REFORMAR EL ESTATUTO

J.J. Rodríguez-Lewis

Publicado en La Gaceta de Canarias, 14 de marzo de 1993

Fundamentalmente los partidos con escasa representación e implantación en las islas menores pretenden reformar nuestro Estatuto de Autonomía para, manteniendo las circunscripciones insulares, crear una circunscripción regional, con aplicación estricta de la Ley Hond't de una lista de 10 diputados que aumentaría el número actualmente fijado en 60 parlamentarios de nuestra Comunidad Autónoma.

Pues bien, aunque se trata de la propuesta más razonable de las presentadas (algunas claman al cielo de la prepotencia), la misma no deja de romper el equilibrio tripartito de nuestro Parlamento, por otro lado, exponente máximo de geometría política y buena voluntad. Subrepticiamente avivaremos el pleito insular, dado que forzosamente certificaremos el óbito del equilibrio Tenerife-Gran Canaria, y por ende, el de ambas provincias. No obstante, el equilibrio que sufrirá más será también el más importante de todos: islas mayores-islas menores.

La población como motivo, no me convence. Por esta razón se podía hablar hasta de hacer desaparecer el Cabildo de El Hierro, y abrir una delegación del de Tenerife. Asimismo, aquellos partidos incapaces de obtener representación en 4.000 kilómetros cuadrados de territorio canario, no deben quejarse de su posición meramente testimonial; se la tienen merecida.

Mantener el conocido y consensuado triple equilibrio en las islas es primordial. Lejos de egoísmos particularistas y afanes centralistas, la idéntica representación entre las islas mayores y las menores (las islas otras) es ejemplo de solidaridad y generosidad que todos agradecemos y que no estamos dispuestos a renunciar, por mucho que se empeñen los Mauricio y compañía. Es más, prefiero que la llave de la gobernabilidad de las islas la tenga El Hierro que cualesquiera de las islas centrales. Estas no conocen la doble insularidad, y por tanto, no conocen la incuestionable realidad de nuestro archipiélago.