sábado, 30 de marzo de 2013

83 AÑOS DE LA PENYA

La Penya (CEB) en 1936
Tal día como hoy, el 30 de marzo de 1930, se constituye en Badalona (Barcelona) el Club Joventut de Badalona, aunque con una denominación original que distaba mucho de la presente: penya (o peña) Spirit of Badalona, emulando el nombre del aeroplano de Lindbergh (Spirit of St. Louis), con el que este piloto había realizado el primer vuelo transoceánico  sin escalas en 1927. Incluso pronto toma otro nombre, el de Centre Esportiu Badaloní, que permanece hasta 1941. "Penya" no significa otra cosa que grupo, así que aquella histórica peña badalonesa se conforma por un grupo de jóvenes de entre 17 y 18 años, encabezados por un tal Miguel Lloret Subirana, que con, obvias inquietudes deportivas, comienza a reunirse y organizarse en aquella fecha en un garaje de la plaza Roca i Pí de la populosa ciudad del área metropolitana de Barcelona.

Conviene advertir que el club (la peña) optó primero por el fútbol y que sus primeras incursiones en el baloncesto datan de 1936, y que, por ejemplo, su popular equipación verdinegra no tiene otra razón de ser que la presupuestaria cuando en los primeros tiempos se buscaban unas camisetas lo más económicas posibles.

Me hice hincha del Joventut (entonces Juventud) con apenas diez años por dos razones. La primera, porque nunca me entusiasmó hacerme seguidor de los equipos más punteros, es decir, Real Madrid y Barcelona. La segunda, porque en la temporada 1977-78 recaló en Badalona un base yugoslavo llamado Moka Slavnik que revolucionó la liga española, y que a mí, particularmente, me fascinó. Esa misma temporada convertiría, por segunda vez en la historia, en campeón de liga al Juventud, formando un quinteto de lujo junto a José María Margall, Juan Ramón Fernandez, Joan Filbá y Luis Miguel Santillana.

El Joventut ha sido cuatro veces campeón de la Liga española (10 veces subcampeón) y 8 veces campeón de la Copa del Rey (16 veces subcampeón). Su mejor época va a coincidir con la de su presidente actual Jordi Villacampa, pero como jugador-franquicia del equipo, en la que a las dos históricas victorias en Liga (1990-91 y 1991-92, con Lolo Sáinz de entrenador), anotamos también el triunfo en la Euroliga de 1994, en una disputadísima final contra los griegos de Olympiakós, con Sasa Obradovic de coach, y el subcampeonato de la de 1992, por obra y "desgracia" de un triplazo sobre la bocina de Sasa Djordjevic que le dio finalmente la victoria al Partizán de Belgrado (aparte de otros éxitos en torneos europeos menores). Pero como todos los que saben un poco de baloncesto le reconocen al histórico club de la comarca del Barcelonés, su especial relevancia en el baloncesto español no se la han proporcionado ni mucho menos sus títulos, ni el haberse convertido durante tanto tiempo en la única alternativa existente en la Liga a la diarquía Real Madrid-Barcelona, sino, en realidad, su espectacular trabajo con la cantera; en ello posiblemente sí que pueda considerársele el mejor club de siempre de este país. ¡Felicidades Penya!

