J.J.
Rodríguez-Lewis*
Real
Sociedad Cosmológica
Actas del II Congreso de Historia del periodismo canario. Editorial Densura, 2017
Resumen:La comunicación analiza una de las pocas cabeceras
pretendidamente independientes que alumbraron en el agitado y prolífico
periodismo palmero de entresiglos. Fundado el 1 de diciembre de 1900 por
Wenceslao Abreu Francisco, Heraldo de La
Palma fue un medio que, con seguridad a destiempo, intentó navegar sin
pagar canon alguno de vasallaje político ante una clientela potencial muy
limitada, tanto por su nivel cultural y por el carácter insular y
ultraperiférico del espacio como por la saturación de publicaciones periódicas
del lugar, una maraña de cabeceras, la mayoría beligerantes ideológicamente,
que apenas dejaba sitio para probaturas informativas. En cualquier caso, este
carácter del periódico, tampoco lo convertía en políticamente aséptico. Heraldo de La Palma fue una publicación
muy crítica con los partidos del turno, con el establishment de la época y con la política en general. Es más,
estos intentos de periodismo independiente en La Palma navegaban próximos al
entorno republicano.
Abstract: This
communication analyses one of the few tabloids meant to be independent, which
arose within the hectic and prolific journalism of the turn of the century.
Founded on December 1 1900 by Wenceslao Abreu, Heraldo de La Palma was a media outlet, which tried to
launch its activity, certainly at the wrong time, without paying any kind
of political servitude royalty and with a very limited potential clientele.
This limitation was due to its cultural level, its insular and outermost
location character as well as to the saturation of regular local publications.
There was a bunch of ideological belligerent tabloids, which left very little
room to new informative adventures. In any case, the characteristics of this
tabloid did not turn it into a ‘politically free’ newspaper. Heraldo de La Palma was a publication very critical with
the alternative ruling parties, the establishment and with politics in general.
Moreover, these independent journalistic attempts in La Palma were very close to the republican
sphere.
Palabras clave: Heraldo de La
Palma,
periodismo canario, periodismo histórico, periodismo informativo, periodismo
independiente, La Palma, Wenceslao Abreu Francisco, Hermenegildo Rodríguez
Méndez.
1. El contexto histórico-informativo.
El
pronunciamiento del general Martínez Campos a finales de 1874 proclama rey a
Alfonso XII y pone fin a la primera experiencia republicana. A partir de ese
momento, se pone en marcha el sistema de la Restauración, cuyo mayor logro será
su estabilidad. Al principio se sirve del Rey como árbitro del cambio político,
con el refrendo de un procedimiento electoral manipulado desde el poder, que
impone los encasillados oportunos. A partir de 1885 (tras la muerte de Alfonso
XII y el inicio de la regencia de María Cristina), empero, comienza a
sustentarse en un acuerdo (denominado el Pacto
de El Pardo) que asegura el turno
pacífico entre los dos partidos prosistema: el conservador o
liberal-conservador y el liberal fusionista. En la práctica se trata de un
régimen corrupto, en extremo clientelar, que se debate entre la oligarquía y el
caciquismo. La primera parte de este prolongado periodo finaliza con el Desastre del 98, cuando España pierde
sus últimas posesiones de Ultramar, tras las sublevaciones por la independencia
que se producen en Cuba (1895) y Filipinas (1896), hecho que agudiza el denominado «sentimiento
regeneracionista».[1]
A principios del siglo XX el sistema permanece en lo esencial inalterable,
aunque la capacidad del gobierno de imponer su encasillado ha disminuido ante
la influencia del cacique local y la creciente fragmentación de los partidos
dinásticos por la desaparición de sus grandes líderes: Cánovas del Castillo
(1897) y Sagasta (1903). El 17 de mayo de 1902, con apenas 16 años, empieza su
reinado Alfonso XIII.
