sábado, 27 de junio de 1992

UN HITO


J.J. Rodríguez-Lewis
Publicado en La Gaceta de Canarias, el 27 de junio de 1992

Es obvio que nadie podrá negar, ni los seguidores del Tenisca (entre los cuales, me encuentro), que, de producirse un ascenso del Club Deportivo Mensajero a la Segunda División B del fútbol español, este hecho significaría un auténtico hito del deporte palmero desde sus inicios hasta nuestros días, como también lo fue en su momento la propia subida de la sociedad de la Acera Ancha a la antigua Tercera División (verdaderamente) Nacional.

No obstante, este jalón, esta marca, va más allá de lo meramente deportivo. Desde el punto de vista político y social, el Mensajero, en su parcela, repondrá a La Palma en un lugar que siempre le correspondió por su historia, cultura e influencia en el contexto del Archipiélago y que lamentable y paulatinamente fue perdiendo por la hojarasca de dos islas. Encima, para más inri, éstas se han ido perdiendo a sí mismas por un estúpido enfrentamiento, que ya dura siglos.

Lo que sí parece claro, al menos para los palmeros, es que, a pesar de la magnitud, a todos los niveles repito, de lo que está a punto de conquistar el club rojinegro y de las apenas veinte mil personas que habitan la ciudad, no toda Santa Cruz de La Palma gozará con el acontecimiento (mucho menos toda la isla). La rivalidad pretérita Tenisca-Mensajero, fenómeno sociológico digno de un profundo estudio, obrará para que el triunfo palmero, de confirmarse, no sea de hecho un deleite para todos, sino que produzca descontento en gran parte de los que comparten esta isla. Y ello, me entristece.

Ahora bien, ya apunté, aprovechando el paréntesis, que el que suscribe es del Tenisca, y he de confesar que, de pequeño, mi interés, aparte de las victorias del Tenisca, eran las derrotas de los mensajeristas. Pero la formación, la educación en definitiva, ha ido variando mis (ahora lo digo) equivocados parámetros y criterios. Además, la lógica y el amor por mi isla han ayudado lo suyo. En este sentido, llegué a comprender que, en verdad, sólo había que abrir los ojos, un triunfo/derrota de cualquiera de los dos equipos, era una victoria/fracaso de La Palma, sin más; y así me lo hacían sufrir quienes no eran palmeros. He entendido también que el fanatismo no tiene acomodo ni explicación razonable en una sociedad centrada como la actual, que probablemente, quizás irremediablemente, sólo conduce a una mayor crispación y a una menor concordia entre todos. Y, por último, parece indiscutible la sin razón de la existencia de dos conjuntos, de dos clubes muy similares, en una ciudad como la capital palmera sin que ambos compartieran unos objetivos muy estrechos.

Es hora, pues, de alegría, de júbilo incluso; mas es hora también de plantearse muy en serio que la existencia del Tenisca y del Mensajero es algo muy nuestro y que forma parte de nuestra historia, pero que hoy ya no se sostiene, ni desde el punto de vista social y político, ni económico, ni de cualquier otro. Es hora, por tanto, de trabajar todos por un único club, por una única sociedad que nos represente con todas las garantías y lo más alto posible, con una afición que incuestionablemente será fantástica, porque tanto la tenisquista como la mensajerista han dado fiel prueba de su dedicación y de su amor. Ciertamente, no se me ocurre nada más para que me entiendan. Tal vez me conforme con que crean que cuando digo que mañana deseo cantar el alirón con el Mensajero, y que soy del Tenisca, lo digo sinceramente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario