miércoles, 25 de noviembre de 2009

NI UNA MÁS

El 25 de noviembre se escribe de color rojo en los calendarios. Es el rojo de la sangre de tantas mujeres asesinadas, de tantísimas mujeres maltratadas por sus maridos, por sus parejas. A decir verdad, no sé por qué a esta sinrazón la llaman violencia doméstica, cuando se trata, sin duda, de una violencia irracional, salvaje, cobarde, gratuita.

La fecha la pintaron de rojo en los almanaques en 1981 (aunque en 1999 las Naciones Unidas la ratificara), cuando se propuso como Día Internacional contra la violencia hacia la mujer en el primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe que se celebró aquel año en Colombia, continente, por cierto, donde el problema es pandemia, como observamos en España donde muchas de las mujeres vilipendiadas, masacradas, son de origen hispanoamericano. El día no fue elegido al azar, por supuesto: recuerda un vil asesinato cometido en 1960 por la policía secreta de Rafael Trujillo, sanguinario dictador entonces de la antigua isla de La Española, es decir, de la República Dominicana (1930-1961). Por su activismo político, las hermanas Mirabal fueron inmoladas a garrotazos, luego descuartizadas y más tarde lanzadas al vacío por un precipicio, como cualquier basura. Precisamente Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, aquellas mariposas de la libertad, son hoy todo un símbolo para las mujeres dominicanas.

En la actualidad, no sólo el sexo femenino, sino la sociedad en general, se rebela ante una situación que, en pleno siglo XXI, está aún muy lejos de normalizarse. Porque el maltrato que sufre la mujer se manifiesta de múltiples formas. En gran parte es visceral, físico, contundente, en el que el hombre desbarra y aprovecha la fuerza de género para desacreditarse a sí mismo, en un acto de supina cobardía y sinrazón. Pero también se revela como maltrato la violencia psíquica, el acoso sibilino de la prepotencia, de la imposición, del grito más alto, de la desconsideración y el menosprecio. La mujer en casa y, si es posible, con la pata quebrada.

Hace unos años (a lo mejor, no me creéis) fui testigo de un episodio de flagrante maltrato. Creo que fue en junio de 2002, cuando estaba hospedado en un hotel de Marbella con motivo de un curso de actualización del Máster de Derecho del Deporte que había hecho unos años antes. Una de las mañanas, al salir de mi habitación, oí unos gritos que procedían de un pasillo contiguo que no alcanzaba a ver desde mi posición, porque doblaba la esquina. Realmente preocupado, me acerqué al lugar de marras –nunca intuí el motivo- y contemplé, espantado, como un hombre (bueno, un hombre…) zarandeaba y gritaba histérico a una mujer que permanecía –sin mover un músculo- en el suelo, azorada, muerta de miedo, con la maleta hecha. Eran extranjeros, los dos. Sin pensármelo, comencé a llamarle la atención al “delincuente” (¿a ese energúmeno no puede tildársele de presunto no?) y este me respondía increpándome, aunque yo lo único que alcanzaba a comprender de lo que me decía (¡ay mi inglés!) era “my wife”. Esto lo repetía insistentemente, dándome a entender que debía irme por donde había venido, que aquella era su esposa y que por eso podía hacer con ella lo que le viniera en gana. La mujer, sin palabras, me miraba suplicando socorro, transmitiéndome encogida que, por favor, no la abandonase. Temía dejarla sola, por eso ni tan siquiera podía retirarme un momento para llamar a seguridad. La verdad es que –osado, quizás- me encaré con el susodicho “delincuente”. El "tipo" seguía perserverando y vociferando sus “derechos históricos”: “my wife”, "my wife". Pero, al comprobar que no me iba, a aquel trastornado no se le ocurrió otra cosa que ir a por unos grandes maceteros que había en el pasillo para lanzármelos, sin contemplaciones. He de reconocer que, en aquel instante, también pensé en mi integridad física –merecería la pena tanto riesgo (¡quién no se acuerda de Neira!)-. Además, tampoco tenía mucho espacio para moverme y sortear los lanzamientos. Por fin, tras esquivar los dos primeros, y mientras volaba el tercer macetón, se abrió una puerta a mis pies, y otro extranjero (no había salido nadie más de las habitaciones) me ofrecía su habitación como refugio. Fue entonces cuando me resguardé –valorando mi años futuros- y pudimos llamar a seguridad. Al “delincuente” lo echaron de inmediato del hotel, aunque aún me lo encontraría de frente dos veces más, y al menda, o sea a mí, la dirección del establecimiento me obsequió con una botella de champán, que -no podía ser de otra forma- me bebí por la mujeres, aunque pensando todavía en aquel maldito “my wife”, “my wife” que repetía tamaño cabronazo. En fin, ni una más...