Entonces en La Palma apenas existe el partido conservador, aunque distinguido por su indisimulado leonismo, en perjuicio de los auténticos correligionarios del marqués de Muni. Además, los republicanos no se visualizan nítidamente hasta la constitución de Unión Republicana en 1903. Con una economía marcadamente agraria y una sociedad caracterizada por la emigración y el bajo nivel cultural, la isla se encuentra bajo la égida de una oligarquía representada por los grandes propietarios de la tierra y el agua (las familias Poggio, Yanes o Sotomayor), junto a otro grupo, menos dominante, constituido por la burguesía mercantil de la capital insular, de la que el comerciante Juan Cabrera Martín es el representante más destacado. De resto, conviene apuntar que la isla ronda los 46.000 habitantes en 1900, y su capital, Santa Cruz de La Palma, apenas supera los 7.000.[2]
Entre 1900 y 1902, años en que se publica Heraldo de La Palma, el contexto
internacional está dominado por la
segunda guerra de los bóers. Este
conflicto, que enfrenta al Imperio Británico y a los colonos
sudafricanos de origen neerlandés (afrikáneres), comienza en 1899 y finaliza en 1902. En 1900 se crea al Tribunal
Internacional de La Haya y, como consecuencia de un atentado anarquista en
Milán, muere Humberto I, rey de Italia. En 1901 fallece, también, la reina
británica Victoria I. Aunque quizá los acontecimientos más importantes de la
época se producen, el primero en Suiza en 1900, cuando el alemán Ferdinand von
Zeppelin realiza el primer vuelo dirigido de la historia en un aparato menos
pesado que el aire: el globo dirigible, y el segundo en Inglaterra en 1901,
cuando el italiano Marconi emite una señal de radio transatlántica (la letra S
en alfabeto Morse) hasta Terranova.
En cuanto al periodismo canario, la estabilidad del
sistema de la Restauración y la ley de imprenta de 26 de julio de 1883, que
suprime el depósito previo para los periódicos políticos, entre otros avances,
contribuyen a asentar por un tiempo el nuevo quehacer de la prensa insular
centrada, en especial, en un periodismo fuertemente ideologizado. De forma
paralela, el desarrollo urbano de las ciudades portuarias canarias al fragor de
la exportación de plátanos, tomates y papas a Inglaterra y de la situación en
Europa, pone las bases de un nuevo periodo de crecimiento de la economía
insular que permite superar la crisis de la cochinilla, principal producto de
exportación de las islas entre 1840 y 1870. Las consecuencias más notorias del
proceso para el periodismo canario fueron, de un lado, una leve regresión del
analfabetismo (situado aún por encima del 70%, aunque un poco menor en La
Palma), con el correlativo aumento potencial de las clientelas de los
periódicos y, de otro, las mejoras de las comunicaciones exteriores, sobre todo
tras el amarre del cable telegráfico Cádiz-Tenerife (1883) y su extensión a
otras islas (a La Palma llega el 16 de noviembre del mismo año), con el
consiguiente acercamiento de la actualidad estatal e internacional al
Archipiélago. Sin embargo, tales progresos no bastan para que remita el éxodo
migratorio hacia América (sobre todo hacia Cuba).[3]
En consecuencia, la prensa isleña y palmera se
caracterizan por la proliferación de cabeceras y por su limitada permanencia en
el mercado. Los periódicos no suelen disponer de imprenta propia, se imprime
todavía en máquinas planas y los ejemplares no superan, por regla general, las
cuatro páginas. Son, además, de formato poco atractivo: pocas ilustraciones
(grabados mayormente), textos muy largos y titulares monótonos, a una columna. Abundan
las disputas ideológicas, sin trasfondo intelectual, así como los
enfrentamientos personales.
El primer periódico en considerarse «informativo» en La
Palma es El noticiero, en su primera
época (1872). Luego La voz del pueblo
(1887) se intitula «independiente», así como Diario de avisos (1890), «independiente e informativo». Finalmente,
La justicia (1898) y El fiscal, en su primera época (1900),
se presentan también como «independientes». Al tiempo que Heraldo de La Palma, una de las épocas de mayor profusión
periodística, se editan en Santa Cruz de La Palma los periódicos Diario de avisos, independiente e informativo,
La defensa, político y de intereses
materiales, El fiscal (hasta el
3-1-1902), independiente, y luego político y de intereses generales, El acicate (entre el 5-7-1901 y el
27-1-1902), de intereses generales, El leñazo
(entre el 31-5-1902 y el 5-6-1902), independiente, El grito del pueblo (desde el 9-1-1902), republicano, y La voz del obrero (desde el 6-9-1902),
defensor de la clase trabajadora.[4]
2.- Cuestiones generales y formato.
Heraldo de La Palma comienza a publicarse el 1 de diciembre de 1900 y su último
número (n. 317) ve la luz el día 30 de diciembre de 1902. Su
director-propietario y único redactor es Wenceslao Abreu Francisco, hasta que el 9 de septiembre de 1902,
por trasladarse este a Barcelona, lo sustituye Hermenegildo Rodríguez Méndez,
que hasta entonces ejercía de colaborador. En los últimos números del periódico
(a partir del n. 295) colabora también el escritor y periodista Luis Felipe
Gómez Wangüemert (1862-1942).[5]
Wenceslao Abreu
Francisco nace en
Santa Cruz de La Palma el 31 de mayo de 1859. Emigra a Cuba con solo 17 años,
donde se inicia en el campo del periodismo. En La Habana es redactor de los
semanarios La voz de Canarias
(1884-1886), en el que firma bajo el seudónimo «Tanausú», y El eco de Canarias (1886-1890). De
regreso a su isla, funda y dirige Heraldo
de La Palma, y temporalmente El
heraldo (1903-1904). Más tarde vuelve a Cuba y fallece en La Habana en
1918. La crítica literaria de aquel país le consideró un escritor de estilo
cortado, fácil y ligero y un poeta de carácter melancólico.[6]
Hermenegildo
Rodríguez Méndez nace también en Santa Cruz de La Palma el 13 de abril de 1870.
Como periodista dirige, sucesivamente, Heraldo
de La Palma, El heraldo, Germinal y Diario de La Palma. De profundas ideas liberales y republicano de
convicción, ocupa cargos directivos en la organización republicana insular
desde la fundación de Unión Republicana en 1903. Ejerce, además, como profesor
de enseñanza primaria y, como buen conocedor de las realidades económicas,
agrarias y comerciales de Canarias, publica en 1913 El impuesto sobre el azúcar en la provincia de Canarias. Fallece en
Santa Cruz de La Palma el 5 de octubre de 1922.[7]
El periódico se
imprime en la imprenta «Gutenberg», ubicada en la calle Santiago, n. 15 (más
tarde se traslada al n. 48 de la misma vía) y sale todos los martes, jueves y
sábado. En La Palma pocas publicaciones fueron diarias. Los periódicos
contemporáneos del Heraldo, con la
excepción de Diario de avisos, son
todos semanales. El precio de la suscripción mensual es de 0,75 pesetas en los
primeros números y de una peseta (1,50 en el extranjero) a partir del número
14, incremento que se justifica en la intención de poder sufragar los gastos de
un servicio particular de información telegráfica. Aún no es común la venta al
número, aunque ya podía encontrarse en algunos periódicos de la isla (El noticiero, v.gr.). Respecto de las
suscripciones, resulta frecuente insertar en los primeros números un anuncio (o
«aviso») para considerar suscriptores a los que reciban el número y no lo
devuelvan. La tirada no debe superar los 110-120 ejemplares (repárese en que,
en 1904, Diario de avisos imprime 80,
El grito del pueblo 130, Germinal, 250 y Fénix palmense, 300[8]).
El periódico tiene
solo dos páginas (33x48 la plana). El paginado normal en la prensa insular de
la época, tanto por las características de las imprentas (máquinas planas) como
por la carestía del papel y la delicada situación económica, es, sin embargo,
de cuatro páginas. En La Palma apenas se publicaron con dos páginas Diario de avisos, La constancia, El leñazo,
El heraldo, El cabildo insular, Diario insular,
La voz de La Palma y El día. Las ediciones se imprimen a
cuatro columnas. El periódico mantiene la estampa clásica de los periódicos
antiguos con el uso del corondel entre columnas, propio de la impresión de los
periódicos en máquinas planas de plomo, con el propósito de que los renglones
no se salgan de su lugar mientras se conforma la plana. La cabecera se reproduce
en tamaño menor sobre la columna del primer editorial.[9] Heraldo de La Palma no publica fotografía alguna, «arte» aún
incipiente en La Palma y todavía más por desconocida la reciente invención del
fotograbado, que será lo que permitirá la reproducción de las fotografías en
los periódicos. Las ilustraciones, por lo tanto, se limitan a dibujos y
grabados, sobre todo en la publicidad.
