viernes, 16 de enero de 2015

LA POSADA DE LOS SECRETOS, por José María Cabrera

La vida da muchas sorpresas. Una de ellas ha sido encontrarme “aquí”, en esta presentación del libro La posada de los secretos y de su autor J.J. Rodriguez-Lewis en Las Palmas de Gran Canaria. Y digo “aquí”, a este lado de la mesa, porque me corresponde estar “allí”, es decir, donde se sientan ustedes. Ha sido, como suele decirse, “por imponderables” que tenga que sustituir a un amigo común de Juan José y mío, a nuestro anfitrión de hoy: Lucas Pérez, director de la Fundación ECCA.

Puedo hablar algo del libro que hoy presentamos y puedo hablar algo más de su autor. Y así lo voy a hacer porque me resulta más fascinante glosar al artesano que al producto.

Seguro que todos conocemos al Juan José actual. Sabremos que es un funcionario de alto nivel (Jefe del Servicio de Recursos Humanos del Cabildo de La Palma), y seguramente también sabremos que fue uno de los políticos más prometedores del escenario canario: antes de cumplir los cuarenta años, ya había pasado por una concejalía, tres direcciones generales y una secretaría general técnica. Y sabemos que actualmente escribe…

Bueno, eso no es completamente cierto. Juan José lleva escribiendo desde… siempre. Se inició en colaboraciones periodísticas hace más de treinta años. De hecho, estoy convencido de que arrastró al mundo de la comunicación a otro amigo común, Santi Pérez, que ahora es uno de los empresarios más brillantes (y seguro  que, también, el más modesto y discreto) del sector.

Y como escritor, ya hemos comprobado que domina el lenguaje jurídico. Sigue siendo imprescindible para el concejal canario su mini-manual Herramientas para el desempeño político en el ámbito local. También son imprescindibles para el gestor de recursos humanos sus colaboraciones con las revistas especializadas (seguimos estudiando al funcionario interino con su artículo de 2009).

Domina el lenguaje de la investigación. Lo ha demostrado con sus libros sobre la Semana Santa en La Palma, sobre el baloncesto y sobre Pedro Pérez, el “padre” de los cabildos insulares, en lo que fue su tesis doctoral. Una tesis jurídica, pero que se lee más como una investigación histórica que como un tostón de leyes y artículos.

Y domina el lenguaje político, pues uno no resulta electo ni designado en tantas ocasiones si no lo hiciera.

Pero es más divertido comentar lo inédito de Juan José: ha sido jugador de baloncesto (ya lo adivinamos leyendo el libro), pero no todos los que jugamos a baloncesto podemos presumir de haber llegado a un campeonato de España. El sí. Yo, por ejemplo, no.

Seguramente de eso le viene otra secreta especialización: es un experto en Derecho del Deporte. Seguramente mezclando lo de los recursos humanos con lo del deporte, le vi matizar, con toda razón, las lecciones de algún catedrático de la materia en el Máster de Derecho Deportivo.

De ahí le viene su condición de miembro del Comité Canario de Disciplina Deportiva. Cuando los clubes se pelean sobre la sanción al jugador que insultó al árbitro en el partido del fin de semana, allí interviene Juan José (y sus compañeros, porque el Comité es un órgano colegiado) y dicta la resolución inapelable sobre la que se repone la paz deportiva.

Además de compañero en ese máster, puedo decir que finalicé mi carrera universitaria gracias a los apuntes mecanografiados que me prestaba Juan José. Ya van dos cosas que hicimos juntos. Y también mecanografiaba los apuntes cuando (otra vez siguiendo sus pasos, ya van tres) hicimos juntos el curso de entrenador nacional de baloncesto. Después me uní a él en lo de los recursos humanos (cuatro) y también en lo de amar La Palma, la “isla bonita” (cinco): repóquer.

Pues sabiendo que Juan José no solo sabe escribir, sino que también jugaba a baloncesto y es entrenador nacional, que es experto en Derecho del Deporte y que además prestaba sus apuntes universitarios (mecanografiados, ahí es nada), ya entendemos dos cuestiones más de su personalidad: es tremendamente polifacético y además, es generoso. Y yo, bastante que se lo agradezco.

Sobre el libro, solo me gustaría parafrasear los títulos de sus capítulos con mis impresiones al leerlo: “La seducción de las palabras” es una redefinición de voces cautivadoras; cuando leí “La conexión amarilla”, deseé ser una de esas 23 personas amarillas, aunque solo sea porque, en nuestra época común en La Laguna, vestía mucho de ese color, para reivindicar lo “canarión” que yo era; “La memoria de los peces”, que no nació de unos recuerdos tan efímeros como él nos dice; “Un lugar cerca del corazón” parece un espacio más interior que exterior del propio corazón; “En el camino”, lo veo como una ruta interior y no una vía entre un punto geográfico y otro. Solo en el “Apéndice” me desmarco: frente a la frase de Susana Tamaro (“Desconfía de todo, salvo de lo que dice tu corazón”), yo me atrevo a disentir: confía en todos pero, sobre todo, confía en tu corazón.

Me reconozco en muchas de las cosas que cuenta Juan José: él tiene una “libreta de la vida” y yo vivo unido a una libreta mágica “con superpoderes”. También hay referencias que narra el libro que he compartido con Juan José: “los pequeños detalles”, como ese curso de mecanografía (que tanto me ayudó en mis estudios, incluso más que él), las emociones de cuando “jugamos” un partido; incluso la situación vivida en en “Ni una más”, donde se arriesgó a un mal golpe por defender a una mujer maltratada: yo también estaba en Marbella y pude verle la cara de estupefacción, después del incidente.

Solo le reprocho que no haya contado (por ahora), la historia de los que sufrimos como idiotas para poder ser entrenador nacional, aunque nunca fuéramos a entrenar una selección española y que además pusimos la honradez por delante de un título nacional y de los sufrimientos, diurnos y nocturnos, de esa situación: algo muy divertido saldría de ahí.

Tras hablar tanto de Juan José, solo me queda recomendar la lectura del libro. Su literatura es tan íntima y seductora como lo fueron para mí los diversos episodios de Un mundo pequeño de mi autor predilecto, Giovanni Guareschi.
Y para quienes ya conocemos a Juan José, veremos reflejado en esa posada a un muy buen escritor (lo que ya sabíamos). Y a quienes no lo conocen, podrán imaginar a su autor, pero ahora ya sabiendo que no solo hace bien lo de escribir, sino que además es un gran amigo y un polifacético profesional.
* [Síntesis de su intervención en la presentación del libro La posada de los secretos, de J.J. Rodríguez-Lewis, el 9 de enero de 2015 en Las Palmas de Gran Canaria]. José María Cabrera Domínguez es técnico y consultor de la Administración Pública. Experto en Derecho Deportivo y Recursos Humanos, ha sido director insular de Recursos Humanos del Cabildo de El Hierro, director gerente del Instituto Insular de Deportes del Cabildo de Gran Canaria y director general de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

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