresión no es más que una metáfora, un símil para que seas capaz de darte la vuelta y encarar tu hogar, tu verdadero hogar, que es donde vives con tu familia nuclear, con hijos o sin ellos. Una mirada hacia el interior, el de nuestra familia, el de nuestros amigos, el de nosotros mismos.

 

Porque yo creo en la Navidad del presente, en la de todos los días (las del pasado o las del futuro, como en Cuento de Navidad, sirven para reflexionar, para situarnos apenas), con sus problemas y con sus ilusiones. Por eso la Navidad está donde vivimos, y añorar las Navidades pasadas, querer siempre regresar a ellas, es algo así como hipotecar gran parte de las Navidades futuras.

 

La Navidad está en nosotros mismos. Remirándonos, escuchándonos. Viendo más allá del espejo. Por ello también es su Navidad la de aquellos que, lejos de su tierra, han encontrado su hogar en otro lugar.