domingo, 13 de diciembre de 1992

LA DICOTOMÍA DE LA NAVIDAD

J.J. Rodríguez-Lewis
Publicado en La Gaceta de Canarias, el 13 de diciembre de 1992

Llega la Navidad, y es notorio que, para muchos, época de incuestionable felicidad; sin duda, un tapiz incongruente que esconde una realidad mísera e injusta que entre todos debemos hacer desaparecer.

Sabemos que, en algunas familias, la Navidad será alegría, regocijo, emoción, y hasta jolgorio. Serán días festivos, llenos de turrones, mazapanes, cavas, cuantiosos e innumerables presentes... Familias, en la mayoría de los casos, representadas por hipócritas, insensibles e inconscientes católicos. O acaso por declarados marxistas, igualmente hipócritas, insensibles e inconscientes.

En otras, en cambio, la Navidad será tristeza, llantos de desesperanzas, sollozos de desarraigo. Brotarán con fuerza ríos de lágrimas de niños que no alcanzarán a comprender como otros gozan de maravillosos regalos y juguetes, y ellos se habrán de conformar con un viejo "madelman" recibido años ha y que han cuidado escrupulosamente. Algunos, incluso, se habrán de rendir ante la soberbia que muestran otros agraciados, educados por los caminos de don dinero, acrecentando, de esta forma, la envidia y la agresividad de los primeros.

Extraña, pues, dicotomía mueve hoy la Navidad. Unas fechas donde se presume que todos somos más amigos (?), más solidarios (?), más comprensivos (?),... Sin embargo, nos encontramos ante unas fechas en las cuales se acentúan las diferencias sociales de carácter timocrático; en las que unos gozan del frío y otros lo maldicen; donde algunos pecan de gula y algunos otros ni tan siquiera tienen que llevarse a la boca en nochebuena.

La Navidad, fiesta del nacimiento del Amor, no se merece esto. Como decía Ratisbone "Juntar las manos para rezar bien está. Abrirlas, para dar, es mucho mejor". Tiempo de reflexión.

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