martes, 11 de marzo de 2008

VIERNES DE DOLORES EN SANTA CRUZ DE LA PALMA


J.J. Rodríguez-Lewis
Publicado en Diario de Avisos, el 11 de marzo de 2008

Hasta 1955, el culto público de la Semana Santa en Santa Cruz de La Palma comenzaba durante la mañana del Domingo de Ramos, especialmente con la bendición y procesión de los palmitos en la parroquia de El Salvador. No obstante, sí que se celebraban oficios el Viernes de Dolores con anterioridad, fundamentalmente misas y novenas. En 1934, por ejemplo, se oficiaba por la mañana una Misa de Comunión General en la parroquia matriz organizada por las terciarias dominicas y alumnas del colegio La Palmita. Se cantaban motetes por las niñas del colegio y asistían también los adoradores tarsicios, la Sección de niños de la Adoración Nocturna, que por la tarde efectuaban una Vigilia, con el Señor Manifiesto. Además, hasta los años veinte se celebraba el Sábado y/o Domingo de Pasión la denominada ceremonia de “La Seña” (también el Domingo de Ramos y el Miércoles Santo), preparatoria de la Semana Santa, cuyo origen se remonta, al menos, hasta principios del siglo XVII.

Con el desaparecido investigador palmero Alberto-José Fernández García, podemos decir que nuestra Semana Santa empieza realmente este día desde 1955, con varias celebraciones eucarísticas seguidas de procesión. El propio Fernández García (en sus Notas de 1963) señala que las primeras celebraciones consistieron en un Rosario de la Aurora al amanecer, junto con la imagen de La Dolorosa desde El Salvador, y un Vía Crucis penitencial del Cristo de las Siete Palabras por la noche que partía de la iglesia de San Francisco de Asís con dirección a la Matriz. La primera procesión, con la Santísima Virgen de los Dolores, salía a las 6:30 de la mañana y, al finalizar, se celebraba Misa cantada y de comunión. El mismo oficio, y a la misma hora, se efectuaba en la parroquia de San Francisco. El Rosario de la Aurora, por cierto, era una procesión popular muy extendida que tiene su origen en el siglo XVIII.

El “grandioso y solemne” Vía Crucis en la calle, con la imagen barroca del Santísimo Cristo de las Siete Palabras, de Marcelo Gómez, tenía lugar a partir de las 22:00 horas. En su estreno, este acto se aplicó “por las persecuciones de que es objeto la Iglesia” y en las estaciones predicaban varios oradores sagrados.

Hoy, finalmente, procesionan varias “Dolorosas” que nos muestran, cronológicamente, el primero de los siete dolores de la Virgen, la profecía de Simeón sobre el padecimiento de Jesús. De entre todos los desfiles que preside la Mater dolorosa, destaca el que tiene su punto de partida en la parroquial de El Salvador. La imagen pasionista, de vestir, es anónima y pudiera ser anterior a 1600, aunque sobre su data no hay acuerdo aún. Pertenece al grupo escultórico del Cristo de los Mulatos, crucificado flamenco, probablemente de principios del siglo XVI, que no procesiona en nuestra Semana Santa. El grupo del “Gólgota” lo completa un San Juan, también anónimo de la misma época. Este conjunto es factible que sea el que se encontraba en el arco de la Capilla Mayor en 1603, y que en 1625 estaba rematando su retablo. Para el profesor Fuentes Pérez, tanto esta imagen de La Dolorosa como la del San Juan, no pueden ser de factura tan antigua y opta por atribuírselas a Manuel Hernández “El Morenito” (1802-1871), que debió tallar cabezas y manos aprovechando los antiguos armazones, tal vez del siglo XVII. Este último siglo también es una centuria probable por la grabación que tiene labrada el San Juan en su espalda, 1666. Por ello, se le ha asignado asimismo a Pedro Álvarez de Lugo y Usodemar (1628-1706), de la primera generación de imagineros palmeros.