Se acabaron las lágrimas: http://www.youtube.com/watch?v=yeb2bNs7Oa4

12 comentarios:

  1. Perdónenme pero hoy es un DIA para mí nefasto, primero porque tras muchos años de lucha es hoy cuando más consciente soy que esta lacra enquistada en nuestra sociedad no responde ante las medidas tomadas tanto legislativamente como policialmente (insuficientes siempre) cada vez que llega la triste noticia de una mujer muerta supone un fracaso, si un fracaso no solo de las medidas de protección sino un fracaso de la sociedad y aunque el maltratador y asesino casi siempre coincide con un mismo rol, si que me parece de suma importancia la labor educativa en nuestros niños, por dios! intentar que no se repitan estas conductas en ellos. También me irrita de manera considerable cierto protagonismo patético de nuestros políticos, que se ponen el lacito malva que hacen una suelta de globos (por supuesto con su fotógrafo), pero que cuando les pides ayuda miran para otro lado, si para otro lado como lo leen, en Canarias hay varias asociaciones que hacen un labor callada y llena de dificultades sin ayuda de estos del lacito, para poder proteger a estas mujeres, no puedo aquí desvelar mucho puesto que uno de los problemas a los que se enfrentan estas personas desinteresadas y anónimas es precisamente evitar ser agredidas por estos animales. Los pisos que se utilizan para poder dar refugio a las mujeres deben ser cambiados constantemente porque unas veces son desvelados por las propias víctimas y otras muchas por el tremendo escándalo que hacen nuestra fuerzas y cuerpos de seguridad cuando se les llama porque están siendo atacadas. Por desgracia he tenido muchos momentos jodidos, desde conocer personalmente a una de las víctimas y nada más al mes de estar protegida, como vivir en mi propia familia la desgracia de lidiar con el maltrato de mi hermana, es imposible plasmar aquí la rabia e impotencia que se siente y solo te anima a seguir el rayito de luz que se ve al final del túnel. Como digo puedo contar aquí verdaderas atrocidades, pero hay una que no se me puede olvidar que evidencia un poco como se entiende el maltrato por algunos hombres, se había llamado a la policía porque el hombre tenía a mujer cogida por el cuello y con la mitad del cuerpo fuera de la ventana (era un cuarto piso), por cierto de esa experiencia se aprendió y ahora se buscan pisos en bajos o en primera planta, cuando llegó la policía y lograron que la soltara me quede petrificada al oír una conversación entre uno de los policías y el maltratador, le decía "venga hombre déjala no ves que es un puta y está protegida por estas machorras ya tendrás ocasión de cogerla a solas" Que haces ante esto???? por supuesto denunciar lo primero (que se hizo por supuesto), pero les aseguro que esa frase hizo mas mella en mí que el haber recibido un puñetazo o dos o tres. Quiero dejar bien claro que este caso no es el fiel reflejo de todos/as las personas que tienen la responsabilidad de proteger, para nada, simplemente me tocó el peor, por otro lado hay profesionales muy comprometidos, que una manzana podrida no sea el reflejo de toda la cesta. Bs

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  2. Muy bueno el articulo, no sabia lo de tu experiencia paranormal, digo, con el anormal

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  3. A Gaby, que se nota su enorme sensibilización, quizás por la experiencia directa que le ha hecho vivir muy de cerca este problema, mucho ánimo...

    Felicidades por tu artículo JJ, que supone un gesto de reconociemitno y visibilidad del problema.

    Sólo me gustaría hacer una pequeña puntualización o apunte. Cuando hablas de violencia doméstica (que es lo que habitualmente oimos en los medios), nos estamos refiriendo a cualquier tipo de violencia que se da en el ámbito de convivencia de un grupo de personas. Supondría violecia entre padres/madres-hijos/as, hijos/as-padres/madres, hermanos/as-hermanos/as,...En cambio, la violencia a la que te refieres, a la que nos referimos hoy, sería la violencia de género, ya que supone un acto motivado y "respaldado", por cuestiones de género y todo lo que ello conyeva implícitamente. Creo que es importante diferenciarlo.

    Estoy totalmente de acuerdo con el primer comentario, en lo que se refiere al papel de los políticos/as con respecto a este tema, con lo de la suelta de globitos, fotos, actos - homenaje,...Creo que es más importante, necesario y urgente otro tipo de apoyos y respaldo que permitan que esta lacra empiece ya desaparecer, aunque sea en silencio y ello suponga no publicitarse y hacer campaña política a costa de ello.

