Vaya por delante mi sincera felicitación al Club Baloncesto Dominicas La Palma por su ascenso a la Liga EBA. A Félix Delgado, a Carlos García y a toda la familia del club. Sin duda, otro jalón en la historia de nuestro deporte. Pero la alegría no es completa. No puede serlo si valoramos las consecuencias del logro desde una perspectiva más amplia, la del baloncesto insular y, por ende, desde la política deportiva que debe implementarse desde las instituciones públicas.
No hace dos años que publiqué un artículo llamando la atención sobre la ausencia de un equipo palmero en Liga autonómica, categoría en la que podían desenvolverse y, si fuera posible, progresar nuestros mejores jugadores de básquet. Ya teníamos representantes en la LEB (UB La Palma) y en la Liga EBA (CB Aridane), y en ninguna de las dos divisiones podemos encontrarnos con jugadores palmeros disputando minutos suficientes, si exceptuamos al escolta Sebas Arrocha, en la barrera de los 34 años, dicho sea de paso. La laguna se cubriría la siguiente temporada con la incorporación a la categoría del Dominicas de Carlos García. Pero esta campaña el club capitalino forjó un equipo muy competitivo que, con el transcurso del torneo, se convirtió en un claro aspirante al ascenso. Y esta legítima ambición se cobró un precio. El peaje se pagó en forma de pocos jugadores palmeros con proyección en la plantilla (la mayoría supera los 30 años -Pedro Abreu, Víctor Guerra, Jorge González, etc.- incluso los 38 –César Carballo-) y un quinteto titular que terminó siendo completamente foráneo (Torrado, Ibeas, Perdomo, Franco y S. Guerra). Ahora en EBA, podemos imaginarnos el número de jugadores de la isla con los que podrá contar este equipo.
A priori, parece excesivo que haya tres clubes de baloncesto en liga nacional en una isla de apenas 90.000 habitantes, porque, además, tiran de los mismos presupuestos públicos. Todavía más en un contexto de crisis económica brutal como la que padecemos, en la que las instituciones públicas deben reducir gastos y, por tanto, priorizarlos con mayor diligencia. Sólo un propósito puede justificar que se invierta o fomente un proyecto de esta naturaleza: que el equipo lo conformen jugadores de la isla. Parece obvio que, cuando menos hoy, esto no es posible. Porque dos equipos de semielite como referentes y tanto dinero invertido en la promoción deportiva no han servido para conseguir baloncestistas de este nivel. Lamentablemente, nuestra calidad, en el mejor de los casos, está en la Liga autonómica. Peor que nunca.
Quizás no sea políticamente correcto (la Fase de Ascenso se jugó en La Palma, por ejemplo), pero yo apoyaría al Dominicas en Liga autonómica, y no en EBA, y así hasta que fuera posible ascender, sí ascender otra vez, pero no con un quinteto foráneo sino con un plantel con mayoría de jugadores palmeros. Otra cosa distinta sería comprometer gratuitamente el futuro de otros proyectos (UB La Palma o CB Aridane) y, por extensión, de todo el baloncesto insular. Buena semana.
Es triste pero esa es la verdad. Yo tampoco entiendo mucho este ascenso o, mejor dicho, que se fomente. Lo que necesitamos son equipos donde puedan crecer nuestros jugadores. Encima a repartir entre tres... A ver cómo lo hacemos. Saludos
ResponderEliminarEs lo lo que hay, así somos en esta isla.
ResponderEliminarLas consecuencias de verán pronto. Tiempo al tiempo. Saludso
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