domingo, 17 de abril de 2011

VEINTICINCO PRESENCIAS

Desde 1987, la Cofradía de Nuestro Señor del Huerto acompaña a Jesús en su Agonía en el Huerto de Getsemaní en Santa Cruz de La Palma. Son ya veinticinco presencias ininterrumpidas en nuestra Semana Mayor. Veinticinco años desde que unos jóvenes universitarios se comprometieron, sin dobleces y sin demasiadas pretensiones, a "cargar" a Cristo en el Huerto de los Olivos, sobre La Piedra Fría o en El Calvario, convirtiendo su hermandad -con el tiempo- en un eslabón casi imprescindible de nuestra Semana Santa. Un compromiso que, cada año, nos santifica y nos renueva, una servidumbre que, a la vez, nos mortifica y nos libera.

Por ello, hoy nos acordamos de nuestros primeros hermanos, fundadores de una cofradía de Pasión y de servicio a Cristo, de una hermandad que siempre quiso hacer poco ruido, pasando como de puntillas entre las comunidades de la parroquia. Por eso, no decimos sus nombres. ¡Qué más da!, ellos saben quiénes son y Jesús también. Recordamos a aquellos primeros 24 cofrades que soportaron, sin experiencia alguna, a nuestro Señor del Huerto sobre sus vetustas y deterioradas andas, subiendo San José, apretando los dientes, o conteniendo el paso, con dificultades, en el último tramo de pronunciado declive de la calle Jorós. Junto al Ángel confortador, casi siempre un suplicio para los cargadores por su insistente balanceo, y el olivo, apenas unas ramas que cortábamos un día antes del centenario acebuche del patio de la Capilla de la Orden Tercera o, con grave peligro para nuestra integridad física, de otro más joven que se levantaba en una suerte de precipicio al final de La Portada.

Leíamos, y leemos, la Pasión desde entonces. A la salida recitábamos un poema para la ocasión y hacíamos lecturas durante la procesión. Intentábamos, en definitiva, hacer algo diferente, despertar el interés de los católicos dormidos, incitar la curiosidad de los indiferentes. Trabajábamos el programa de Semana Santa, inexistente en aquellos tiempos, y procurábamos hacer un apostolado entre los más descreídos, entre los más decepcionados. Hoy nuestras mejoras en el paso, la edición de libros o DVD, concursos como el de Foto cofrade o cualesquiera otra iniciativa no tienen otro fin.

En nuestra misión está nuestra penitencia: soportar el peso, cargar los pasos procesionales, un sacrificio que a veces no era del todo muy bien valorado. Éramos casi mera "fuerza bruta" de la Semana Grande, y seguimos siéndolo. Pero no nos importa, nos motiva el amor a Jesucristo, a Jesús de los Olivos, y nos consuela el esplendor de la Semana Mayor de nuestra ciudad, a la que hemos contribuido sin mesura pero sin aspavientos. Siempre fuimos una cofradía que apenas levantaba la voz, que íbamos -casi sin preguntar- a donde nos llamaban. Continuamos siendo así, y queremos seguir siéndolo al menos otras veinticinco Semanas Santas. Y, si es posible, compartiendo esta Misa, como desde hace quince años, con nuestra hermanas "dolorosas", una cofradía como la del Huerto, que quiere pasar desapercibida, que más que hablar, susurra, que más que procesionar, ofrece a Cristo un acto de contrición permanente.

¡Ya están los cargadores, que salga la procesión!

Monición de entrada (o lo que sea) para la Misa de la Cofradía de Nuestro Señor del Huerto (17 de abril de 2011, Domingo de Ramos)
Publicado también en http://www.copelapalma.com/

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