sábado, 1 de abril de 2006

LA SEXTA, MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES

 J.J. Rodríguez-Lewis


Recientemente han comenzado las emisiones del cuarto canal de TV privado en España, La Sexta. Según un comunicado hecho público por la nueva cadena, “nace con la vocación de ser un canal alternativo al actual mapa televisivo”. El adelanto de su programación y una de sus primeras noticias haciéndose con los derechos sobre el Mundial de Fútbol no parecen vislumbrar, sin embargo, un canal muy distinto del resto de competidores.

Pero quizás el aspecto más destacable de la nueva televisión, participada mayoritariamente por la mexicana Televisa, sea el aparente interés por asumir determinados compromisos de carácter deontológico.

Por un lado, teniendo muy presente las recomendaciones del Código de Autorregulación sobre contenidos televisivos e infancia, aunque se echa en falta que lo que anuncie sea su adhesión a este Código, ya suscrito por el resto de las televisiones, y su difusión. Recordemos que la protección de la infancia es uno de los derechos que limita la libertad de expresión, y así se recoge en la Constitución, y más cuando es evidente que parte de los programas actuales resultan absolutamente incompatibles con los objetivos básicos de la educación.

El otro aspecto en el que se hace un especial énfasis es en el pluralismo informativo, hoy en entredicho ante la concentración de medios y las grandes plataformas multimedias. El pluralismo no deja de ser un valor superior de nuestra Carta Magna, y además la televisión es un servicio público. Como apunta Victoria Camps “faltan autoridades reguladoras que ejerzan un control efectivo sobre los medios y garanticen una información plural en la sociedad”.[1]

La Sexta nos adelantaba en diciembre de 2005 que contaría con un código deontológico. El pasado 27 de marzo comenzó a emitir su programación, y aún no ha publicado el citado código (tampoco en su sitio web, que también anunciaba como instrumento de transparencia informativa). La existencia y el conocimiento por los propios periodistas de la cadena y por los televidentes de este documento es un presupuesto mínimo imprescindible para asumir que el compromiso deontológico de la nueva televisión no es una simple operación de marketing.

[1] CONIL J. y GONZÁLVEZ V. (coords.), Ética de los medios, Gedisa, Barcelona, 2004.

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