domingo, 13 de diciembre de 2009

EL JURADO

 (USA, 2003), de Gary Fleder
Basada en la novela homónima de John Grisham, “El Jurado” es una película que gravita sobre los valores de la ética, la justicia, los valores democráticos y la generosidad. La viuda de una víctima de una masacre demanda al fabricante del arma homicida, una importante industria armamentística. La apuesta es fuerte y el juicio será explosivo. Hay millones de dólares en la balanza y un especialista en jurados sin escrúpulos, Rankin Fitch (Gene Hackman) pretenderá por todos los medios garantizar que el jurado sea favorable a su cliente (la empresa de armas). La tensión crece hasta que se descubre que uno de sus miembros, Nick Easter (John Cusack) intenta manipularlo. Entonces las tornas cambian. ¿Qué puede ocurrir cuando todos los implicados en un caso están dispuestos a hacer cualquier cosa por ganar? La película constituye una estremecedora revelación sobre la manipulación y “compra” de un jurado, la máxima representación de la participación ciudadana en la justicia. En una conversación entre Fitch y Easter para cerrar un trato para comprar el veredicto, este último señala: “Comercio, política, deporte. ¿Qué no es corrupto? ¿Existen los jurados objetivos?”.

El personaje de moral inquebrantable, recta e incorruptible lo representa Wendall Rohner (Dustin Hoffman), un abogado sureño de consistentes principios y un sincero interés por su causa. Como en otros trabajos cinematográficos, su integridad y honradez se pondrán a prueba, sin éxito. Rohner, ante la oferta de Marlee (Rachel Weisz), la compañera del testigo infiltrado, que le plantea comprar el veredicto, le interroga de esta guisa: “¿Quién le hizo daño? ¿Quién la convirtió en lo qué es? ¿Cómo puede comportarse así?" Al final del film, el abogado Rohner decide rechazar la oferta: “Por mucho que quiera ganar este caso, y quiero ganarlo, después de 35 años de dedicarme a esto, creo que es más importante poder dormir tranquilo por las noches (…) Me arriesgaré, no le daré ni un centavo”, - concluye.

La escena más escalofriante se desarrolla entre Fitch y, por supuesto, Rohner, frente a frente en el baño de los Juzgados.
Fitch: “¿Ha basado su estrategia en la conciencia de otro?
Rohner: “La he basado en mi propia conciencia.”
Fitch: “Ahora lo entiendo un hombre de moral que vive en un mundo de moral relativa”.
Rohner: (…) “Se trata de que esta jugando con mi cliente, con mi caso y con las reglas de la ley que gobiernan nuestro país.
Fitch: “No lo tenía por patriota (…) dada su manifiesta indiferencia por el derecho a llevar armas ¿recuerda la 2ª Enmienda”? (…) “Cree que el jurado medio es como el Rey Salomón” (…), “es un albañil con hipoteca, quiere irse a casa y sentarse en el sillón y ver los programas de la tele y le importa un jodido rábano la verdad, la justicia y el estilo de vida americano”.
Rohner: “Son personas Fitch”. (…) ¿Sabe qué Fitch? Perderá, puede que este caso no, y el siguiente tampoco, pero algún día perderá. He visto a tipos como usted antes. Porque no puede albergar tanta soberbia sin ser infeliz en la vida. Un día se encontrará solo en una habitación llena de sombras y lo único que tendrá será el recuerdo de las personas que ha destruido”.
Fitch: (…) "Puede que tenga razón, pero la verdad es que me importa una mierda."

En la película subyace también una cuestión recurrente en Estados Unidos como es la facilidad de la población para acceder a las armas de fuego y los grandes resortes de poder de la industria armamentística. Es profundo el debate que sigue abierto en la sociedad norteamericana sobre su legislación en materia de armas que arranca de la 2ª Enmienda de la Constitución que ampara este derecho, aunque se incluyera en el contexto de una sociedad muy distinta a la actual.

