domingo, 3 de mayo de 1992

EL DEPORTE COMO FORMACION

J.J. Rodríguez-Lewis
Publicado en La Gaceta de Canarias, el 3 de mayo de 1992

Entre todos los temas que he barajado esta semana para El Bisturí, finalmente me he decantado por éste. La decisión tiene poco de irreflexiva y, mucho menos, de arbitraria. El deporte ha sido, y sigue siendo, parte fundamental de mi formación como individuo, como persona. Al que suscribe, no se le escapa que su carácter, su idiosincrasia particular, ha sido pulida en gran medida por la actividad deportiva que ha realizado (baloncesto, principalmente) y que la misma le ha reportado. A decir verdad, la mayoría de mis mejores amigos provienen de la citada actividad, lo que ya es claramente sintomático de lo que digo, por cuanto me he prodigado en diversas facetas que podían habérmelos proporcionado en mayor número.

Pero no quiero hablar de mí, aunque sí creo ser un ejemplo, malo o bueno, de formación humana a través del deporte. En este sentido, en lo que no parece haber discusión es que la actividad deportiva, sin mencionar los procesos de asimilación de la preparación física, técnica y táctica, tiene carácter básico en la formación del individuo, como -incluso- factor clave capaz de contribuir a la conquista de nuevos horizontes.

Es más, en el deporte, los resultados finales, al fin y a la postre, son lo de menos, la mirada furtiva al marcador no es suficiente. En la práctica deportiva concurren otros factores imperecederos, múltiples y pequeños detalles que no se reflejan en las hojas de tanteo, y me refiero a la obra en común con los compañeros de equipo, dentro y fuera de la cancha: se han estrechado vínculos, perfilado el carácter, efectuado gestos que presuponen el sabor del compañerismo, de la tolerancia y del ser humildes, alegres y respetuosos ante el triunfo, maduros y pacientes ante el fracaso.

Reparen en lo dicho: compañerismo, sociabilidad, personalidad, tolerancia, humildad, alegría, madurez, paciencia. Ciertamente, no parece poco. Sin embargo, aún hay más: sacrificio, esfuerzo, constancia, afán de superación, "caer y levantarse". Es demencial que todavía haya padres que no comprendan ésto y que achaquen al deporte todos los males del nefasto rendimiento escolar de sus hijos.

De todas formas, y aparte de todo lo apuntado, aún habría más tela que cortar. Entre otras cosas -soy entrenador de baloncesto-, les puedo garantizar que en los deportes colectivos se desarrolla asimismo el sentido de la anticipación, la habilidad gestual, el  sentido de la situación y la comprensión rápida de situaciones.

Por todo ello, no parece lógico que la actividad deportiva en general siga siendo la hermanita pobre de las políticas públicas, salvo, claro está, que lo que se persiga es tener una juventud imberbe de por vida y adicta a otros "placeres" no precisamente frutos del deporte. Hoy, en consecuencia, reivindico una mayor y mejor inversión en el capital social (las personas) a través del deporte, ya que -y no descubro nada nuevo- este capital, junto al capital real, constituye la base de una mayor productividad  y, por tanto, capítulo fundamental en una política de desarrollo.

1 comentario:

  1. nº 4 DIVINO MAESTRO -MALAGA-

    CÓMO Y CUÁNTO APRENDIMOS , CHICAS Y CHICOS, TODOS ESOS VALORES JUGANDO A BALONCESTO, CUANDO NO ERA UN CONJUNTO DE INTERESES ADQUIRIDOS NI CON AFÁN DE LUCRO...
    AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS
    MC

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