3.- Distribución de la información.
La información
periodística aparece exclusivamente en la primera página, aunque en algunos
números si la información no cabe en la plana se sigue en unos renglones en la
siguiente. La segunda página se reserva para la publicidad, registro civil y
movimiento portuario. Admite anuncios, reclamos y comunicados a precios
convencionales. Los pobres, sin embargo, tienen derecho a un anuncio gratis por
una vez. La primera información se publica por lo general en forma de
editorial, y puntualmente de artículo de opinión. Y a continuación se inserta
la información insular, provincial y nacional, aunque de modo muy asistemático,
incluidos los sueltos o breves del correo o telegráficos.
En la primera página encontramos dos secciones fijas: «Crónica
de La Palma» (noticias locales de todo tipo en forma de breves) y «Últimas
noticias» (informaciones nacionales e internacionales recibidas por correo, con
un formato aún más reducido). Más adelante incluirá la sección «Telegramas»,
donde se insertará la información telegráfica remitida por el corresponsal en
Madrid de un servicio particular, que terminará por sustituir a la información
del correo. No obstante, cuando las deficiencias en el cable no permiten la
recepción del servicio telegráfico, la sección pasa a denominarse «Correo de
hoy» o «Noticias del correo», o bien se opta por rescatar la denominación
primitiva, «Ultimas noticias». Intermitentemente aparece la sección «Vapor-correo»,
que informa de la línea interinsular y de algunos de sus viajeros. «Crónica de
La Palma» pasará a denominarse «De aquí y de allí», con la nueva dirección de
Rodríguez Méndez (a partir del n. 286). En los primeros números incorpora una
subsección denominada «»De la provincia», que pronto desaparece. Al pie de la
primera plana, se inserta la información de cambios: Londres y París.
En la segunda página son fijas las secciones: «Registro
civil» (nacimientos, defunciones y matrimonios), «Puerto de Santa Cruz de La
Palma» (movimiento portuario), «Importación/Exportación» (alimentos y
materiales que entran y salen por el puerto), «Movimiento de pasajeros» y «Sección
de Anuncios». Esta información, a excepción de la publicidad, desaparece a
partir del n. 143 (2 de noviembre de 1901). Además, se incluye la información
sobre el periódico (cabecera, precios de suscripción, esquelas, dirección,
etc.). No hay sección de Gacetillas, aunque
normalmente encontramos un anuncio por palabras que encabeza la sección. Los
anunciantes son en la práctica las líneas trasatlánticas, que comunican con la
isla de Cuba. El resto de espacio lo ocupa, por regla general, el anuncio de la
imprenta «Gutenberg» que imprime el periódico (que incluye a partir del n. 74,
y durante algunos números, un anuncio específico sobre la impresión de
esquelas) y más adelante algunos anuncios breves.
Heraldo de La Palma
apenas publica esquelas, pese a que las admite a precios –dice– bastantes
reducidos, supuesto que suele indicar la aceptación del periódico entre los
ciudadanos, aunque su director siempre publicó una en el aniversario de la
muerte de sus padres. Esporádicamente encontramos poemas, por lo general en una
sección intermitente intitulada «Letras». Con cierta frecuencia, el periódico
incluye también, en la primera página, informaciones, comentarios y referencias
de otros medios de la provincia, así como de la prensa nacional o internacional,
aunque tampoco abusa de ello.
4.- Ponderación y contenido de la información.
En general, los
titulares, si los hay, son poco atractivos, a una columna, y conformados apenas
por una palabra, o un sintagma lo más, y escasamente informativos. En los
títulos o titulares se mezcla la tipografía, así como las mayúsculas y
minúsculas con cierto desorden. El género dominante es, por razones obvias, la
opinión. Todo el periódico es prácticamente un editorial, que comprende más de
la mitad de la primera página, la única que se dedica a información. La opinión
contagia a la información estricta. Las noticias aparecen, por lo general, en
formato de breve, en las secciones «Crónica de La Palma», «Últimas noticias», «Telegramas»
o «De aquí y de allá».
