lunes, 9 de febrero de 2009

QUERIDA ELISABETH

Hace mucho tiempo que quiero escribirte, pero una veces por desidia y otras por un equivocado orden de prioridades no la había hecho hasta ahora. Recibí tu primera carta siendo tú aún una niña muy pequeña y, ya ves, hoy me escribes como una adolescente, hecha casi una mujer.

Mas no tengo perdón. Un padrino, o alguien que asuma un rol similar, no puede limitarse a cumplir con un compromiso económico, encima ciertamente diminuto, y no mantener con su ahijada, o al menos intentarlo, ni la más mínima relación siquiera epistolar.

Durante muchos años hasta los compromisos más intrascendentes postergaron esta carta que siempre quise escribirte. Una y otra vez la dejaba pendiente, a expensas de un momento, que nunca era propicio, en el que el sosiego ayudara a hacerte partícipe de algo más que un numerario frío y sin alma que recibías de un desconocido del que tampoco habías visto su cara. Y mientras tanto, tus cartas sí que me llegaban, una tras otra, como un martillo pilón sobre mi conciencia. Porque tú nunca me fallaste.

Mas no tengo perdón. En este tiempo han pasado demasiadas cosas en mi vida por delante de aquella foto que un día me enviaste. De aquella tierna y limpia mirada que nunca me paré a contemplar más de un momento o de aquel cuerpo indio en formación que parecía no querer hacerse mujer. ¿Para qué?

No hay disculpa posible para tantos años de indolencia, en realidad, de no saber claramente lo que es importante en la vida. De aferrarme al cuerpo en lugar de al alma de las cosas y de asirme a lo insustancial en vez de a la profundidad de los acontecimientos. ¿Y tú qué me pedías? Apenas unas líneas, apenas unas palabras de cariño que tu esperanza recibiera con agrado.

Mas no tengo perdón. No sé aún si esta carta llegará finalmente a tus manos, ni qué conducto seguirá. Ten por seguro que, de aquí, parte desde el corazón… Por eso, no creo que se pierda en el camino, ni que encalle en el estrecho que nos separa. Las palabras que salen de corazón suelen llegar a su destino. No hay obstáculos que no revuelvan ni piedras que no sorteen.

En fin, confío en que, pese a todo, disculpes mi pereza y perdones mi desapego. Te prometo que esta sólo será la primera carta de, al menos, tantas como de ti reciba.

Cuídate mucho y un beso muy fuerte para ti y para tu familia.


J.J. Rodríguez-Lewis

*Digna Elisabeth es una niña de 15 años que vive en una humilde comunidad del Ecuador.

9 comentarios:

  1. Que bonita la carta que publicas en tu blog a tu ahijada. Es precioso lo que le dices y que reconozcas (además publicamente) el hecho de no haberle correspondido en su empeño de establecer, aunque sea en la distancia, una relación contigo. Seguro que con esta carta Elisabeth, se sentirá muy orgullosa de su padrino...

    De verdad, es preciosa la carta y también tu sentimiento.

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  2. Hermano....es la primera vez que entro en tu blog con tiempo para detenerme a husmear en tus "cosas"...y tengo que decirte que este blog ERES TÚ.
    Me llena de satisfacción (más que a S.M. El Rey, jeje) que seas como eres y que seas hermano mío.
    Sobre "Querida Elizabeth", he decirte que me llegó al alma...Te pasa como a mí con Víctor Alfredo, aunque no los conozcamos en persona les amamos...
    Recibe un abrazo enorme.

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  3. A qué no cuesta tanto trabajar tu alma? Ves como eres capaz de ser cercano, auténtico, solidario y hacer sentir a los demás emociones, no sabes lo que me ha gustado. Un beso

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  4. Al final....se acaba una enganchando al blog y todo.Muchas felicidades por todos tus artículos.Eres muchas cosas pero sobre todo buena persona.Un abrazo

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  5. JJ, muy real y muy bonita, pero hay cartas que cuando llegan, ya no hay nadie y siempre nos queda la pena de no haber podido escribirlas antes.

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  6. TV (desde facebook)14 de mayo de 2012, 22:18

    Nunca es tarde para enmendar esa pereza,y seguro que con cartas tan bonitas como esta,¿Quien no te perdonaría?Un besito JJ eres único.

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  7. TV (desde facebook)14 de mayo de 2012, 22:19

    Nunca es tarde para enmendar esa pereza,y seguro que con cartas tan bonitas como esta,¿Quien no te perdonaría?Un besito JJ eres único.

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  8. AIN (desde facebook)15 de mayo de 2012, 21:17

    ‎"Las palabras que salen de corazón suelen llegar a su destino. No hay obstáculos que no revuelvan ni piedras que no sorteen".¡Qué bonito, Jota!

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