La reflexión sobre la ética también está presente en las funciones del equipo de Rankin Fitch que, rozando la legalidad, se dedica a estudiar los perfiles psicológicos de los miembros del jurado. La rectitud moral de todos los personajes no quedará despejada hasta el final de la película, como signo de la propia sociedad actual, en la que nadie está libre de escapar de tesituras similares. Finalmente, el testigo infiltrado (Easter) y su novia Marlee resultan no ser unos personajes amorales, descubriéndose que habían sido víctimas de un tiroteo (en el que había muerto la hermana de Marlee) y donde intervino Fitch manipulando al jurado. Por tanto, era su manera de hacer justicia. En otra escena, ante las consecuencias que la actuación del testigo infiltrado en el jurado estaba ocasionando en otros miembros (uno no soportó la presión y acabó intentando suicidarse), Easter, conversando con su compañera, valora la posibilidad de abandonar (porque no todo vale con tal de conseguir un propósito, por muy admirable que sea): “Están coaccionando a esa gente, pueden llegar a matar” (…) “hay un límite”, -le dice.

La película, no obstante, termina de forma esperanzadora, blandiendo la conciencia de las personas. Marlee y Nick Easter le cuentan a Fitch lo que pretendían (conseguir que dejara de manipular jurados). Aún Fich le pregunta a Easter: “¿Cómo les puso de su parte? He oído que consiguió diez votos, ¿Cómo les convenció?”, pero la respuesta de este resume este mensaje: “Yo no les convencí, sólo evité que usted lo hiciera. Votaron con el corazón (con la conciencia)”. Sáinz Moreno, en fin, sostiene que “la conciencia de cada uno sigue siendo el criterio esencial de toda ética; ese conocimiento que cada uno de nosotros tiene del bien y del mal y que ninguna regla exterior puede hacer callar”

2 comentarios:

  1. Querido JJ

    Te agradezco hayas abierto esta posibilidad. Me apasiona el cine aunque pocas veces puedo disfrutar de una película en una gran sala y me tengo que limitar a las pantallas de ordenador o la tv.

    Recientemente he visto una película española: "Celda 211" y ha logrado impresionarme. Me parece una muy buena película aunque un poco dura. Está muy bien llevada y, aunque el final parece casi el lógico, uno no se lo termina de esperar.
    Describe la dureza de las cárceles y el compañerismo entre presos. Los códigos de honor entre ellos y la fidelidad a un líder.
    En contra, podemos ver a unos funcionarios que no cumplen bien con su deber porque abusan de su poder. Se creen con derecho a todo y permiten lo que les viene en gana.

    Mi esperanza es que este trato no sea verdad. Y que en caso de existir, sean solo casos aislados. Estoy casi segura de que las fuerzas de seguridad del Estado actúan como es debido y nuestros "GUARDIANES" en las prisiones saben cumplir con su deber.

    En fin, en resumen, una buena película española pero que no es tópica o típica.

    Próximamente más comentarios

    Un beso

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  2. Querido JJ.

    Me extraña mucho la poca intervención en este post, de los lectores-seguidores que tienes.
    Quizá sea porque me encanta el cine. Vivir las películas, al igual que los libros, como si fueran historias personales. Las dos horas que duran esa ficción, yo me siento el/la protagonista y llego a sentir casi lo que sienten ellos.

    Hace muy poquito vi Avatar pero en 2D. No se me hizo pesada a pesar de sus 2 horas largas. Es ciencia-ficción pero con ideas nuevas. "No humanos" que son los buenos, y eso me parece atractivo. Siempre los buenos somos nosotros y por una vez, esto cambia. Reconozco que no todos puesto que hay un grupito de "buenas personas".
    La película está enfocada para 3D. Se nota, y los efectos, muy buena. Tiene "puntos" graciosos y con un final feliz. ¿Qué más se puede pedir si no te gusta la violencia y la sangre en las películas? Por eso digo también que es distinta a las de ese género.

    Tampoco es un peliculón así que no vayan pensando que va a ser su film preferido porque se llevarán una decepción. Está bien para pasar un rato entretenido.

    De todas formas, me quedo con las películas que tienen mensaje. De las que puedes aprender algo de la vida y no te dejan indiferente. Mi apuesta de este año, sigue siendo "Celda 211"

    Un abrazo a todos

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