sábado, 2 de febrero de 2013

EL EQUILIBRIO DEL ALMA

No sé si todos hemos experimentado la sensación de equilibrio que otra persona puede aportarnos, incluso en la distancia; y no me refiero al ideal de equilibrio que quizás deba presidir la relaciones de pareja, ni a una sensación meramente corporal. Me refiero a un estado emocional, a una suerte de sentimiento de paz sutil, o de armonía casi imperceptible, que nos ayuda a sobrellevar el día a día y a afrontar nuevos retos. Se trata más de un equilibrio del alma que del cuerpo.
 
En nosotros lo puede producir la amistad, un amigo o una amiga especial, pero siempre será pasajero o esporádico, por eso es tan necesario que lo encuentres en tu pareja, en tu compañera o compañero. En una sociedad presidida por el sobresalto, la brutal sacudida, en donde la vida parece irse en un suspiro, el equilibrio se convierte en el necesario ajuste compensatorio, en el revés de una vida precipitada y un tanto delirante que nos permite, incluso en momentos difíciles -con poca base de sustentación-, no caernos. En realidad, este equilibrio que describo incorpora matices de todas las acepciones de la palabra y de ninguna en exclusiva.
 
Dicen que la pérdida del equilibrio corporal nos produce vértigo, lo que puede extrapolarse a las emociones, porque cuando perdemos el equilibrio emocional (sin llegar a enfermar, por supuesto), también nos sentimos como desorientados, confundidos tal vez, y podemos sentir una sensación parecida al vértigo que lastra nuestra entereza y que aflige nuestra alma.
Quizás por este motivo el doctor Alonso Puig (La respuesta, 2012) nos habla de construir una elipse y no un círculo en nuestras relaciones, siguiendo al filósofo existencialista austriaco Martin Buber (1878-1965). En un círculo es fácil que nos convirtamos en su centro, siendo incapaces de ver las inquietudes y necesidades del otro, por lo que alimentamos el lobo; una elipse, por el contrario, tiene dos centros, y entonces comprendemos con rapidez que todos tenemos sueños, tristezas y necesidades y ayudamos al otro a conseguir esos sueños, a iluminar esas sombras y a cubrir esas parvedades, por lo que alimentamos el águila. Por tanto, si configuramos como una elipse nuestras relaciones estaremos contribuyendo a percibir esa sensación de equilibrio que tanto demandamos, porque, como no podía ser de otra forma, el equilibrio siempre será cuestión de sustento, y cualquier cosa se sustenta mejor sobre dos patas que sobre una.

4 comentarios:

  1. ¡Qué importante es esa sensación! Me ha encantado la entrada y comparto tus apreciaciones. Saludos

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  2. Conmovedor. A pesar de que llevo años siendo consciente de la importancia de buscar herramientas para conseguir y mantener mi propio equilibrio emocional, reconozco que vivir una relación de pareja del modo que tu propones es algo magnífico. Ojalá todos busquemos y pongamos lo mejor de nosotros para relaciones como esta que describes. Me ha encantado tu entrada,J.J...Besos.
    Ana Isabel Núñez.

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  3. En cuanto a lo que dice Alonso Puig estoy de acuerdo con él, de hecho no había oído hablar de él puesto que la mayoría de los autores de mis lecturas son extranjeros (hindúes, americanos, italianos...) y españoles más bien pocos, así que ahora tengo un motivo para investigar sobre lo que escribe.

    Creo que la forma de relacionarse construyendo una elipse, es a mi modo de ver lo que funciona entre dos personas, y lo que abunda por desgracia es la del círculo, partiendo de la base de que el que está en el centro sólo se ve a sí mismo como alguien mejor que el otro y desde ahí se construye en el egoísmo, lo que lleva al fracaso a cualquier relación, cuando en este siglo la mayoría estén construyendo una elipse estaremos en el nuevo Mundo de la sensibilidad, donde el hombre una su inteligencia a su corazón y exprese lo que siente sin el menor atisbo de miedo o vergüenza y vea a la mujer como su igual, y la mujer ni sea sumisa que calla lo que siente ni tampoco la madre de su pareja que lo trata como a un niño, sea una mujer que sabe estar sola y feliz de volar como el águila compartiendo su mente, su corazón y su cuerpo con el otro.

    En cuanto al equilibrio creo que hay que sentirlo independientemente, sin necesidad de que tu pareja lo tenga, las personas se atraen por la ley de atracción,lo mismo que eres atraes, por lo que cuando te sientes equilibrado y sientes que tu Alma está en paz entonces los que tienes a tu alrededor ven eso y la persona que quiera compartir en pareja atraerá la misma energía que Es.
    Para ser libre hay que vivir cada día sintiendo Amor y eso significa que estás como el águila tú solito volando y un día sin más en tu vuelo conoces a otro águila y entonces ambos sentirás en el mismo vuelo que pueden volar juntos sin necesitarse porque ambos tienen alas y libertad para elegir a dónde quieren ir...
    Gracias por compartir tus entradas

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  4. amarilla afortunada26 de marzo de 2013, 19:36

    Gracias SONRISA por tu comentario....es afín a mi entendimiento de lo que cada ser, que forma parte de una pareja, puede atraer, ofrecer,compartir. En definitiva descubrirse ante el otro ofreciendo su Esencia, lo más puro, lo mejor de si.
    Asi, siendo transparentes siendo palomas, en paz y equilibrio, con las alas extendidas podrán alzar el vuelo,formando su elipse, llegar a lo más alto, bajar a lo más profundo, sintiéndose UNO, siendo UNO
    Gracias Juan

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