J.J. Rodríguez-Lewis*
Publicado en Diario de Avisos, el 16 de diciembre de 1987
La fuente luminosa de Santa Cruz de La Palma no acaba de poner muy contentos a los palmeros. La obra de Gimbernat que, no obstante, ganó en buena lid un concurso convocado por Cajacanarias, no deja de ser para muchos más que un “monumento a los prismas” de discutible valor estético.
Está en boca de todos que los juegos de luces y de agua pueden (y de hecho lo son) preciosos, pero no deja de ser cierto que la fuente mora en plena entrada a la ciudad tanto de noche como de día. Y de día, es obvio, no se llegan a apreciar los “entramados” positivos y preciosistas de la obra, e incluso de noche, pues la fuente (de día sólo fuente) parece que sólo se pone en funcionamiento los fines de semana.
También se comenta que la fuente no casa con el edificio de Correos, del cual fue benefactor el ministro franquista Blas Pérez González, aunque el arquitecto Gimbernat apuntase que su obra “está concebida de tal manera que no afecte a su contexto, en particular al edificio de Correos”. Muchos se preguntan si no habrá confundido Correos con el edificio “Morera”.
Por otro lado, es de sobra conocido que Gimbernat atribuye un sentido alegórico “pensando en las islas” a las nueve pilastras “amarmoladas” de que consta la fuente. Nos cree tontos, al parecer. ¿O es que si por mor de su pensamiento hubieran sido ocho, o siete, o diez,... en vez de nueve las pilastras, no le hubiera atribuido el mismo sentido alegórico? Islotes y mitos tenemos de sobra para sumar o restar.
De resto, un ruego. Hágase ya la rambla peatonal bordeada de jardines y la rotonda lateral en el puerto. A ver si mejoramos lo presente.
La fuente luminosa de Santa Cruz de La Palma no acaba de poner muy contentos a los palmeros. La obra de Gimbernat que, no obstante, ganó en buena lid un concurso convocado por Cajacanarias, no deja de ser para muchos más que un “monumento a los prismas” de discutible valor estético.
Está en boca de todos que los juegos de luces y de agua pueden (y de hecho lo son) preciosos, pero no deja de ser cierto que la fuente mora en plena entrada a la ciudad tanto de noche como de día. Y de día, es obvio, no se llegan a apreciar los “entramados” positivos y preciosistas de la obra, e incluso de noche, pues la fuente (de día sólo fuente) parece que sólo se pone en funcionamiento los fines de semana.
También se comenta que la fuente no casa con el edificio de Correos, del cual fue benefactor el ministro franquista Blas Pérez González, aunque el arquitecto Gimbernat apuntase que su obra “está concebida de tal manera que no afecte a su contexto, en particular al edificio de Correos”. Muchos se preguntan si no habrá confundido Correos con el edificio “Morera”.
Por otro lado, es de sobra conocido que Gimbernat atribuye un sentido alegórico “pensando en las islas” a las nueve pilastras “amarmoladas” de que consta la fuente. Nos cree tontos, al parecer. ¿O es que si por mor de su pensamiento hubieran sido ocho, o siete, o diez,... en vez de nueve las pilastras, no le hubiera atribuido el mismo sentido alegórico? Islotes y mitos tenemos de sobra para sumar o restar.
De resto, un ruego. Hágase ya la rambla peatonal bordeada de jardines y la rotonda lateral en el puerto. A ver si mejoramos lo presente.
* 20 años.
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