La Virgen tiene sus manos cruzadas, que es más propio de la advocación dolorosa de la Soledad; es más, guarda semejanzas con la Virgen de la Soledad de Domingo Carmona, de la parroquia de San Francisco. Conviene advertir que esta representación de la Virgen surge en el siglo XV y se extiende principalmente durante el barroco.

Al paso de La Dolorosa lo acompaña la cofradía titular denominada de los Siete Dolores de Nuestra Señora, hermandad de damas (en La Península se conocen como “manolas”, o también “clavariesas”) que viste de luto riguroso y, ocasionalmente, con peineta y mantilla. La cofradía, cuyos miembros portan velones y rosarios, fue refundada en 1985 como continuación de otra creada en 1957, apenas dos años después de la primera salida de su imagen titular, auspiciada por el presbítero José Blas Wandewalle Hernández. La procesión abandona el templo Matriz a las ocho y media de la tarde y recorre las calles de O’Daly y Álvarez de Abreu fundamentalmente, por lo general bajo los acordes de conocidas marchas procesionales del compositor y director militar gallego Ricardo Dorado Janeiro (1907-1988), como “Santos Lugares”, “Cordero de Dios”, “Oremos” o “Getsemaní”.

Desde el Santuario insular de la Virgen de las Nieves procesiona también en horario vespertino, a partir de las siete y media, el paso de Nuestra Señora de los Afligidos. Se trata de una bella efigie neoclásica de Escuela Catalana (“Cap i pota”), de mediados del siglo XIX, en la que se cincela y policroma sólo la cabeza y las extremidades, mientras el resto del cuerpo apenas se talla y, generalmente, se pinta de azul. Esta talla vestidera fue adquirida en 1980 en una galería de antigüedades de Santa Cruz de Tenerife (bajo la advocación de Nuestra Señora de Belén), y fue restaurada y aderezada por el también artífice Alberto-José Fernández García (1928-1984). La imagen se viste con manto y saya de terciopelo negro con encajes dorados y se nos muestra en actitud de “estar caminando”. Desde el año de su adquisición (fue puesta al culto el 20 de febrero de 1980) sale en procesión, aunque durante algún tiempo lo hizo el Miércoles Santo.

Bajo La Dehesa de la Encarnación, por el camino real de El Planto y hasta la que es la primera iglesia erigida en la isla, hoy parroquia de Nuestra Señora de La Encarnación, desfila, entrada la noche (últimamente a las nueve y cuarto, entre un horario de salida de lo más variado) otra imagen de La Dolorosa. Esta efigie, de 1,60 metros, está atribuida a la gubia del militar y escultor palmero José Aníbal Rodríguez Valcárcel (1840-1910). Fechada en 1885, sigue, como otras de la época, las maneras de La Dolorosa de Estévez del Sacramento, de la iglesia de Santo Domingo. La imagen conforma con un San Juan del mismo autor (1885), el Santo Cristo de El Planto, una singular escultura mexicana (hueca) de la primera mitad del siglo XVII, y una Santa Magdalena, obra de candelero del mismo siglo, un interesante Calvario que preside el retablo mayor de la ermita santacrucera del barrio de El Planto en las afueras de la capital. Rodríguez Valcárcel fue discípulo de Aurelio Carmona López y supone uno de los últimos representantes del clasicismo en Canarias.

Hasta 1986 desfilaba también este día la Virgen de la Soledad de Domingo Carmona que partía de la parroquia de San Francisco de Asís. Desde 1987 lo hace el Domingo o Sábado de Pasión (Vía Crucis Procesional). En la actualidad, la imagen que procesiona es la de Nuestra Señora de La Luz de la Pasión, obra reciente de vestir (1995), de tamaño natural y de estilo neobarroco, debida a la gubia del imaginero local Pedro Miguel Rodríguez Perdomo. Al amanecer, finalmente, desde El Salvador, se desarrollaba hasta 1995 un Vía Crucis Penitencial con el Cristo de la Siete Palabras, del citado imaginero palmero Marcelo Gómez Rodríguez de Carmona, fechado en 1781, trasladado hoy a la tarde del Domingo de Pasión, y que volverá a procesionar el Viernes Santo, pero ya sin andas.

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