Hay al menos dos tipos de silencio. Existe un silencio reparador, relajante, cuasi espiritual. Es un silencio buscado, voluntario, reconfortante. Estamos ante una quietud intangible, que es, en realidad, sonora, porque escruta nuestra alma y fortalece nuestro cuerpo. De vez en cuando necesitamos apartarnos de la veleidad de la vida, hacer una pausa y sentir el cosquilleo de la brisa a la orilla de una playa morena o escuchar, en invierno, el sonido limpio de los atardeceres grises. Es música sin notas, una tregua a la velocidad con la que vivimos. Haz silencio a tu alrededor si quieres oír cantar tu alma, decía el poeta italiano Arturo Graf.
Pero existe también otro silencio. El silencio huraño, acongojante y castigador. Es un silencio impuesto, degradante, lesivo. Una calma chicha aparente. No reconforta, hiere, tampoco nos fortalece, al contrario, nos hace aún más débiles y vulnerables. Es un silencio que alimenta el orgullo, la malquerencia, la estupidez humana. No son pocas las veces que nos damos de bruces contra él, sin que podamos evitarlo, pero es una paz engañosa, impostada, que deteriora el espíritu, el alma profunda. También es un silencio sonoro, pero, en este caso, es un sonido estridente, no hay melodía, solo el mayor de los ruidos.
Todos en alguna ocasión hemos experimentado los dos tipos de silencio. Uno se goza, el otro se sufre sin remedio, uno nos santifica, el otro nos hace un daño gratuito. Son las dos caras de una moneda, el envés y el revés de un mismo retorno. El silencio es retórica de amantes, escribió Calderón; juego torpe y sin sentido a veces, elocuente, definitivo, otras.
El primer silencio es sinónimo de sosiego, reposo y tranquilidad. El segundo se refleja en antónimos: ruido, inquietud, desasosiego. El primero lo perseguimos y, cuando lo encontramos, no lo valoramos. El segundo nos visita sin ser invitado, se aposenta en nuestra casa y amenaza con quedarse. Por recomendación facultativa, disfrutemos de una vida con muchos silencios del primer tipo y, por supuesto, con el mínimo de muestras del segundo.
Ufff...fantástico!! Ojalá fuéramos capaces de saber disfrutar más de ese silencio positivo. Que muchas veces nos empeñamos en que se torne negativo, por esa especia de obsesión que tenemos de evitar quedarnos a solas con nosotr@s mism@s. Ese silencio que, reconfornta nuestro espíritu.
ResponderEliminarUna vez más felicidades. Es precioso y acertado!!
Querido J.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este post tuyo. Estoy de acuerdo con esos dos tipos de silencio y también pienso que el segundo, solo hace daño.
Pero también creo que hay un tercer silencio. El que nos viene impuesto.El que se produce en una relación, del tipo que sea, y una de las personas no permite acercarse al otro. Cuando le da la callada por respuesta. Cuando se aísla para “supuestamente” no dañarle. Cuando uno pregunta y el otro contesta con su silencio, que como tú bien dices, es una forma de hablar. Cuando el primero expone sus sentimientos, y el segundo… NADA.
Ese silencio, que es impuesto, daña, y mucho.
Y al final, ese silencio, siempre separa.
Un saludo
Me ha gustado mucho este post. Está usted muy inspirado. Saludos
ResponderEliminar"eso es saber de silencios...como siempre,un placer leerte."
ResponderEliminar"Interesante y reflexivo..."
ResponderEliminarQuerido amigo, una vez más nos sorprendes. No sólo por tu capacidad intelectual, sino, por tu calidad de ser humano.
Es cierto que existen dos tipos de silencios y, que a veces nos equivocamos y creemos tener a nuestro lado, el que más nos apetece en ese momento, sin darnos cuenta que no es el adecuado.
Ahora bien, de vez en cuando, deberíamos preguntarnos si es lo que queremos, sin hacernos juicios críticos y, sacar balance de lo sucedido. Siempre hay posibilidad de cambiarlo. Como tú bien dices, el primero elegido por voluntad propia, te hace crecer y madurar. El segundo, te deteriora...
Un abrazo.
¿Y pq ya no se llama "leyenda personal" sino "la posada de los secretos", que dicho sea de paso, me encanta ese título? Es precioso: la posada de los secretos. Me evoca al lugar donde se puede decir lo que se quiera realmente. Curioso, en este caso, secretos=desahogo, expresión, comunicación, sentimientos...verdad. El lugar donde uno puede ser el que realmente es, sin temer hacer o decir lo correcto. Me encanta.
