sábado, 27 de octubre de 2012

LA PAZ


Yo creo más en la paz que en la felicidad. O quizás es que la felicidad no sea otra cosa que alcanzar la paz, sentirse en paz verdaderamente. Pero la paz no es solo la ausencia de guerra, o llevarse bien con los demás, con la familia o con los compañeros de trabajo. Porque la paz a la que me refiero es la que mira al interior de nosotros mismos. De alguna forma es como firmar un armisticio con nuestro yo más íntimo. Como un periodo de tregua que nos damos y que nuestro cuerpo, por supuesto, agradece.

La paz tampoco es sinónima del silencio, ni tan siquiera del silencio reparador y renovador que buscamos en algunos momentos. La paz es más que simple silencio. La paz es también equilibrio, porque antes de sentirla nos perdonamos y nos absolvemos. ¡No somos perfectos! Por eso podemos sentirnos en paz aunque la tristeza nos embargue, porque la tristeza forma parte de la vida, es decir, no es más que un reflejo de que realmente vivimos. Pero si la sentimos en paz esta melancolía aflora muy distinta; como poco, menos amarga y más optimista.

Decía Confucio que si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz. Pues sí, ¡y estamos cómo para discutirle al viejo Confucio! Cuestión de modelos, cuestión de sinergias, diríamos hoy. Porque la paz se predica con el ejemplo, no hace falta verbalizarla. Se nota en el ambiente y se expande sin forzarla. Por eso para el Dalai Lama la paz interior es el primer paso para la paz mundial.

La paz es sin duda el bien más preciado. Por ello los países ricos se gastan mucho dinero para asegurarla y nosotros la buscamos con insistencia, en muchas ocasiones abusando de barbitúricos y otros sucedáneos. Pero la paz no comulga demasiado con artificios. La paz es más natural que todo eso; aunque cunda el desánimo, se trabaja mejor en silencio, disfrutando de una copa de vino mientras observamos en el horizonte como se apaga el día, como se ilumina el alma.

El sueño de las hadas - Enya

5 comentarios:

  1. Me encantan estas entradas y cómo las trata. Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Es que la Paz con uno mismo es la verdadera paz y ahí está la felicidad. No he entendido bien lo de que los países ricos se gasten mucho dinero para conseguirla, porque de la Paz de la que creo que hablamos no tiene que ver con las guerras y con las armas, ni con el dinero. Múltiples crisis, políticas, sociales, económicas, tienen que ver con la Paz individual. Los pequeños momentos de tristezas y alegrías forman la cadena de la vida que nos mantienen felices y en Paz. Y la Paz interior se visualiza en nuestro exterior, de eso estoy convencida. También me interesa mucho la Paz que perdibo en los que van dejando este mundo, en su momento final. Me gusta cómo escribes y cómo ves la vida, incluso cómo la imaginas. A medida que el futuro se avecina y el presente se acelera (los años), el pasado se revaloriza. Por esto es tan importante que repasemos el ayer, que aceptemos la inalterabilidad de la vida ya vivida y nos reconciliemos con los conflictos que no se resolvieron, con lo que no rectificamos y con las oportunidades perdidas. Y con un propósito: vivir en paz con uno mismo. Saludos

    ResponderEliminar
  3. FC (desde facebook)31 de octubre de 2012, 23:19

    Un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros
    Confucio

    ResponderEliminar
  4. PARA QUE HAYA PAZ EXTERIOR ES NECESARIO QUE HAYA PAZ INTERIOR, LA MEDITACIÓN NOS AYUDARÍA A CONSEGUIR ESA CALMA Y ACERCARNOS MÁS A SER PERSONA AMARILLA. SALUDOS J.J TUS POST INVITAN A REFLEXIONAR

    ResponderEliminar
  5. Da paz leerte...da paz hablar contigo...da paz escucharte...

    ResponderEliminar