Heraldo de La Palma se define como periódico independiente. No responde, pues,
a ese otro tipo de periodismo predominante en la época, profundamente
ideologizado, en el que se defienden los planteamientos de un partido o facción
política. No obstante –como veremos–, este periódico se gesta en círculos
republicanos. En su primer número, Heraldo
de La Palma explicita que «vino al estadío (sic) de la prensa a tremolar la
bandera blanca, en cuyo centro se ven grabadas con grandes caracteres, estas
tres santas palabras que constituyen su lema: ¡Patria, Libertad y Justicia!”,
decidido también a no mezclarse en las luchas de los partidos políticos…».[10]
Conviene
advertir que entonces en Canarias los pocos periódicos que ven la luz con
cierta vocación informativa o independiente (de los que puede exceptuarse Diario de avisos) disfrutan de una
existencia efímera al no contar con un número de compradores o suscriptores y
anunciantes mínimamente sólido.[11] Heraldo de La Palma, dos años después de su nacimiento, y bajo la
dirección ya de Hermenegildo Rodríguez Méndez, confiesa que no ha encontrado en
el público el apoyo a que se creían acreedores, lo que no le resulta extraño,
dado que «en la isla de La Palma apenas se lee y mientras se gasta el dinero en
cosas fútiles y hasta perjudiciales, nadie siente la necesidad de gastarse
algunos céntimos en libros, folletos o periódicos».[12]
La información
es de todo tipo, alternándose en la primera plana del periódico noticias y
editoriales que tratan un asunto local, nacional o internacional, cultural o
político, sobre infraestructuras, sociedad o movimiento portuario. El editorial
también responde al mismo corsé. Tanto se ocupa de un asunto de ámbito nacional
como local o internacional. Abunda, empero, el editorial político, crítico con
los partidos del Pacto y con los políticos en general y en especial beligerante
con el gobierno conservador municipal de Santa Cruz de La Palma y de su
alcalde, el silvelista Tomás Lorenzo Calero, pero sin postularse por una facción
concreta. No obstante, demuestran una a priori sorprendente defensa del
diputado Pedro Poggio (1863-1929), de adscripción conservadora, así como del
general Enrique Bargés y Pombo (1842-1906), senador, de los que se transcriben
algunas (pocas) intervenciones. El caso de Poggio lo explica el propio
periódico con ocasión del anuncio de su candidatura a las elecciones de 1901:
Alejado completamente el HERALDO DE LA PALMA de la
política (?) local que por nuestra desgracia tantas raices ha echado entre
nosotros, claro se está que no toma parte en la próxima lucha; pero esto no es
óbice para que ahogue en su garganta, el grito que le arranca su nunca
desmentido patriotismo. El HERALDO DE LA PALMA no vé en su particular amigo D.
Pedro Poggio y Alvarez candidato para las elecciones de mañana, al político
silvelista que pretende representarnos en las futuras Cortes españolas, en las cuales
vá á tomar asiento por tercera vez: solo vé en el Sr. Poggio, al distinguido
paisano que ha gastado sus humildes pero perseverantes fuerzas, en recabar de
los poderes públicos las mejores que le han sido posibles para el pais que
nacerle vio, y esa cualidad que tanto adorna al buen hijo de la Palma, basta
para que su candidatura nos resulte simpática. Detestamos el cunerismo con el
cual no hemos podido ni podremos nunca transigir de manera alguna, y un cunero,
el Sr. D. Aureliano Beruete y Moret, resulta encasillado por el Gobierno,
frente á la candidatura del Sr. Poggio[13].
Por lo tanto,
esta defensa de Poggio no puede confundirnos en cuanto al ideario del periódico
(muy alejado de los partidos del Pacto y por ello del partido conservador).[14] En los albores del siglo
XX se había reducido la capacidad del gobierno de turno de imponer su voluntad
y, por lo tanto, su encasillado.
