martes, 19 de mayo de 2009

IGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y BRECHA DIGITAL

A propósito de las elecciones al Parlamento Europeo

Las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) están acelerando los procesos de cambio económico y social y suponen nuevas oportunidades en todos los ámbitos, especialmente, en la información, pero su acceso, y por tanto el propio acceso a la información, no es posible en condiciones de igualdad para toda la población. Esta situación plantea la exclusión de algunos sectores de la sociedad (mujeres, mayores, población con menor nivel adquisitivo, países del tercer mundo…), lo que se conoce como “brecha digital”, situación que no puede permitirse en un espacio común de desarrollo como es el europeo.

La Cumbre de Túnez sobre la sociedad de la información de 2005 culminó con una declaración de principios, en relación con un plan de acción contra la brecha digital previamente diseñado en la cumbre preliminar de Ginebra. En ella, la premio Nobel de la Paz, la iraní Shirin Evadí, acusó a los países industrializados de "obstrucción digital" afirmando que carecían de la voluntad necesaria para reducir la brecha digital. La declaración de Túnez reafirma la voluntad y el compromiso de construir una sociedad de la información centrada en la persona, abierta a todos y orientada al desarrollo, con arreglo a los objetivos y a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y el multilateralismo y respetando plenamente y apoyando la Declaración Universal de los Derechos humanos, a fin de que todos los pueblos del mundo puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento para desarrollar su pleno potencial y alcanzar las metas y los objetivos de desarrollo acordados internacionalmente
[1].
[1] No obstante, el propio país anfitrión, Túnez, una vez concluida la Cumbre, volvió a limitar el acceso a sitios de Internet que no son de su agrado. Precisamente este país figura en la lista de los 15 países enemigos de Internet elaborada por Reporteros sin Fronteras (RSF). Una lista que incluía, además, a Arabia Saudí, Bielorrusia, Birmania, China, Corea del Norte, Cuba, Irán, Libia, Maldivas, Nepal, Uzbekistán, Siria, Turkmenistán y Vietnam.

Durante dicha Cumbre se desvelaron distintos proyectos para combatir la brecha digital en este contexto. La Unión Internacional de Telecomunicaciones tiene una presencia muy activa en el continente africano, donde viven 800 millones de personas de las cuales más del 70 % habita en zonas rurales con escasos recursos. Este organismo de Naciones Unidas puso en marcha en 2005 un macroproyecto denominado Conectar el Mundo, en el que participan más de veinte entidades de los sectores público y privado, organizaciones internacionales y sociedad civil. En el marco de esta cooperación internacional, la organización regional africana de comunicaciones por satélites (RASCOM) lanzó en 2006 un satélite para suministrar servicios asequibles de telecomunicaciones, Internet y radiodifusión digital en todo el continente. Esta organización inició también ese año un proyecto para instalar un terminal informático en cada una de las 300.000 oficinas de correos que hay en África. Además, algunos países se comprometieron a apoyar el proyecto del MIT de fabricar masivamente un ordenador de 100 dólares para distribuir en los países atrasados.

Ahora bien, la brecha digital también se presenta en el seno de la Europa de los 27. La UE-27 es una comunidad más amplia, asentada en los mismos principios democráticos, pero los países que se han incorporado son más pobres. En términos de renta per cápita sólo Chequia y Eslovaquia están al nivel de los países menos desarrollados de la antigua UE-15, y lo mismo sucede con su Sociedad de la Información, pues únicamente Eslovenia y Estonia tienen más internautas que España, en proporción a su población. La brecha digital, pues, se agranda en el escenario comunitario. Por consiguiente, los nuevos países deben realizar un esfuerzo suplementario en este campo, porque la integración digital es un aspecto destacado de la integración social, de vital importancia para el éxito de la ampliación.

Las tecnologías de la información y la comunicación se han convertido en tecnologías generadoras, que fomentan la competitividad y mejoran el funcionamiento de la economía. Por ejemplo, el objetivo de la iniciativa eEurope es implementar un proceso de cambio y modernización, cuyo primer plan de acción, fue el llamado 2005 (hoy i2010), con el fin de garantizar la difusión del acceso de banda ancha e implantar servicios, aplicaciones y contenidos relativos a los servicios públicos y al comercio electrónico, todo ello con el propósito de que la economía digital beneficie a todos los ciudadanos europeos. Para ir cerrando la brecha digital y desarrollar su Sociedad de la Información los diez nuevos países comunitarios aceptaron, en 2001, esta iniciativa, pero los indicadores disponibles apuntan a que el esfuerzo realizado no ha sido hasta ahora suficiente. A los nuevos socios, además de pedirles un esfuerzo extra, hay que, además, tenderles una mano, con ayudas económicas para desarrollar su Sociedad de la Información, permitiéndoles la incorporación a los servicios paneuropeos tipo Eures (movilidad en el empleo) o Ploteus (educación), desarrollando infraestructuras para facilitarles la interoperabilidad de sus Administraciones públicas con las del resto de la UE, o haciéndoles partícipes en las iniciativas legales, como la implantación de la firma electrónica.

Lo que está claro, en definitiva, es que Internet está modificando el mundo en que vivimos y nuestras propias pautas de comportamiento, y de la manera en que la UE acometa esa transición dependerán la calidad de vida de la que disfrutaremos y nuestras condiciones de trabajo, así como la competitividad global de nuestros servicios e industrias, y más si el objetivo último es convertir a la UE en la economía del conocimiento más competitiva del mundo en 2010, según el objetivo fijado en marzo de 2000 en el Consejo Europeo de Lisboa. Mas ello sólo será posible si los nuevos países terminan por implicarse en ese reto y disminuyen sustancialmente su brecha digital, que, en realidad, no es otra cosa que una garantía de igualdad de oportunidades.

1 comentario:

  1. La verdad es que, a veces, no somos conscientes de la importancia de la brecha digital, no sólo entre naciones, sino en la propia sociedad en la que vivimos.

    ResponderEliminar