lunes, 17 de abril de 2006

EL ÁNGEL QUE LO CONFORTA

J.J. Rodríguez-Lewis
Monición para la Misa de la cofradía de Nuestro Señor del Huerto, Domingo de Ramos de 2006
Rara vez nos hemos ocupado en esta misa del ángel que acompaña al Señor del Huerto y que es parte inseparable de nuestro paso. Es más, recordamos como, durante los primeros años de nuestro compromiso cofrade, nuestra peculiar relación con él no era “lo cordial” que se suponía. El ángel de Nicolás de las Casas, que se ha mantenido fiel al paso, incluso cuando se procedió a la sustitución de la imagen de Cristo, no nos hacía más llevadera nuestra inexperta estación de penitencia. Su continuo balanceo, las dificultades para una eficaz sujeción,… provocaba que estuviéramos más pendiente de él que del propio Cristo.

Pero el ángel no acompaña a nuestra imagen titular por casualidad. Nos relata San Lucas que, mientras Jesucristo pronunciaba una de sus oraciones más humanas: “Padre, aparta de mí este cáliz”, “se le apareció un ángel del Cielo que le confortaba” (22,43). Por eso, el ángel lo colocamos a esa altura, como bajando del Cielo, y no en el suelo.

Aprendemos con él que, pese a encontrarnos ante un hombre de la fortaleza de Jesús de Nazaret, su Padre le envía un ángel para que le dé fuerzas, para que lo alivie. Probablemente porque sus discípulos, sus apóstoles predilectos, apenas pudieron vencer al sueño durante unos minutos. También por eso, en nuestro paso, los apóstoles, Juan, Santiago y Pedro, que se quedaron dormidos, pueden faltar, pero no el ángel. La representación del querubín es imprescindible para Cristo, para animarlo ante el destino que enfrenta, su cáliz, que permite el camino de la Redención.

Todos necesitamos nuestro ángel custodio y de nuestros amigos y familiares en los momentos más duros. Por este motivo, tenemos que descubrir los Cristos de este mundo y ejercer de “ángel que conforta”. Por ello también, no tenemos que temer, ni avergonzarnos por pedir ayuda, porque hasta el propio Cristo la necesitó y la tuvo. Dios, como a su Hijo, no nos la va negar.

Contemos con los ángeles custodios en los momentos de nuestra pasión particular, en la de nuestras familias y amigos, mas sepamos que la mayoría de ellos no están en el Cielo sino muy cerca de nosotros o en nosotros mismos. Hoy seamos todos ángeles que consolamos al Señor en su agonía en el Huerto de Getsemaní, pero mañana, mañana, sigamos siéndolo en nuestra vida, porque el reino de Dios no es de este mundo, pero Getsemaní sí.

1 comentario:

  1. mi "ANGEL" llena mi corazón...siempre me acompaña...va conmigo cada día desde que partió hacia el cielo....te quiero pedacito de DIOS

    mami

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