jueves, 28 de marzo de 2013

CUANDO CONFUNDIMOS DAR CON SACRIFICARSE

No sé si les habrá ocurrido alguna vez, aunque intuyo que en las relaciones de pareja (también entre amigos o entre hermanos) debe suceder en muchas ocasiones. Me refiero a cuándo esperamos que nuestra pareja (o nuestro amig@) actúe de un modo determinado en nuestro favor; por ejemplo, que esté pendiente de nosotros en un momento propicio o que acuda presto a ayudarnos cuando lo necesitamos, o simplemente que nos envíe un soplo de ternura, o de aliento, cuando la tristeza corroe nuestra alma o la congoja amenaza con socavar nuestra fortaleza. En definitiva, cuando esperamos que el otro haga algo por nosotros, y no lo hace. Posiblemente sea hasta humano pensar así, es decir, esperar esto del otro... aunque el amor (o la amistad) no entienda de esperas, ni tampoco de recompensas.
       Sin embargo, esto que esperamos del otro nunca puede suponerle un sacrificio. Porque, como decimos, el amor se identifica muy poco con el sacrificio, aunque este, a fin de cuentas, no sea otra cosa que el revés de la pasión, que siempre nos exige lo máximo, y que implica la voluntad de sufrir por lo que amamos, como leemos con acierto en El poder de las palabras (Kevin Hall, 2010) y nos recuerda la Pasión de Cristo. Cuando damos (por o en favor del otro) ha de ser porque esta actitud nos sale realmente de nuestro interior, porque así lo sentimos, porque, definitivamente, no es posible otra forma de proceder. Nos equivocamos si este modo de actuar lo concebimos como una conducta abnegada que debemos asumir en bien de nuestra pareja, de nuestro amigo o de nuestro hermano. Dar y sacrificarse son dos cosas muy diferentes. En realidad, al otro le sirve de poco ese supuesto acto de amor si se efectúa como un sacrificio, a veces ni tan siquiera resulta conmovedor realizarlo a destiempo, como resultado de cierto sentimiento de culpa por no haberlo hecho en el momento indicado, y casi impelidos a portarnos en favor de lo que el otro suspiraba sin la motivación adecuada. Dice Wayne W. Dyer que en ambos casos actuamos así por egoísmo.
       Yo creo que en una pareja, entre amigos o entre hermanos, uno debe dar siempre, como muestra de una actitud que nos recompensa por sí sola, sin aditamentos de ninguna clase. Por eso, cuando percibimos que el otro no nos da lo que esperamos, la tristeza que nos embarga no se origina porque no haya habido la justa contraprestación, es decir, porque uno haya dado y el otro no, porque la pareja requiera de ese tipo de sacrificios y el otro no esté dispuesto a asumirlos, sino porque esa actitud de no hacer no es más que el reflejo de la falta de amor que existe en la relación, de la disintonía que prevalece, de que la pareja, en realidad, no sigue el mismo camino, sino senderos diferentes, que rara vez se entrecruzan. Cuando quieres a alguien de verdad, esas entregas, la ayuda o la preocupación por el otro, surgen con naturalidad, no necesitan ni de presiones ni de avisos, es más, no se tratará realmente de dar si la actitud, el "acto de amor", resulta impostado, artificial, sacrificado.

domingo, 24 de marzo de 2013

LA PROCESIÓN DEL HUERTO EN 2013

Hoy, Domingo de Ramos, reproduzco casi en su totalidad una entrada de 2009, para recomendarles -otra vez- una de las procesiones más desconocidas y antiguas de nuestra Semana Santa, la de la Agonía en el Huerto de los Olivos o, simplemente, la del Señor del Huerto (obra del sevillano Juan Abascal Fuentes), antaño vinculada a la Venerable Orden Tercera (VOT) franciscana y desde 1987 a una cofradía de horquilleros o cargadores que creamos unos cuantos universitarios palmeros de la Universidad de La Laguna hace ya más de veinticinco años (la de Nuestro Señor del Huerto).

Aunque en otras entradas de este blog encontrarán una referencia histórica sobre la misma (y otros artículos que también la glosan), les adelanto que se trata, en la actualidad, del paso más espectacular de la Semana Mayor de esta ciudad. Integrado por varias imágenes, nada habitual en nuestra Semana Santa, estrenó efigies secundarias (los Apóstoles dormidos, de Jesús de León) y trono (Pedro Daranas) en 2007, y lo cargan hasta veinticuatro braceros u hombres de varal. El que más de nuestra particular “Pasión”.