Frente a la práctica de imponer diputados “cuneros”, cada vez más rechazada,
con el paso del tiempo se refuerza la tendencia del electorado a votar a un
candidato local, un cacique que ha nacido o tiene propiedades en el lugar, con
mucha influencia (como Poggio) y más proclive a defender los intereses del
distrito.[15]
Solo así puede explicarse la defensa del diputado conservador. Al entrar en el
segundo año de su publicación, el periódico fundado por Wenceslao Abreu
confirma «que cuenta cada día, con la aceptación y el apoyo del público que lo
sostiene y que le anima para continuar impertérrito su camino sin necesidad de
hacer antesala de ninguna sacristía… política».
Esta confusión
parece impregnarse de otros medios, así El
heraldo de Hermenegildo Rodríguez Méndez recoge una información del
periódico liberal tinerfeño La opinión,
en la que se asegura que «los órganos pactistas Heraldo de La Palma y La defensa
se habían fusionado en La solución». El
editorialista de El heraldo ironiza
con que en la redacción de La opinión
muy poco se leía el Heraldo de La Palma,
porque si se hubiera leído no diría el diario tinerfeño que era órgano
pactista. Nos consta –asegura el editorialista- lo que el Heraldo era, puesto que se publicó en los últimos tiempos bajo la
misma dirección que nuestro periódico [Rodríguez Méndez], que casi puede
decirse ha venido a sustituirle: «Más de una vez le dio el Heraldo en los nudillos a La
defensa y más de cuatro atacó la política pactista. ¿Cómo podía ser
voceador de esa política?».[16]
Además, en
cuanto a la política local, también muestra una particular simpatía por Juan B.
Lorenzo Rodríguez, concejal y alcalde accidental, y luego alcalde de la capital
palmense, también del partido conservador, en contraposición al ya citado
Calero Lorenzo. En este ámbito, Heraldo
de La Palma es sobre todo duro con el caciquismo imperante.[17]
Ahora bien, no
podemos desconocer que en todo ello se esconde un larvado republicanismo, como
se demostrará después, especialmente a partir de la constitución de Unión
Republicana en 1903 y en esa suerte de segunda época del periódico (con el
nombre de El heraldo), en donde a
partir del número 42 (18 de abril de 1903) pierde como por ensalmo el
calificativo de «independiente», intitulándose «periódico trisemanal», ante la
ostensible deriva a favor del partido republicano que se constituía entonces en
Santa Cruz de La Palma, y cuyo primer secretario pasa a ser el propio director
del periódico, Hermenegildo Rodríguez Méndez.[18] Este disimulado republicanismo
lo notamos también en un señalado interés por la cuestión social y por el
obrerismo o en la particular querencia que muestran por el alcalde republicano
de Los Llanos, Cayetano Armas Lorenzo. Podríamos aventurar que la inexistencia
de un partido republicano entonces en Santa Cruz de La Palma es la razón de la
aparente independencia de este periódico, no obstante, esta no parece que sea
esa exactamente la razón, pues su primer director, Wenceslao Abreu Francisco,
recupera la orientación «independiente» de la versión continuista del periódico
(El heraldo), cuando sustituye a
Rodríguez Méndez en febrero de 1904.
Los editoriales. Los
contenidos temáticos de los editoriales son de lo más variados, pero Heraldo de La Palma fue perseverante en
denunciar las deficiencias que apreciaba en Santa Cruz de La Palma y en la
isla: la carretera del sur hasta Candelaria,
los caminos vecinales, el proyecto de construcción del túnel de la
Cumbre, la instrucción pública, los escasos efectivos de la Guardia Civil, las
deficiencias del telégrafo, la propuesta de crear una Escuela de Artes y
Oficios, la necesidad de contar con una plaza de mercado, la limpieza de la
ciudad, el proyecto de cubrición del Barranco de Dolores, la puesta en marcha
del faro de Fuencaliente o los graves desperfectos del de Punta Cumplida, las
obras del puerto o las deudas contraídas con el Hospital de Dolores. En este
sentido, son frecuentes los editoriales personalizados y dirigidos al
gobernador civil de la provincia correspondiente. Pero los editoriales también
se hacen eco de asuntos de otra índole, tanto culturales (el decaimiento de los
Carnavales o la muerte del poeta y periodista Antonio Rodríguez López) como
internacionales, menos habituales (el caso
Springe, un duelo de honor en Alemania, o la catástrofe de Martinica, con
la erupción del Monte Pelée y casi treinta mil víctimas).
