domingo, 6 de diciembre de 1992

CARTA DESDE NINGUNA PARTE

J.J. Rodríguez-Lewis
Publicado en La Gaceta de Canarias, el 6 de diciembre de 1992

No sabes cuánto me ha costado escribirte. Empezando con el hecho de que tuve que pedirle la dirección a tu padre (y ya conoces como es) y culminando con que apenas hemos hablado un día largo y tendido, te podrás imaginar. Sin embargo, ha merecido la pena; fundamentalmente porque lo que se dice perder, no perderé nada por hacerlo, pero ganar, hasta un cielo –diría Bécquer- podría ganar. Así que, aquí estoy, aunque te sorprenda.

La verdad es que poco hemos hablado. Escasamente breves diálogos superficiales, aunque sinceros y tiernos me han parecido. De mi lado, la timidez siempre me ha moderado. ¡Cosa curiosa! –explicaría Victor Hugo-, “el primer síntoma del verdadero amor en un joven es la timidez, en una muchacha es la audacia”. Yo no sé si lo explicaría así, además creí que esa etapa ya la había pasado. No obstante, tu sonrisa, tus guiños, tu bienhumorado saludo, ha calado más fuerte de lo normal en mi entereza. Apenas dos segundos después de verte, me arrepentía de no haber intentado quedar contigo. Pero todo ello forma parte de mí, y como tal, lo he terminado asumiendo.

La distancia también me frena. Casi todas mis relaciones han tenido la distancia como elemento inexcusable, aunque las haya valorado mucho más por ello, dado que aquélla (la distancia) es la “piedra de toque” de todos los afectos, y además corresponde al hoy, y no al ayer, la distancia más remota.

Ahora que lo pienso, me doy cuenta de que, a pesar de todo lo escrito, no he dicho nada, ni tan siquiera creo que sepas porqué te he escrito. ¡Ni yo mismo lo sé! O quizás te miento, sí lo sé, pero temo decírtelo claramente. Así, al menos, mantengo la esperanza, y ésta es un riesgo que merece correrse, el más arriesgado de todos. Tanto como que, para George Bernanos, es la más grande y difícil victoria del hombre sobre su alma. O acaso es porque a todas las mujeres les encanta y les emociona recibir cartas. Y ésta es mi pequeña contribución a tus emociones.

Ten presente, en todo caso, que si no te he escrito una carta más larga es, simplemente, por razones de espacio.

1 comentario:

  1. Qué cierto es que nos gusta y emociona recibir cartas.
    Magnífica carta en la que dices TODO, aunque lo hagas de forma tan sutil.

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