Trayecto singular, por el sector norte de nuestro casco histórico, y aunque en 1994 y 1995 también efectuó la “carrera oficial”, procesionando además ante el Ayuntamiento, la plaza de España y la Parroquia matriz, no es lo habitual. Les recomiendo dos lugares para contemplarla: la salida del templo (21:00 horas) y desde la calle Pérez Volcán cuando dobla la esquina al final de la empinada calle Jorós (sobre las 22:00 horas). Dos momentos singularmente bellos, que hoy resultan aún más emocionantes al coincidir, el primero, con la interpretación de la marcha de procesión Cristo de los Olivos, compuesta expresamente para el titular del paso y su cofradía por el compositor valenciano José Luis Peiró Reig en 2012, y, el segundo, con la intervención del líder del grupo Taburiente, Luis Morera, que ha empezado a popularizar en nuestra Semana Santa una particular "saeta", de reminiscencias canarias, que ha denominado "palmera". También resulta de particular delicadeza la interpretación del motete In monte Olivete al paso de la procesión por el casino de la ciudad.

La cita es desde la Iglesia de San Francisco, a las 21:00 horas. Además, la procesión ya no termina tan tarde, porque ahora -conservando el horario nocturno implantado por la cofradía titular- sale una hora antes de su horario habitual de los últimos años.

viernes, 8 de marzo de 2013

CATALINA SALMERÓN, PRECURSORA DE LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER

Catalina Salmerón García (1866-1943), hija de Nicolás Salmerón y esposa del letrado palmero Pedro Pérez Díaz (1865-1930), fue sin duda una de las mujeres que trabajó con mayor denuedo por abrir el surco de su emancipación en una España lastrada por el machismo más recalcitrante. Su labor en tan difíciles momentos fue el fruto que recogieron más adelante otras mujeres de fuste como Victoria Kent (1889-1987), Clara Campoamor (1888-1972) o Margarita Nelken (1894-1968), que se sentaron por primera vez en el hemiciclo del Congreso de los Diputados durante la Segunda República.
 
Catalina Salmerón había estudiado la carrera de maestra en Francia durante el exilio de su padre (1875-1885), y hasta la muerte de su marido (1930), se había ocupado de liderar Fraternidad Cívica, una asociación feminista fundada por su madre, Catalina García Pérez. Pero tras el deceso de Pedro Pérez Díaz, la hija del expresidente de la I República incrementó su compromiso político, en especial en movimientos antifascistas y en favor de los derechos de la mujer. Así, en 1933 se convertía en presidenta honorífica, junto a la ejecutiva ocupada por Dolores Ibarruri, de la recién fundada Agrupación de Mujeres Antifascistas (AMA), una asociación auspiciada por el Partido Comunista y el Comité Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, pero que incluía a representantes de múltiples ideologías (republicanas, socialistas, católicas, libertarias, comunistas…), Kent y Campoamor, entre otras, y que desarrolló durante la República una notable labor en el proceso de concienciación política y social de la mujer española.
 
En este contexto, Catalina Salmerón pasó pronto a militar en el Partido Republicano Radical Socialista de Marcelino Domingo (junto a Victoria Kent, Carmen de Burgos o Benita Asas Manterola, y al lado de su hermano José Salmerón) y en las elecciones generales de 1933 formó parte de la candidatura republicana de izquierdas (con miembros de Acción Republicana y radical socialistas mayormente), que encabezó Manuel Azaña, participando activamente en la campaña electoral. Pero, siguiendo la estela desafortunada de su marido, tampoco en esta ocasión hubo escaño para la familia Pérez Salmerón.
 
