miércoles, 25 de julio de 2007

EL ADALID Y EL NOTICIERO (II)


La prensa palmera en las postrimerías del siglo XIX
Un modelo de periodismo político y polemista de la épocaJ.J. Rodríguez-Lewis
Fátima Llarena Ascanio
Publicado en Diario de Avisos, el 25 de julio de 2007


1 El Adalid. Cuestiones generales y formatoEl Adalid, periódico “político y de intereses generales”, principió el 25 de agosto de 1894 y su último número (nº 66) data del día 28 de diciembre de 1895, aunque de su contenido no se deduzca que fuera su despedida. Su director fue José Gabriel Pérez y Pérez. Desde el 7 de diciembre de 1995, lo sustituyó Manuel Acosta González.
El periódico se imprimía en la imprenta “El Time”, que monopolizaba la mayor parte de las cabeceras que iban apareciendo en Santa Cruz de La Palma, especialmente “independiente” o de orientación “pactista” (El Time, El Pito, El Clarín, La Palma, La Nueva Palma, El Iris, La Patria o El Eco, entre otros) y se editaba semanalmente. Esta periodicidad era la más común, apenas fueron diarios La Constancia, Diario de Avisos, Fénix Palmense, Diario de La Palma o El Tiempo. De los contemporáneos de El Adalid, además del Diario de Avisos, su “adversario” El Noticiero se publicaba tres veces a la semana, aunque luego pasó a dos, como El Dinamo.
El precio de la suscripción mensual era de una peseta. Aún no era común la venta al número, aunque ya podía encontrarse en otros periódicos (El Noticiero, v.gr.). Resulta curioso como se hacían las suscripciones. En su primer número podemos leer como “Advertencia”: Todas las personas que se les reparta el presente número, y no lo devuelvan, se les considerará como suscriptores. La tirada no debía superar los 150 ejemplares (téngase en cuenta que, en 1904, Diario de Avisos tiraba 80, El Grito del Pueblo 130, Germinal, 250 y Fénix Palmense, 300).
El periódico tenía cuatro páginas, el paginado normal en la prensa insular de la época, tanto por las características de las imprentas (máquinas planas) como por la carestía del papel y la delicada situación económica. Este paginado no cambiará en Canarias hasta bien entrada la década de los veinte. Las ediciones se imprimían a cuatro columnas, precisamente El Noticiero, en su primera versión (1872), fue el primer periódico de La Palma que se editó a cuatro columnas.
Lógicamente no encontramos ningún ejemplar que publicara fotografía alguna, “arte” aún incipiente en La Palma y todavía más por desconocida la reciente invención del fotograbado, que será lo que permitirá la reproducción de las fotografías en los periódicos. Sólo encontramos dibujos y grabados, por lo general en la publicidad.
El semanario mantiene la estampa clásica de los periódicos antiguos con el uso del corondel entre columnas propio de la impresión de los periódicos en máquinas planas de plomo, que tenía el propósito de que los renglones no se salieran de su lugar mientras se conformaba la plana.

2 Distribución de la información.Las informaciones se disponen de manera bastante desordenada, con cierto criterio. Las más importantes aparecen en la primera página, en forma de editorial o de crónica política. La información local y el resto de las noticias se recogen en las páginas segunda y tercera, aunque de modo muy asistemático. La publicidad y los avisos constituyen la última página. La mayor parte de las noticias se editan posiblemente infladas sobre cómo llegaban por el telégrafo.
Apenas existe una sección fija, quizás la denominada Cosas varias, que incluía información sobre vapores y pequeñas gacetillas. Con cierta frecuencia encontramos las “secciones” De todos lados (historias, cómics…) o Variedades. A partir del nº 16 incluye durante un tiempo el rótulo Últimas noticias del Correo. En 1895 comenzó a aparecer la sección Noticias de Cuba, que recogía los sucesos relacionados con el movimiento insurgente, ya convertido en guerra, que se desarrollaba en la colonia española, dado el interés que esta información despertaba en la isla por los profundos lazos establecidos con la isla caribeña por la emigración. La información local se centraba básicamente en Santa Cruz de La Palma.
En El Adalid no encontramos parte de la información que era típica en los periódicos de la época: registro civil (nacimientos, defunciones y matrimonios) o ecos de sociedad (viajeros, necrológicas…), ni informaciones propias de la comunicación de masas (deportes, cine, teatro, gallos, toros, etc.). Las noticias sobre sucesos son escasas, así como los comunicados oficiales o la trascripción de normas; son frecuentes, por el contrario, los discursos e intervenciones de sus próceres políticos.
La publicidad (casi siempre la misma) aparece siempre en la última página. En dicha página, los anuncios aparecen normalmente agolpados, reiterativos y mutuamente restados de efectivos. No hay sección de Gacetillas con breves anuncios económicos por palabras que luego fue común, aunque ya existían los “avisos por palabras”, que en este caso se ofrecían “por línea”, a 12 céntimos cada una. Los anunciantes más constantes eran el fertilizador Guano, el consignatario Juan Cabrera Martín, los Vapores-Correos, las máquinas para coser Singer, la propia Imprenta de El Time, la obra de Pedro J. De las Casas Nociones de Geografía Universal y Geografía Particular de San Miguel de La Palma, The Palma Hotel y algunos jarabes pseudomilagrosos.
No aparecen esquelas, supuesto que solía indicar la aceptación del periódico entre los ciudadanos. El Adalid publicaba esporádicamente poesías. Con frecuencia se incluyen también informaciones y referencias de otros periódicos como El Defensor de la Patria de Las Palmas, El Memorándum de Tenerife o La Orotava, así como correspondencia de los suscriptores, como la de aquél que informa de las fiestas de Tazacorte, y telegramas. Uno de sus números incluye a página completa el programa de la Bajada de la Virgen de 1895, que aún se celebraba en el mes de abril y que ya incluía la “danza de enanos” aunque de ambos sexos.

