sábado, 13 de diciembre de 2008

LA COSMOLÓGICA: BIBLIOTECA MUNICIPAL Y HEMEROTECA INSULAR


J.J. Rodríguez-Lewis
Publicado en Diario de Avisos, el 13 de diciembre de 2008

No pretendo glosar en este artículo la historia tantas veces fecunda como repleta de dificultades por momentos de la Sociedad La Cosmológica, desde su nacimiento hace ya más de 125 años (1881) ni de su extensión, en forma de Biblioteca Cervantes, creada en 1909 como primera biblioteca pública de la isla, y que, como podemos cuando menos vislumbrar, está a punto de conmemorar su primer centenario. Su historia, de una forma u otra, ya ha sido comentada y revelada en varias ocasiones por mejores y más reputados conocedores de nuestra ilustre sociedad.

Tampoco es mi intención recordar cómo era posible que esta Sociedad fuera postergada en los reconocimientos por el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, que entendió que el Real Nuevo Club Náutico se merecía con antelación y preferencia la Medalla de Oro de la ciudad, cuando la contribución de ambas sociedades al municipio y la isla no tiene parangón. Pero eso son otras historias, ya pasadas y, en parte, rectificadas, aunque con un retraso indigno para la entidad cultural.

Me ocupa este comentario de hoy el estado y el servicio que presta La Cosmológica, a través de sus principales joyas, la biblioteca y la hemeroteca, sin duda aún (en pleno siglo XXI) incomprensiblemente deficiente, pese a algunos nuevos servicios de funcionamiento irregular y al excelente trabajo y predisposición de sus empleados. Y la llamada de atención ha de ser a directiva y socios, pero, en especial, a sus socios protectores e instituciones competentes, el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma y el Cabildo Insular.

La biblioteca Cervantes de la Sociedad viene prestando, suponemos que en régimen de concierto, un servicio público obligatorio del municipio de Santa Cruz de La Palma, que es el de biblioteca pública. Y esto es así no porque nos empeñemos en decirlo para comprometer al consistorio capitalino, sino porque lo establece el artículo 26.1.b) de la Ley de Bases de Régimen Local, que es, para entendernos, la “verdadera constitución para el ámbito local”, en expresión afortunada de Ballesteros Fernández. Así que el compromiso del Ayuntamiento con la biblioteca debe ser total y absoluto, como lo es con el alumbrado, la recogida de residuos o el mercado, puesto que la ley no distingue que unos servicios básicos tengan preferencia sobre otros. Lo que no puede ocurrir es que la biblioteca estuviera a punto de cerrar durante el pasado mes de agosto porque la subvención municipal no se había abonado, cuando es capital para su supervivencia, o su apertura y fondos estén constantemente amenazados o castigados por aguadas menores o mayores, como sucede en la actualidad. Como tampoco es de recibo que todavía la catalogación de sus fondos no se haya informatizado (con el tan extendido programa Absys, por ejemplo), ni se pueda, por supuesto, consultar por Internet.

Respecto de la hemeroteca, una de las principales de Canarias y la más importante sobre la prensa de la isla, conviene reconocer que el Cabildo fue bastante sensible al suscribir un acuerdo con la Sociedad y convertir la hemeroteca en insular, en diciembre de 2006, con sede propia y adecuada en un inmueble rehabilitado de la calle Baltasar Martín, en el entorno cultural y patrimonial del ex convento franciscano. Pero el Cabildo no termina de implicarse con este servicio público, claramente de carácter supramunicipal (artículo 36.1.c) de la citada Ley de Bases), si no se preocupa de que se preste de forma apropiada y eficaz. Apenas una sala al uso, donde confluyen escolares con sus trabajos de clase y simples consultores de Internet (sólo funciona un punto) con investigadores que repasan y escudriñan la prensa insular, y unas instalaciones a pie de calle sin aire acondicionado o adoleciendo de la falta de un mínimo servicio de fotocopiadora, coloca el servicio prestado en niveles insuficientes de calidad, que no creemos que quiera ni la Sociedad, ni el Cabildo, ni, por supuesto, los propios ciudadanos o usuarios.

No me olvido, por último, de los propios asociados, cuya aportación probablemente debería ser mayor, pero siempre que se tenga, al menos, alguna deferencia con ellos, porque si no es así, la mayoría preferirá aprovecharse de lo servicios, sin colaborar en su financiación. Este tipo de mecenazgo impropio no es que se halle en la actualidad en sus peores momentos, pero es de sentido común que algo distinto del resto de los usuarios tendrás que ofrecerles a los asociados para que mantengan ese compromiso de colaboración financiera. Mas esto parece ser una costumbre arraigada en algunas de nuestras principales sociedades, por lo menos en las que prestan servicios al público, que escasamente se preocupan de cuidar a su masa social, apelando siempre a un compromiso más emocional que de otra índole para conservarla.

Por ello, y siempre de acuerdo con La Cosmológica, debe el Ayuntamiento preocuparse de que se preste un servicio de biblioteca pública moderno y eficaz, sin lagunas, y el Cabildo dar otro paso más en su compromiso con la hemeroteca insular, convirtiéndola en un modelo de gestión de calidad, y en ambos casos teniendo como referentes las necesidades y expectativas de los usuarios (habilitando ambos inmuebles como zonas wi-fi, verbigracia), que son, en definitiva, las que marcan las pautas de una buena administración.

4 comentarios:

  1. Una cosa es querer y otra muy distinta dejarse querer… eso es lo que ha pasado con La Cosmológica. Nunca se ha dejado querer, escudada en no sé cuántos socios, ha dejado bien claro que sus fondos, de unos pocos, nunca serán compartidos con Santa Cruz de La Palma, no sólo benefactora de la antigua Casa Panera donde se ubica sino también colaboradora en el mantenimiento de una “ biblioteca municipal de la Sociedad”. Eso, quizás, pudiera haber sido un determinante más en la fecha de la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad.
    No obstante, como de bien nacido es ser bien agradecido, no sólo he de reconocer sino también agradecer la labor desarrollada en los últimos años en la formación de ciudadanos, su buena predisposición colaboradora con la tarea investigadora de historiadores y por ser depositaria, conservacionista y protectora de nuestro acervo cultural, aunque no le vendría nada mal que realizara periódicamente, si es que no lo hace, unas jornadas de puertas abiertas a todos nuestros escolares como futuro potencial de la preservación y difusión de la cultura en general y canaria, en particular.
    ¡Hasta la próxima!

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  2. Tienes mucha razón. De alguna forma, lo que quieres decir es que parte importante de la culpa la tienen también las sucesivas Juntas Directivas de la Sociedad, y creo que no te falta razón. Gracias por dar tu opinión.

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  3. Si he de ser sincera, de momento, éste el mejor de tus artículos que he leído hasta ahora.. aparte de bien escrito, es crítico, con muy buen criterio, con fuerza.. me gusta, y también me ha gustado mucho el comentario de Isadora...
    MF

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  4. ¡Vaya caña!¡Qué crítico! Me parece muy bueno, y muy buena la causa por que lo escribes.¡Si hasta pareces de izquierdas,ja,ja!
    Continúa así. I.

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