miércoles, 21 de octubre de 2009

PACTOS MUNICIPALES POCO RENTABLES

Cuando los resultados electorales no han brindado a ninguna fuerza política un número de concejales igual o superior a la mayoría absoluta, y se pretende concertar un pacto municipal de gobierno, la primera determinación -y la más importante-, es qué partido de los coaligados se va a quedar con la alcaldía. Claro, lo normal es que la ostente el que haya recibido mayor número de votos, pero sabemos que no siempre es así. Es más, todos conocemos casos en los que la alcaldía recae incluso en el único concejal de determinado partido político.

¿Pero no será más rentable (electoralmente) renunciar a la alcaldía y asumir las concejalías delegadas de mayor enjundia y proximidad al ciudadano? Planteamiento que –intuyo- se hacen con insistencia los llamados a ser socios de gobierno. A mi juicio, la respuesta, por regla general, ha de ser negativa. El sistema local español tiene un claro carácter presidencialista o, lo que es lo mismo, su configuración responde a la figura del denominado por la doctrina “alcalde-fuerte”. El primer edil reúne tan amplio repertorio de facultades, potenciadas por el primer esbozo de pacto local en 1999, que aceptar no ostentar dicha responsabilidad es casi como renunciar de antemano a ganar las siguientes elecciones. Y esto es así, sin entrar a valorar la incuestionable mayor trascendencia social y mediática del regidor principal. Tengan en cuenta, además, que en el alcalde, en los municipios de régimen común, se residencian también todas aquellas facultades o competencias no atribuidas a un órgano concreto, aparte de que el propio Pleno puede delegarle algunas más (no ocurre hoy lo mismo, por el contrario, en las grandes poblaciones, donde la Junta de Gobierno local se ha erigido en el órgano predominante).

Conscientes de esta realidad, los partidos cada vez más pactan alcaldías “time-sharing”, esto es, por periodos –normalmente iguales- para cada uno de los pretendientes, reservándose el último de aquellos el partido mejor posicionado, convencido de la mayor rentabilidad de la etapa más próxima a la nueva convocatoria electoral, aunque esto no esté aún suficientemente contrastado (de todas formas, ya decía Bismarck que la política no era una ciencia exacta).

Veamos qué pasa (o ha pasado), por ejemplo, en La Palma. De los gobiernos locales de coalición en esta isla nacidos al amparo de los comicios de 2007, sólo en un caso se pactó una distribución temporal de la alcaldía (Puntallana), en el resto de los supuestos los conciertos no supusieron el reparto de la presidencia del consistorio local (El Paso, Santa Cruz de La Palma, Fuencaliente), por lo que tendremos que convenir que, cuando menos inicial o potencialmente, no han de resultar demasiado rentables, en términos electorales. Si, encima, las delegaciones que recaen en los concejales del socio minoritario no llevan aparejada la facultad de resolver mediante actos administrativos que afecten a terceros, la “rentabilidad” ha de resultar prácticamente nula (y esto, salvo en el Cabildo, suele ser lo habital -por sorprendente que parezca- en el ámbito municipal). En estos casos, incluso en las áreas gestionadas por el socio menor de gobierno quién seguirá resolviendo será el alcalde que no sólo suscribirá todas las resoluciones de esas concejalías sino que podrá, en muchos casos, gestionar los tiempos de los procedimientos que culminan con su rúbrica. Por eso los acuerdos de gobierno municipal, como mínimo, deberán prever esta circunstancia, de lo contrario, se traducirán en una suerte de superchería, por engaño, para el aliado más débil.

Mención aparte merecen los pactos prescindibles (tenemos un caso), me refiero a aquellos en los que el socio preponderante dispone de mayoría absoluta. En estas condiciones, es obvio que si un partido con apoyos suficientes pacta
es porque le beneficia, bien porque debilita a la oposición, bien por difuminar ciertas responsabilidades, bien por razones de pura estética política. Los beneficios para el socio minoritario, por lo general en posiciones marginales en el Ayuntamiento, yo no los acabo de ver. Mi impresión es que, si los hubiera, no se plantearía la oferta.

Por cierto, en todo esto, primero, y siempre primero, el interés del municipio, del ciudadano; luego, a continuación, el no ser ingenuos, que en política también pasa factura. Ya decía alguien que la política es como patinar sobre ruedas. Se va en parte a donde se desea, y en parte a donde le llevan a uno esos malditos patines. En fin, que cada uno saque sus propias conclusiones. Un saludo cordial.

6 comentarios:

  1. " Sólo quien gobierna para servir...sirve para gobernar". Dejo esta frase como reflexión....Saludos

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  2. Juanjo me ha gustado mucho. Y si que creo que has planteado muchas tesis para reflexionar!! Damaris

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  3. Creo que he repetido en el post que el análisis, siempre somero, es exclusivamente en términos electorales, nada más, y que siempre, en primer lugar, debe valorarse el interés de los ciudadanos y del municipio. Y sólo después otros intereses. Precisamente he insistido en este aspecto para que no hubieran interpretaciones equivocadas. Lo que, en realidad, pretendía destacar es que en la mayoría de los pactos las delegaciones del alcalde son de mera gestión y esto pueden admitirlo los concejales del mismo grupo politico, pero no debería hacer lo mismo el socio de gobierno, que habría de exigir delegaciones completas, esto es, con facultades resolutorias.

