miércoles, 30 de octubre de 2013

NUEVO CAMINO. CUARTA JORNADA

SILENCIO Y ESCLARECIMIENTO
Frómista-Carrión de los Condes, 19,4 kilómetros

Carrión de los Condes era la meta del día y el ecuador del nuevo viaje por la senda del Apóstol. Era un tramo asequible, porque no eran muchos kilómetros, no había altozanos y estaba salpicado de aldeas y caseríos, lo que siempre convierte la marcha en más llevadera. Pero era Tierra de Campos en estado puro. Además, el andadero transcurría paralelo a la carretera y eso le restaba mística al Camino.
Sin apenas darnos cuenta, a poco más de cinco kilómetros de la partida, nos encontramos con Población de Campos. A priori, parecía un buen lugar para desayunar, pues habíamos adelantado la salida y casi no habíamos probado bocado antes de emprender la caminata. Mas fue un desayuno un tanto curioso aquél, en un bar del pueblo lindante con el Ayuntamiento. La taberna no semejaba las del Camino, estas con un personal siempre atento y diligente con los concheros. El establecimiento parecía regentado por un matrimonio de los de antes; me explico, quién atendía era una mujer, y el hombre solo mandaba y colaboraba puntualmente desde delante de la barra. Los dos, sin embargo, coincidieron en turbar el ánimo de un viejo funcionario del Ayuntamiento que se acercó al café desde temprano, y que regresaría azorado al consistorio. Luego, tras cruzar el río Ucieza,  inmediatamente nos topamos con Revenga de Campos, y casi sin solución de continuidad, con Villarmentero, también de Campos.
Existe, sin embargo, otra ruta alternativa que también nos lleva hasta Villalcázar. Se trata de un camino rural que transcurre a la vera del río y pasa por Villavieco, itinerario que valoramos tomar, pero que finalmente desechamos. Nos acordamos, entonces, de un pasaje de Dónde el corazón te lleve, de Susanna Tamaro, que nos recuerda que el camino que recorremos en la vida nunca es recto, sino que está lleno de bifurcaciones. Y que seguro que alguno de esos desvíos cogiste sin darte cuenta, que otros ni siquiera los viste, y que no sabes adónde te habrían llevado los que dejaste de lado. Tamaro asegura que en los cruces de caminos siempre te encuentras con otras vidas: conocerlas o no, vivirlas o dejarlas ir es asunto que solo depende de la elección que efectúas en un instante y que, aunque no lo sepas, en pasar de largo o desviarte a menudo está en juego tu existencia, y la de quien está a tu lado.
La joya del trayecto era la Iglesia templaria de Santa María la Blanca en Villalcázar de Sirga, o simplemente en Villasirga, como todo el mundo conoce a este pueblo, tras un breve desvío que se impone a voluntad. El templo fue construido a finales de siglo XII y es de transición al gótico, pero para algunos especialistas  constituye la Capilla Sixtina del arte románico-ojival. No nos olvidamos de fotografiar el fabuloso Pantocrátor que preside la portada sur. Luego, tras un pequeño refrigerio, retomamos la senda que seguía discurriendo paralela a la carretera. Por la carretera, el trayecto suele ser más corto, pero más ruidoso, y menos bucólico y espiritual, por suspuesto.
En Carrión de los Condes, como excepción, nos hospedamos en San Zoilo, antiguo monasterio benedictino, donde también cenamos (en "Las Vigas") los manjares del lugar. San Zoilo es un buen lugar para la oración, para descansar el espíritu y para el esclarecimiento, sobre todo cuando necesitas resolver un dilema, algo así como descubrir la opción correcta entre dos contrapuestas, porque un sitio como éste siempre te ayuda a ver la situación más clara y, muchas veces, a encontrar también la fuerza necesaria para elegir, y sobre todo para seguir adelante. Después, una vez tomada la decisión, hay que ser valiente y olvidar por completo la otra posibilidad, como nos recuerda Coelho (en Maktub). Al final, la experiencia nos demuestra que las cosas siempre acaban bien, y si no van bien, -mira por dónde- es porque todavía no has llegado al final.
Habíamos almorzado en "El Doblón" con cierta frugalidad, y ya por la tarde visitamos Santa María del Camino, Nuestra Señora de Belén, Santiago (con otro extraordinario Pantocrátor), San Andrés, y hasta un Museo de Semana Santa, una de mis debilidades. En realidad, hicimos trampas y en Carrión hicimos un alto más largo y nos quedamos un día más. Sin duda, la capital histórica de Tierra de Campos lo merecía y el silencio y la tranquilidad de San Zoilo, más aún. Era el momento de equilibrar esfuerzo y descanso, una forma de no perder la pasión que siempre debe acompañar el Camino.

1 comentario:

  1. A veces nos apartan del camino que queremos compartir, y ahí tenemos que buscar fuerzas para no perdernos y seguir. No sé si por veredas o atajos, y seguramente sin pasión, pero con la certeza de que la etapa te la han hecho terminar y que el camino seguirá.

    ResponderEliminar