En abril de 1934, organizó, junto a Concha Lozano y Amelia Núñez de Morayta, un homenaje de las mujeres de Izquierda Republicana (partido al que se habían incorporado los radical socialistas) a los jóvenes militares Fermín Galán y Ángel García, fusilados en Jaca en 1930 por liderar una sublevación en favor de la República. Más tarde, sus más de setenta años no le impidieron seguir participando vivamente en todo tipo de movimientos y manifestaciones políticas en pro de la emancipación de la mujer. En esta dirección, en marzo de 1936, intervino en un acto del Frente Popular en la plaza de toros Monumental de Madrid en homenaje a la mujer, y en abril de 1937, a instancia de la comisión de propaganda del grupo local de Madrid de Izquierda Republicana, se dirigió a las mujeres a través de la emisora Unión Radio para hablar de su importante misión en la contienda. Catalina Salmerón fallecería en 1943, trece años después que el insigne letrado de Villa de Mazo Pedro Pérez Díaz, hoy tan de actualidad por el centenario de la creación de los Cabildos Insulares.






domingo, 3 de marzo de 2013

NAMASTÉ Y AMARILLOS

Quizás tengamos la idea de que fue Espinosa, Albert Espinosa (Barcelona, 1974), el que descubrió que en nuestra vida nos encontramos con cierta frecuencia con personas amarillas, con individuos que enseguida conectan con nosotros, que pronto se muestran solícitos para ayudarnos o consolarnos, y que tampoco les importa demasiado caminar de nuestra mano parte del sendero sin apenas conocernos. En realidad, el guionista de Pulseras rojas no hizo más que ponerle un color a esta gente especial que aparece en nuestro camino, asignación en la que tal vez le traicionó el subconsciente y por eso optó por el color que más veía en una planta de hospital para niños y adolescentes enfermos de cáncer como las que compartió durante años hasta su feliz recuperación, porque etimológicamente la palabra "amarillo" deriva del bajo latín hispánico "amarellus", que significa "amarillento, pálido", diminutivo del latín "amarus", amargo.
 
Fíjense si tiene años este concepto que ya Dovstoievski (1821-1881) se refería a ellos, sí a los "amarillos", en 1866, fecha de la publicación de la celebérrima Crimen y Castigo, donde encontramos muy pronto esta reflexión: "A veces uno se encuentra con personas que le son totalmente desconocidas y se interesa por ellas desde la primera mirada, de repente, antes de haber cambiado una palabra". Y así es, porque entre los amarillos la conexión es casi imperceptible y, sobre todo, premonitoria. A decir verdad, debe existir una suerte de fuerza cósmica (algunos la llaman "ley de la atracción", otros, "conspiración del Universo",...) que los atrae sin que se den cuenta desde el primer golpe de vista y que, pese a los obstáculos, o las diferencias, termina finalmente por unirlos aunque sea, incluso, dos generaciones más tarde.
 
Los "amarillos" no se saludan con unos simples "hola" o "¿qué tal?". Bueno, a fuer de sincero, reconozco que sí que utilizan estos saludos convencionales u otros similares, pero en realidad su salutación nace del corazón y, por eso,  tiene más que ver con el "namasté" hindú que con nuestra cortesía occidental. Es verdad que se intercambian unos "buenos días" o unas "buenas tardes", pero, realmente, saludan lo divino que hay en ellos, lo que el otro hace mejor, sus dones naturales. Saben escucharse, y hablarse, porque a veces no solo somos incapaces de escuchar sino también de hablar como deberíamos hacerlo, porque las palabras tienen un significado oculto que nos traspasa, y seducen, y hasta acompañan nuestra soledad.
 
Como ha escrito Susanna Tamaro (en Para siempre), el mundo no consiste sólo en dormir, comer, follar y morir, porque eso también lo hacen los perros, los mirlos o los orangutanes. Debemos aprender a ver la filigrana, lo que se oculta en la parte más secreta de los días. Y, en efecto, eso es lo que distingue a las personas que definimos con ese color "amargo" en origen, pero que también representa la luz del Sol, hombres y mujeres con los que encajamos mágicamente, que logran con sorprendente facilidad empatizar con nosotros y que, en su vida diaria, saludan con un disimulado "namasté" y se afanan en descubrir el sentido profundo de las palabras y el dorso, la parte más recoleta, de los días.