Por San Valentín
(1986-2011)
(1986-2011)
Ayer no te sentí como otras veces. Era de noche, había cierto bullicio y se desparramaba libertad escondida en el alcohol. Éramos unos cuantos amigos, pero estaba solo, o mejor dicho, me sentía solo. ¿Cuántas veces nos hemos sentido así, entre tantos, entre nadie? Sin embargo, o quizás por esta razón, mi corazón padecía como lates en mí cuando estas lejos, con rotundidad perfecta. Te llamaba. ¿La verdad? Estaba llorando tu ausencia.
Ayer te sentí íntima en mí, como un soplo de brisa que despertaba mis labios. Buscaba un sentido a aquel estado de cosas, una dirección adecuada, una palabra de consuelo. En realidad, buscaba algo que pudiera competir con la añoranza de tu nombre. Si escarbaba en el poso de los secretos, quizás encontraría algo. Pero no, ya no hay flores que se te comparen, ni amaneceres que rivalicen con posibilidades de eclipsar tu cara, de oscurecer tu rostro. Partes con clara ventaja. Te quiero como teas incandescentes se pegan a un cuerpo desnudo, como un enjambre hundido, abeja a abeja, en lo más profundo de nuestra alma.
Ayer no te sentí como otras veces. Ayer te sentí parte indeleble de mi voluntad, formando el nervio de mi fortaleza. Sólo. Sí sólo. Acaso esperando -ilusión tendida- un beso. Mas la música de los Urquijo me comprometía con tus recuerdos. Por eso, volví a llamarte. Ahora no debía haber sollozos. Esperanza sí. Y hasta creí robarte minutos de tu memoria. Pero pronto recobré el sentido fútil de los pulsos hipócritas. Entonces, no te llamé. Te fui a ver.
J.J te diré que eres todo un poeta, eres capaz de tocar la fibra sensible de cada ser. Muy bueno,tan perfeccionista como siempre, sigue narrando así, gracias por este regalo que comparte con todos/as que seguimos tu blog. Saludos
ResponderEliminarSensibilidad para un día que lo requiere. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bonito pero qué triste...
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