domingo, 24 de enero de 2010

BATUK

Acabo de terminar de leer la novela “El cuaderno azul”, del doctor James A. Levine, recomendada en este mismo blog. Se trata de una desgarradora historia de una joven hindú, vendida como esclava sexual por su propia familia, en Bombay, con sólo nueve años. A decir verdad, no es más que un testimonio de ficción que retrata tantas historias reales, un relato sangrante y patético que nos recuerda, por ejemplo, la triste adolescencia de Somaly Man, premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1998.

Pero Batuk, el sencillo y a la vez profundo personaje de Levine, no tiene la misma “suerte” que la activista camboyana, rescatada de ese pestífero submundo por un cooperante francés con 21 años. Batuk, tras un periplo por el infierno de algo más de seis años, acabará postrada en la cama de un hospital lacerada y tuberculosa con apenas 15, como tantas otras niñas o adolescentes, más de dos millones, que son explotadas sexualmente (recibiendo todo tipo de maltratos y vilezas) cada día en el mundo.

Leía recientemente en la prensa local nuevos casos de pedofilia o de pornografía infantil por Internet (pensemos que en España son prostituidos más de 5.000 niños cada día), acaso los primeros estadios de esta lacra. Instintivamente relacioné ambos desafueros. Porque, en realidad, son lo mismo: una pestilente perversión, alimentada por proxenetas, que revienta las entrañas del hombre. Sí, India, Thailandia, Camboya... pero también Madrid, Barcelona, Valencia...
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Por cierto, los beneficios del libro van destinados a programas que luchan contra la violencia sexual sobre los menores. Merece la pena la inversión.

3 comentarios:

  1. Querido Juanjo y demás lectores.

    Ciertamente una lacra social, como tantas otras. Pero esta nos toca directamente el corazón porque nadie entiende cómo unos locos o enfermos o no se cómo catalogarlos, pueden experimentar placer con menores. O cómo un padre, un hermano o un familiar puede, generalmente debido a una extrema pobreza e incultura, llegar a dar a una menor a un hombre que, en el mejor de los casos le triplicará la edad, pero que otras muchísimas veces será entregada a una organización en la que la NIÑA sufrirá todo tipo de salvajadas. Solo unos degenerados pueden obviar que la infancia hay que respetarla, que a las mujeres hay también que respetarlas, que a las personas, no se les puede faltar al respeto y desde luego, con estos actos denigrantes, no piensan en el otro sino en ellos mismos.
    Personalmente creo que hay delitos que no se pueden casi perdonar: terrorismo, violencia, y todo lo relacionado con el sexo. Y si encima esto afecta a menores, entonces las penas deberían ser muchísimo más fuertes. Debería ser fuertemente perseguido por todo sistema judicial y policial del mundo entero.

    ¿Cómo alguien puede creerse dueño de la vida de otra persona?

    Ahora, con la gran tragedia de Haití, se dice que muchos menores serán “raptados” para ser “utilizados” de diversas formas: tráfico de órganos, tráfico sexual, explotación infantil. Y ¿cómo luchar por que no ocurra eso desde tan lejos? Me enerva sentirme impotente ante tal salvajada.

    JJ, creo que me voy un poco del tema pero es que estas cosas me indignan y me avergüenzan como ser humano. Podría seguir escribiendo y escribiendo pero creo que otros escriben mejor que yo.

    Besos y abrazos a todos los que leen este blog y por supuesto, al autor del mismo

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  2. Me gustó la entrada. Es un tema que me hierve la sangre.

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  3. LPP (desde facebook)26 de noviembre de 2011, 11:14

    Vi ese libro en el aeropuerto de Barajas y me resultó tan desgarrador que no he podido comprarlo.

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