3 Ponderación y contenido de la información.La información política ocupa casi todo el periódico. Normalmente las refriegas con El Noticiero o Diario de Avisos y los comentarios sobre las intervenciones o discursos de Sagasta o del diputado cunero por La Palma Francisco Fernández de Henestrosa son las informaciones más destacadas. Desde agosto de 1895, estos contenidos ceden en parte en el interés informativo del periódico ante el movimiento de insurrección que comienza en Cuba. La escasa información local nunca es la de mayor interés. Los titulares, si los hay, son poco atractivos, a una columna, conformados por una palabra, o un sintagma lo más y apenas informativos.
El género dominante va a ser, por razones obvias, el de opinión. El periódico es prácticamente un editorial, que comprende toda la primera página y gran parte de la segunda. En los editoriales se mezcla la información con la opinión más partidaria. Hasta la relación de noticias están henchidas de opinión y, a veces, de ironía. Es frecuente la crónica política y la noticia aparece siempre en formato de breve.
El Adalid se define como periódico político, que modula con la apostilla “y de intereses generales”. Responde, pues, a ese tipo de periodismo predominante en la época, en el que se defiende los planteamientos de un partido o facción política, del que estos periódicos se convierten en meros portavoces de su ideario y de sus representantes. En su primer número, no obstante, reniegan de explicitar su línea editorial y así señalan: “Desistimos de publicar artículo programa ya que un caso reciente (se refieren a El Noticiero) ha patentizado que son pura música celestial. Lo que un día se asegura de modo aparatoso se infringe al siguiente; la música se troca en infernal, y para evitarnos caer en esta, ofreciendo aquella, nos limitamos a decir que seguiremos la línea de conducta que las circunstancias nos tracen”.
No obstante, la opinión del periódico pronto lo sitúa en la órbita liberal, muy próxima al Partido Liberal Canario representado por Fernando León y Castillo. En el nº3 afirman que comulgan en la “iglesia liberal” y reconocen por Jefes a Práxedes Mateo Sagasta y a Fernando León y Castillo, lo que corroboran con el siguiente aserto: “las órdenes y las inspiraciones de tan ilustres repúblicos seguiremos siempre.”
Los contenidos temáticos del periódico son una constante referencia a su colega conservador El Noticiero (aparecido sólo unos meses antes). Una polémica que alcanza el enfrentamiento enconado, aunque no pase de la refriega dialéctica. El Adalid critica permanentemente de su colega el pasado liberal de sus promotores, a los que denomina irónicamente “los grupistas” (antiguos liberales del “Grupito”). El editorialista tacha al redactor jefe de El Noticiero de “pseudoconservador y republicano apóstata”, a su “vocero” lo llama “el órgano grupista” y a estos “histriones de circo”.
El enfrentamiento, aunque luego se extienda a otros asuntos, comienza en relación con el carácter cunero del diputado liberal por la isla Fernández de Henestrosa y Boza (diputado por este distrito desde las elecciones del 5-3-1893), sobre lo cual contrataca El Adalid recordando casos similares de los conservadores (Somogy o Bernar). Incluso se inventan historias (en Variedades) sarcásticas a cuenta de esta contienda periodística. De este rifirrafe se hacen eco otros periódicos, como el Diario de Las Palmas, próximo también a Fernando León y Castillo.
A Henestrosa lo ensalzaban haciendo acopio de los asuntos que defendía en Madrid: nuevo estudio del muelle, derribo del castillo de San Miguel, reparación del cable, inclusión de la Dirección de Sanidad en el presupuesto, teléfono para la villa de Los Llanos, estudio sobre el Faro de Fuencaliente o dotación de tropa para la isla. De León y Castillo afirmaban lo importante que había sido para La Palma.
Otra contienda periodística, aunque más moderada, se entabla con el independiente y aún vigente Diario de Avisos (1890-), asimismo en torno al diputado Fernández de Henestrosa, al que el Diario critica también por “cunero”. El Adalid acusa al Diario de “sectario” y, como suele ser habitual, defiende a ultranza al diputado liberal. Para ello publica El Adalid la definición que el diccionario prevé para “cunero”: Dícese del Diputado a Cortes impuesto por el Gobierno en un distrito que no es el suyo y señala que el diputado liberal no fue impuesto por el Gobierno sino aceptado por los dos partidos políticos de la isla, por lo que no puede considerarse “cunero”. Un asunto referido a la Dirección de Sanidad enfrentó también a las dos cabeceras.
Fuera de estos conflictos, El Adalid solía incluir sueltos de la prensa de Madrid (El Heraldo, La Época, El Liberal, La Correspondencia de España, El Tiempo, El Imparcial…) y del propio Boletín de Sesiones del Congreso que recogían las intervenciones de Sagasta; así como discursos de éste y comentarios proclives a la figura de León y Castillo o a las intervenciones de Henestrosa (sobre el asunto del cable La Palma-Garachico, v. gr.). También reproduce artículos de revistas o periódicos extranjeros o peninsulares (Revue del Deux Mondes, Las Afortunadas de La Habana o El Día de Madrid). Finalmente, entre los temas de interés general local, que sólo de forma ocasional fueron objeto de tratamiento, debe mencionarse el referido a la carretera de S/C de La Palma a Candelaria.

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