ResponderEliminarEnhorabuena. Has elegido un magnífico sobrenombre para este apartado.
Saludos.
Después de leer tu Blog sobre el silencio, me gustaría que de alguna manera puedas entenderme. Te explico. Cuando sabes distinguir cual de tus silencios actúa realmente y tienes el control sobre ti, permitiendo que el primer silencio, el del Alma, te conecte con tu verdadero ser, apartando el ego o el yo (el 2º silencio), se produce algo increible: "No sólo eres capaz de escuchar tu primer silencio, sino que también puedes escuchar el primer silencio de los demás".
ResponderEliminarTe voy a recomendar un libro interesante sobre este tema, es bastante profundo. Habla de los dos silencios y la conexión existente con el momento presente que estamos viviendo; se titula "El Poder del Ahora" escrito por Eckhart Tolle, Editorial Gaia Ediciones. Va por su 10ª edición. Evidentemente es un libro de crecimiento espiritual.
Un abrazo.
Muy bonito J.J... y, por cierto, preciosa fotografía la que has puesto....Supongo que en el primero de los silencios sitúas el silencio compartido. No sé por qué, pero normalmente unimos el silencio a la soledad, y no siempre es así. Este post me recuerda - no sé por qué- a la letra de Antonio Vega en “Lo que tú y yo sabemos” y su “sólo al final cobra sentido la soledad, cuando el silencio es total queda el espacio para pensar. Y después, a la hora de volver, conservar el secreto en mi poder. Algo que tú y yo sabemos. Algo entre tú y yo, no hablemos”. (soy "Veguista" hasta la médula, se nota ¿no?) . Qué profunda me he puesto en un momento, oye!!!. Abrazos
ResponderEliminar¡Me alegro de que tengas "overbooking" en La Posada! je,je,je.
ResponderEliminarEn relación a esta última entrada, comparto la clasificación que haces del silencio; aunque creo que uno y otro, corresponden a momentos diferentes de la vida, motivados igualmente por situaciones distintas.
El primer silencio (el reparador, el relajante, el voluntario), puede identificarse como un momento de elevación espiritual. Es posible cuando todo está en orden y las necesidades básicas y otras no tan básicas, están cubiertas. Se podrá "oír cantar tu alma".
Por el contrario, ese segundo silencio, (lesivo, castigador, impuesto), se instala sin ser llamado porque determinadas necesidades (morales, familiares, de salud, estima, afiliación, afecto, protección, etc.), no están satisfechas o no creemos tener cubiertas. Es aquí dónde se centra la preocupación y lo que ocupa la mente. En definitiva, el silencio se convierte en un sonido estridente.
Es una Pirámide: la de la motivación humana y de jerarquía de necesidades; pero en ello estamos, intentando subir pequeños peldaños para escuchar el sonido del silencio.
Saludos
Hola Juan José, he llegado a tu blog por recomendación de una amiga común.
ResponderEliminarMe gustan mucho tus artículos, felicidades.
Recuerdos desde el Barranco de Santos.
Argelio
"*Estoy* ante una quietud intangible, que es, en realidad, sonora, porque escruta *mi* alma y fortalece *mi* cuerpo".
ResponderEliminarNo hubiese encontrado mejor definición para los momentos que me esperan. Mi petición y deseo desde aquí a ÉL:
que mi silencio pueda compartirlo y sienta oír cantar mi alma
Utreia, peregrinos!!
¡Qué belleza en tus palabras! Ahora,cada vez que el silencio reparador y espiritual toque mi alma y consiga hacerla vibrar será inevitable, JJ, enviarte un pensamiento alegre...
ResponderEliminarAna Isabel Núñez
Qué bonito, yo practico el primero,aunque también he tenido del segundo, jajaja. un beso muakassss
ResponderEliminarHay silencios, acompañados de miradas, que dicen mucho más que las palabras. En ellos, son las almas las que hablan...
ResponderEliminarTambién hay silencios voluntarios con la idea de ignorar o anular a la persona con la que estàs hablando o por miedo a no tener una respuesta. El primer silencio que mencionas es necesario en el dia a dia de nuestras vidas. Es de reflexion, meditación , aceptación. Estoy convencida de que si todos tuvièsemos ese silencio todos Los dias, la vida de los seres humanos llamados personas, serīa diferente y por consiguiente nuestro mundo. También, me encantaria seguir compartiendo silencios con las personas que quiero y por supuesto miradas. JJ, Felicidades!
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