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  4. Cuando se suscribe un pacto a mi entender debe primar el beneficio de la sociedad y no los beneficios del partido, que creo que eso a lo que se refiere J.J en su aclaración. Pero dejándonos de poner aquí lo que estamos cansados de oir argumentar a todos los responsables políticos cuando hacen un tipo de pacto contra natura y que en cierto modo resulta una traición al voto concedido en las urnas casi siempre, porque nada me parece más divertido que ver que tipo de pelogrulladas se es capaz de decir en el intento de justificar algo injustificable. Estoy de acuerdo en lo que se refiere a que muchas veces se suscriben pactos absurdos yo a estos los llamo matrimonio no consumado, después están los matrimonios obligados donde el partido más votado (pero no con mayoría) tiene que tragar con el chantaje constante de su socio de pacto (en minoria siempre) y por último cha..chan...chan la pareja de prometidos en los que resulta un continuo tira y afloja (en igualdad de condiciones)donde el uno no puede supervivir sin el otro, me gustaría poner un ejemplo de cada uno de ellos, porque haberlos los hay ja ja ja. Ah! por cierto me olvidaba de un tipo de personaje con papel secundario que siempre es satélite de estas situaciones, y que es el fiel amante el que está preparado para sustituir a alguna de las partes integrantes de estas relaciones antes mencionadas y que acuden raudos y veloces a ofrecerse como salvadores de la estabilidad, argumento tan ta esgrimido. Bs a todos.

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  5. Hay algo que no tratas y es fundamental en todo municipio, al menos igual que la organización, la colectividad vecinal o población. Es precisamente este elemento el que me hace responder de forma coloquial a tu artículo.

    Estando de acuerdo con casi todo lo que escribes, resaltaría como hace Tomás Cobo Olvera al comentar la ampliación de competencias ejecutivas del Presidente , tras la reforma de régimen local llevada a cabo por la Ley 11/1999, “dos efectos distintos: uno negativo, al asignarle al Alcalde o Presidente demasiadas competencias; otro positivo, al ser posible más dinamismo en la gestión, pues no se necesitan acuerdos plenarios, sobre todo en Entidades locales que carecen de gobiernos con mayorías suficientes”.

    Ahora bien, aun contando con este efecto positivo- puede ser cuestionable - de dinamismo en la gestión, con frecuencia y por necesidad los partidos políticos acuden a los pactos municipales a fin de dar cierta estabilidad a la organización. No obstante, y como tú bien señalas, de los socios en el gobierno municipal siempre hay al menos uno que no obtiene la rentabilidad deseada e incluso sufren un desgaste de credibilidad ante un electorado potencial, precisamente por ese carácter presidencialista fuerte que tienta al titular- la mayoría de las veces- a reservarse y no repartir entre otros socios, áreas y delegaciones con verdaderas facultades no sólo para dirigir y gestionar los servicios correspondientes sino también la de resolución mediante actos administrativos que afecten a terceros.

    Pero, si bien todo esto es cierto y concluyes con la poca rentabilidad de los pactos municipales, es en la población en la que inciden estos pactos con una escasa o nula rentabilidad, y con frecuencia traducible en ninguna calidad de los servicios, en la satisfacción de las necesidades y expectativas de los ciudadanos, ante la imposibilidad de desarrollar el grupo de gobierno no ya un programa sino un proyecto común.

    Diría más, estos “socios” están más ocupados y preocupados por las estrategias y alianzas de sus partidos que en el bienestar y satisfacción del ciudadano. Entonces ¿quién es el que gana y quién el que pierde? Claro que entiendo lo que planteas, la rentabilidad política dejando a salvo y por supuesto en primer lugar el interés general, pero lamentablemente las consecuencias las padecemos nosotros los ciudadanos.

    En fin, esta política de pactos es un producto más del juego democrático y que como dice José Antonio Marina en La pasión del poder “…la democracia se consolida como el mejor procedimiento para gestionar el poder y definir el estatus del gobernante, el de ciudadano, y los vínculos entre ellos.”

    AHORA.
    Saludos

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  6. Un hecho objetivo es que los pactos son necesarios pero no imprescindibles en política, y que el consenso en ocasiones es un sueño imposible, lo que ya no lógico es delegar sin competencia para resolver, ni pactar porque a alguno le guste eso de que lo llamen "concejal de..aunque no pinte nada y me envistan todos los toros" . Y si algunos no entienden la ruptura del pacto "necesario" en la Capital, en el Valle de Aridane menos se entiende que se mantenga,hay dos concejales de PP con CC, que más parecen nacionalistas que populares ,que al margen de entregarse sin remordimiento a las dos áreas más conflictivas, y estar ahí pagando el tributo a no sé sabe quién, es de lo menos rentable electoralmente para el PP de toda la isla.
    Concejales que además son ninguneados por sus socios de forma abierta y en los pasillos a golpes de crítica sin piedad, y encima se creen imprescindibles.
    Uno no puede estar en un sitio apoyando una política que ni tiene rumbo ni clase, dando la cara por los demás , sin creer a los que saben que ese rumbo es totalmente estéril.
    Sería mejor que alguien les explicara que el partido es lo primero, que pasaran rápidamente a la oposición, y trabajaran como sus compañeros de CS de La Palma, para ganar las elecciones porque como no se vayan en unos meses, cuando ya alguno no pueda mentir más por otros, nunca ganará la Alcaldía y esta isla tiene una gran oportunidad en los dos grandes Municipios, al menos para despejar a algunos que de tanto poder y abuso de él, se han olvidado de ser demócratas.

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