    Apoyo también el principio de que etse es un problema que hay que trabajar y erradicar desde la infancia, a través de la educación de nuestros hijos/as, alumnos/as, hermanos/as,...Estamos viviendo una crisis de valores que está afectamndo a muchos aspectos de nuestra sociedad. A veces nos empeñamos en diferenciar y trabajar de forma parcial la violencia. Que si violencia doméstica, que si violencia de género, que si violencia escolar (a la que también haces referencia en un post anterior), que si violencia juvenil, etc, etc, etc, ... y no nos damos cuenta que al fin y al cabo, es violencia y que la receta para vencerla, es la misma para todos los tipos. Valores, señores, Valores!!! Igualdad, solidaridad, empatía, TOLERANCIA, respeto,...Y eso hay que transmitirlo e inculcarlo. Si así lo hiciéramos tendríamos una sociedad, un mundo mucho más sano y sibilizado...

    Aprovecho también este huequito para acordarme de todas aquellas mujeres que, en todo el mundo sufren un sinfín e inimaginable número de maltratos, vejaciones y privación de derechos básicos, por el simple hecho de ser mujeres.

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  4. ¡Siempre serás el mejor! Besotes

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  5. Me ha gustado mucho el articulo de Juan José, escribe claro y directo, todo me ha parecido importante porque es una verguenza para la sociedad tener tremenda lacra. Deberíamos entender que de nosotros depende la denuncia de estos hechos, y tambien, cuando se habla de la violencia de género se omite hablar del hombre maltratado, no son muchos los que denuncian, pero estan ahí, su mención es escasa por no decir nula y pienso que hay que ser justos con ellos.

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  6. Estupendo artículo. Tenemos que seguir HABLANDO, ESCRIBIENDO sobre esto. Se ha avanzado pero no lo suficiente. Todavía para muchos es un "asunto privado", de "familia"...Considero esencial la educación en valores. Los niños de hoy tienen que crecer sabiendo respetar a sus hermanas, a sus madres a sus amigas y compañeras. Los padres, profesores, medios de comunicación no podemos bajar la guardia.Y más sabiendo, según se publicaba estos días, que el maltrato crece entre los jóvenes y no se circunscribe a generaciones anteriores. Algo falla en nuestra sociedad ¿qué les pasa a los hombres, bueno...a algunos hombres? Tanto les cuesta ver en una mujer a una igual, ¿a qué tienen miedo?

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  7. Empezaré esta vez primero felicitando a J.J primero por hacer frente y denunciar esa situación que viviste y segundo por este artículo que de una forma u otra a todos nos afecta. Está claro que la violencia genera violencia, y coincido con los demás comentarios en que quizá la base fundamental es la educación, lo que recibe o vive nuestros hijos/as y por otra parte quizá no exista todavia ninguna ley suficiente que penalice estas aberraciones(a quien corresponda hacer leyes que se aplique el cuento) y por último denunciar cualquier maltrato. Desde aquí un chapó de quitarse el sombrero a los profesionales que ayundan a ver la luz a estas personas.

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  8. Nadie puede guardar toda el agua del mar
    En un vaso de cristal
    ¿Cuántas gotas tienes que dejar caer
    Hasta ver la marea crecer?
    ¿Cuántas veces te ha hecho sonreír?
    Esta no es manera de vivir
    ¿Cuántas lágrimas puedes guardar
    En tu vaso de cristal?
    Si tienes miedo, si estás sufriendo
    Tienes que gritar y salir, salir corriendo
    ¿Cuántos golpes dan las olas
    A lo largo del día en las rocas?
    ¿Cuántos peces tienes que pescar
    Para hacer un desierto del fondo del mar?
    ¿Cuántas veces te ha hecho callar?
    ¿Cuánto tiempo crees que aguantarás?
    ¿Cuántas lágrimas vas a guardar
    En tu vaso de cristal?
    Si tienes miedo, si estás sufriendo
    Tienes que gritar y salir, salir corriendo.

    AMARAL ("salir corriendo")

    Abrazos

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  9. Desde luego que también hay que apoyar a esos hombres maltratados estoy totalmente convencida de ello, pero lo evidente y contundente es que las casi 50 victimas que engrosan esta estadística son MUJERES, y que a muchas de ellas seguramente lo peor que les ha podido suceder no es la muerte como acto físico, sino que se han pasado varios años muertas en vida con un sin fín o sucesión de golpes y "tequieros". Sobre el comentario o pregunta ¿Que les pasa a algunos hombres? hay un fenómeno que se da cada vez más, y que de ello deja buena cuenta algunas de las estadísticas y estudios llevados a cabo por el observatorio de violencia machista, y es el postmachismo, que es una posición neutra en la que se trata de cuestionar los avances en igualdad, presentándolos como una ataque a las posiciones y como algo contra lo que hay que luchar. Bs

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  10. JAC (desde facebook)26 de noviembre de 2011, 11:13

    Mi más cordial felicitación. No tanto por el artículo, que la merece, como por tu modélico comportamiento en tan comprometida situación. Si todos actuasemos así, en lugar de mirar hacia otro lado...

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  11. Eres muy valiente, gracias por tu apoyo :-) εїз Monarca

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