Normalmente al editorial principal siguen otras
informaciones del mismo género, que calificaríamos de un segundo o tercer editorial.
Los contenidos temáticos de estos editoriales secundarios también son de lo más
variados. De forma intermitente, en lugar de un segundo o tercer editorial, se publica
un artículo de opinión. En los primeros números, son frecuentes los firmados
por el colaborador del periódico Hermenegildo Rodríguez Méndez.
La información
local. Las noticias locales se muestran muy trufadas de opinión a
continuación del editorial o editoriales, donde abundan las referidas al
movimiento portuario. Entre la información política se da cuenta de las
elecciones a la Diputación provincial, «ese cuerpo inútil que se llama
Diputación provincial»,[19] en la que salen elegidos
Eustaquio García, Pedro Miguel Sotomayor, Adolfo Cabrera Pinto y Francisco
Abreu, así como de la elección de senadores (León y Castillo, el general Bargés
y el duque de Híjar). También se informa de que en las elecciones al
Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma fueron elegidos, por el partido
conservador, Juan Bautista Lorenzo Rodríguez, José Vandewalle y Pinto, Rosendo
Cutillas Hernández, Juan José Ramos y Ezequiel Pérez Rosa, y por el partido
liberal, Federico López Abreu, Antonio Fernández Pérez y Manuel López Morales,
de los que apostilla: «Todos ellos amigos apreciables del Heraldo, pero al fin políticos y por lo
tanto de los llamados a no hacer nada
en obsequio de la regeneración de nuestro desgraciado pueblo».[20]
Del resto de las informaciones, sobresalen las noticias o
comentarios sobre las obras del puerto, la carretera del sur hasta Candelaria,
el proyecto de la carretera de Buenavista al Paso a través de un túnel por
Cumbre Nueva, el accidente de la corbeta de guerra «Nautilus» en el puerto de
Santa Cruz de Tenerife, la muerte del escultor Aurelio Carmona López, la visita
del pintor González Méndez, los altos precios de la carne en la ciudad, etc.
También ofrece información judicial, pues se da cuenta de los juicios por
jurado que celebra la Audiencia Provincial en La Palma. Una información destacada
que comienza a ser fija a partir del n. 285 es la referida al proceso judicial
sobre el denominado «Crimen de la Cloaca» (tras el hallazgo de un cadáver en
una fosa séptica del parque de San Telmo en Las Palmas de Gran Canaria),
seguido con interés en las islas. Además, la información se ofrece haciendo uso
de unos incipientes ladillos, casi por primera vez en el periodismo insular.
Las noticias locales, en formato breve, se apilan bajo la
sección «Crónica de La Palma». Comprende básicamente información sobre los
viajeros de postín que llegan o salen de la isla, y del propio movimiento
portuario, una información que abunda en todos los números. La sección es
también una suerte de «ecos de sociedad», donde se da cuenta de fallecimientos,
onomásticas, distinciones y éxitos académicos de paisanos egregios y de los
bailes de sociedad que acostumbraban a organizar sociedades lúdicas y
culturales. También se informa con cierta frecuencia de las lluvias caídas en
la isla y se comunican los últimos servicios prestados por la Guardia Civil,
que en enero de 1901 pasa a constituir una sección cuasifija con el nombre de «La
Benemérita».
La información
nacional e internacional. La mayoría de las noticias nacionales e
internacionales, además de comentarse alguna de ellas en los editoriales del
periódico, se recogen, primero en la sección «Últimas noticias», y luego en la
intitulada «Telegramas», que comprende la relación de noticias recibidas del
servicio de información telegráfica del corresponsal del medio en Madrid,
aunque el mal funcionamiento de la línea con Tenerife provoca que en muchas
ocasiones no se reciban, lo que el periódico advierte con cierta desazón. La
noticia internacional más recurrente se refiere a la información sobre la
segunda guerra de los bóers en África del Sur. Entre el resto de las
informaciones de este carácter, destacamos la muerte de la reina Victoria de
Inglaterra y la coronación del rey Alberto Eduardo, la muerte del anarquista
Szolgoz, asesino del presidente Mackinley, la erupción volcánica en Martinica,
con millares de víctimas, y la insurrección civil en Venezuela.
