lunes, 12 de octubre de 2009

UN LIBRO ANARQUISTA Y LAS DOS ESPAÑAS VERSIÓN DOMÉSTICA


Recolocando repisas encontré un viejo libro, editado en Argentina durante el franquismo, que firma Gastón Leval. El francés Leval (1895-1978), seudónimo de Robert Pillar, fue un destacado anarquista que vivió mucho tiempo en España y que sobresalió también como historiador de la "revolución española" y de las colectividades anarquistas o libertarias. El libro –con toda seguridad- lo recibí cuando hace ya unos cuantos años unos tíos míos –de férreas ideas comunistas- dejaron su casa en La Palma para trasladarse a vivir a la Península.

La interesante obra de Leval me descubrió que, durante la Guerra Civil, en España se había desarrollado la experiencia real más extensa de comunismo libertario; entre otros ejemplos, la colectividad agraria de Játiva, la pequeña ciudad industrial de Granollers, la sindicación de más de 25.000 trabajadores en Alcoy, la organización de un microcosmos armonioso en Más de las Matas (Teruel), donde no se empleaba el dinero ni la moneda local, o la colectividad de Binéfar.

Pero me provocó más reacciones el libro de marras, como digo heredado en vida de mis tíos “rojos” (cariñosamente “rojos”); me evocó mis ancestros maternos, aquellos de activa militancia comunista o socialista, y que casi ni conocí. Mi abuelo Manuel, su hermano Juan y su cuñado Manuel Isidro sufrieron presidio –cuyas secuelas a alguno quizá le costo la muerte- y verdaderas dificultades para desarrollar su vida profesional, por sus ideas. Así nos lo contaba mi madre, y no iba ella muy descaminada, porque en parte lo he visto –recientemente- reflejado en alguno de los reveladores títulos de Alfredo Mederos.

Luego mi padre nos contaba otra historia. Porque mi padre –aunque propugnaba la asepsia política en tiempos convulsos como los que había vivido-, se había criado al socaire del régimen y muy próximo a las actividades del Frente de Juventudes, de donde procedían la mayor parte de sus amigos. Así que, en mi casa, mis hermanos y yo vivíamos como en un micro-estado dónde se reivindicaban las dos “Españas” que se habían masacrado en una macilenta guerra fratricida. Aunque –a fuer de sincero- tengo que reconocer que la sangre no llegaba al río, porque mi madre –consciente del sino familiar por blandir aquellos entonces “aviesos” ideales- pronto había renunciado a hacer apología de ellos y casi terminó por asumir que –en tiempos revueltos- el orden que el nuevo régimen proporcionaba era un buen refugio. Además, mi padre, en su contribución al consenso (de niño, en plena Guerra Civil, ya había actuado en esa dirección), nos permitía que –mientras fuera en casa- pudiéramos invocar la memoria de nuestros antepasados, sin cortapisas. También es verdad que ya estábamos en los tiempos de la Transición, y no era lo mismo.

En fin, lo cierto es que hoy, probablemente –mis hermanos y yo mismo- debamos dar gracias al viejo libro de Leval y a las lecturas de mis tíos “rojos” (porque tenemos toda una colección de signo libertario) por coadyuvar a formarnos, a nuestro abuelo (y tíos-abuelos) por su inconformismo y sus convicciones, a nuestra madre por trasladarnos la memoria de su desdicha y a –por qué no- nuestro padre, en mi caso, por acotar sin vacilaciones mi espectro político.

7 comentarios:

  1. ¡Buenas noches!
    Me parece muy interesante no sólo el libro sino esa historia vivida con tanto cariño de las dos Españas.

    Saludos,

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  2. La verdad! es que cuanto nos influye el ambiente familiar a la hora de tomar un camino u otro (en cuanto a ideas y principios políticos). Los recuerdos de mi familia fueron parecidos, por parte de padre comunistas revolucionarios, de hecho mi abuelo pasó muchos años en la cárcel por sus ideas contrarias al régimen, nos quedó siempre como recuerdo de esa etapa horrorosa la amputación de un brazo en la guantanamo canaria que fue faifes (tristemente prisión para verguenza y horror de la humanidad)aun así y todo nunca pudieron dominar nunca ese pensamiento,en cambio por parte de mi madre y ella misma de las juventudes, auque creo que era un poco lo que se debía hacer y no porque creyera en ello. Pues bien como creo que dejo entrever en algun momento, me alineo más con mi familia paterna, pero no porque mi padre acotara mi aspectro político sino porque nos educó siempre en la libertad de elegir y escoger. En definitiva creo que a muchos nos ha pasado lo mismo, la vivencia de esos años donde una parte hablaba y la otra tenía que callar y guardarse para si sus ideales y sufrimientos. Bs

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  3. Juan, desconocía completamente esta parte de tu historia. Ahora entiendo mejor si cabe tu caracter, tu sabiduría y tu saber estar. Nuestra amistad viene de otro costal sin necesidad de tener que recurrir a nuestro bagaje familiar de tolerancia ideológica. Viene de la relación que se formó en un grupo que entendía la vida de otra manera gracias a nuestra religión: El baloncesto de Estrello.
    Visito con frecuencia tu blog, sobre todo para recordar tiempos dulces.

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  4. INTERESANTES TUS ARTICULOS!!
    Son un placer leerlos, con ellos te voy conociendo un poquito más...

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  5. Muy bueno el artículo último de tu blog... al menos se reconoce como vivencia personal (que no es poco).
    Saludos

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  6. mcarmen peregrina5 de junio de 2012, 11:05

    Como alguien dice "no se debe olvidar el pasado (oscuro pasado) para que no se vuelva a repetir" y es que leyendo este magnífico artículo, me lleva a recordar hechos del pasado familiar (mi abuela materna estuvo a punto de ser quemada dentro de su casa con sus dos hijos, por los "rojos"; a mi tía-abuela paterna le mataron a su hijo y a su padre en el patio de su casa y esta vez fueron los "otros") que han hecho en mi que defienda, persiga, cultive y practique los buenos sentimientos que pone cada persona en sus acciones, sin mirar el color, bandera, tierra de donde procede, ni cultura que le ha sido concedida.
    Gracias Juan José, por este recuerdo... lo dedico a toda la gente que sufre en cada situación de "sin razón" en cualquier parte del mundo. "NO LOS PODEMOS OLVIDAR"
    Un abrazo

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  7. Lo triste es tener que sufrir o haber sufrido por ideologías políticas.En mi caso era pequeña cuando el franquismo, pero sí me contaban las historias de los rojos y los azules y la guerra. Me pregunto si llegan a ganar los "rojos", las víctimas hubiesen sido los "azules"?.Me cuesta entender la posguerra y todo lo que cuenta la historia que pasó, pero sigo pensando que no eran buenos o malos, dependiendo el color político, sino como la vida misma, en donde nos encontramos con personas buenas y personas malas, independientemente de su ideología política.

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