jueves, 19 de junio de 2014

DHARMA

Dicen que lo que puede hacernos feliz es tener un propósito de vida, aunque más que el propósito en sí mismo, lo que nos puede hacer feliz es conocerlo, convencernos y perseguirlo. En sánscrito lo llaman dharma, que según un libro sagrado del hinduismo, el Bhagavad Gita, describe la verdadera razón de nuestra existencia, el auténtico fin de nuestra estancia entre los vivos. El propósito es, pues, nuestro sueño más genuino, pero siempre será un sueño alcanzable, factible, realizable. El dharma no se alimenta de sueños utópicos o de quimeras. El propósito responde a las preguntas claves de nuestro decurso vital: ¿para qué estoy aquí?, ¿cuál es mi misión?, ¿a qué me debo?, ¿a quién puedo ayudar? El neurólogo y psiquiatra austriaco Viktor Frankl decía que toda persona tiene una vocación o misión específica en la vida, y a ella nos debemos si queremos alcanzar la felicidad.

Sin embargo, tener un propósito de vida y seguirlo no resulta sencillo. Pronto nos encontramos con la primera dificultad. Cómo conocemos cuál es nuestro dharma, cómo averiguamos cuál es realmente nuestra misión, el sendero correcto por donde debemos guiar nuestros pasos. No hay duda de que quién desconoce su propósito no puede ser feliz, porque si lo ignora -y el propósito tiene mucho que ver con el talento- querrá decir que habrá dedicado su vida a asuntos que no le llenan plenamente, a tareas que no le entusiasman, para las que, en verdad, no está preparado. La felicidad, de haberla habido, habrá sido -con toda seguridad- efímera.

Así que el primer paso consiste en hacer un esfuerzo concienzudo por reconocer nuestro dharma, por escudriñar nuestro corazón -elige el camino del corazón, dice un proverbio sufí- para deducirlo, para inferirlo de nuestros sueños, de nuestros miedos, de nuestras alegrías, de nuestras frustraciones. Porque todos los hombres quieren vivir felices, pero al ir a descubrir lo que les hace feliz -como ya lo advirtiera Séneca-, van a tientas, y de esta forma, cuando más afanosamente la buscan, si han errado el camino, más se alejan de ella.  Se trata, por lo tanto, de una mirada profunda y detenida hacia el interior, que escrute nuestra alma en busca de las respuestas precisas.

Pero conocer nuestro propósito de vida no es suficiente. Entonces nos tropezamos con la segunda dificultad. Necesitamos convencernos de que estamos realmente ante nuestro dharma, de que nos encontramos con la confianza suficiente ante la misión para la que estamos preparados, la que nos toca jugar en esta vida. Y esto a veces tampoco resulta fácil: los miedos, la comodidad, los recelos o los riesgos nos apartan de esta convicción. A buen seguro que si logramos cerciorarnos, será más viable disciplinarse en busca del objetivo.

Finalmente, siendo conscientes de nuestro propósito y sintiéndonos absolutamente convencidos de ello, habrá que perseguirlo, y este desafío tendrá que abordarse cueste lo que cueste (tercera dificultad). A decir verdad, no será más duro que otros retos que enfrentamos a diario y el camino habrá de ser en cualquier caso más apasionante, porque transitamos el sendero de nuestra dicha. De modo que bastará con afrontarlo para encontrar nuestra felicidad, incluso durante el recorrido, porque la fortuna -emocional, que es la que nos reporta el auténtico bienestar- siempre se halla en el trayecto. Y en última instancia, normalmente nuestro dharma se concreta en ayudar al prójimo, por lo que lo único que necesitamos es saber cómo hacerlo, esto es, averiguar cuál es el talento en el que debemos perseverar para mejorar la vida de los demás.

4 comentarios:

  1. IB (desde Facebook)22 de junio de 2014, 20:12

    La finalidad del Karma......me gustó

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  2. Un propósito, esa es la clave. Saludos y esperamos con interés ese libro...

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  3. Elsa Punset dice que "Nacemos con la capacidad de querer ayudar a los demás, aunque la recompensa no sea evidente". Así que apoya eso que tú, yo y otros muchos pensamos: que nuestro dharma es mejorar la vida de los demás. De mil modos distintos, cada uno a su manera, unos con intensidad y otros con menos, pero mejorar la vida de los demás. Si los demás hicieran lo mismo, nuestra vida también sería mejor ;)

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  4. Yo creo que tú....eres mi hdarma !! Jeje...besos :)

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