Entre las nacionales, se incluye, entre otras, la
aprobación de la ley del descanso dominical y del tratado franco-español sobre
la posesiones de Muni, la muerte del poeta Ramón de Campoamor, la boda de la
princesa de Asturias con el hijo del duque de Caserta, la convocatoria de
nuevas elecciones, las huelgas en Barcelona o Valencia, la coronación del rey
Alfonso XIII, la firma del decreto de adjudicación del remate de los arbitrios
de los puertos francos o la ley de descentralización administrativa de Moret.
La publicidad.
Los anunciantes son casi exclusivamente las líneas trasatlánticas, que comunican
con la isla de Cuba: Antes A. López y
Comp.ª, Hijo de J. Jover Serra, P. Prats y C.ª (luego A. Folch y C.ª) y Pinillos, Izquierdo y C.ª, así como la compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios,
que une los puertos canarios, y la compañía Yeward
Brothers que enlaza el puerto de Santa Cruz de La Palma con los de Santa
Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria y Liverpool. Los agentes
consignatarios locales son Juan Cabrera Martín e Hijos de Juan Yanes. También
se publicitan las compañías de seguros marítimos: The London Assurance y The
Underwriting Asociation (a partir del segundo año se anuncia La Bandense). A partir del n. 169 «Juan
Cabrera Martín, consignación de vapores» pasa a ocupar una columna completa de
la plana, publicitando los servicios de la compañía trasatlántica desde
Barcelona. Otros anuncios de la última época son los de La Aseguradora Española, Ackermann y C.ª, Teja francesa o una
Sombrerería en la calle Santiago.
Otros contenidos. En el Heraldo de La
Palma nos tropezamos con parte de la información no periodística que era
típica en las publicaciones de la época: registro civil (nacimientos,
defunciones y matrimonios) o movimiento de pasajeros. No hallamos aún las
informaciones propias de la comunicación de masas (deportes, cine, teatro,
toros, etc.), salvo algunas referencias teatrales y, sobre todo, la información
gallística que comienza a ofrecerse en la última etapa del periódico, a partir
del n. 190 (febrero de 1902), entre los partidos franciscano y dominico.
Las noticias sobre sucesos no son tan escasas como en otras cabeceras, sí, por
el contrario, los comunicados oficiales o la trascripción de normas; tampoco
son frecuentes los discursos e intervenciones de los próceres políticos,
cuestión lógica al tratarse de una publicación tendencialmente independiente. Heraldo de La Palma tampoco es inmune a
las habituales refriegas entre periódicos. Entre ellas, siempre moderadas,
destaca las que entabla con Diario de avisos,
así como alguna menor con el diario conservador La defensa.
Una cuestión de honor. El periódico también recoge una denominada cuestión personal o de honor, que casi acaba en lance de duelo, en la que se ve
involucrado el director-propietario Wenceslao Abreu Francisco, que pasa por un
singular tribunal de honor, aunque al final sin consecuencias. En el diecinueve
todavía cualquier motivo, por insignificante que fuera, acababa en lance de
honor, a primera sangre. Pero a principios del veinte, había arraigado un
sentimiento antiduelista, hasta entonces latente, que promovía la creación de
Ligas contra el duelo en la mayor parte de Europa. Cuando los contendientes
eran periodistas, se planteaba como solución la creación de tribunales de honor
corporativos, pues el endurecimiento de la legislación siempre se había
revelado ineficaz. No obstante, a nivel nacional, el tribunal de honor no se
constituye hasta 1917[21] y los duelos terminan en
realidad en 1915.[22]
La cuestión que nos interesa
se origina a raíz de un editorial que, bajo el título de «Una denuncia»,
critica la actuación del arcipreste de la isla, Benigno Mascareño Pérez (†1921),
con ocasión de una denuncia presentada por este en el Juzgado de Instrucción
contra un ciudadano por proferir supuestas injurias en la vía pública
hallándose aquel en funciones de su ministerio, lo que el periodista disculpa
por insultos previos del sacerdote, al que tacha de «genuino representante de
la intransigencia católica» e «insultador de los que no comulgan en su iglesia».[23] Con este motivo, el Sr.
Abreu es convocado al Ayuntamiento por el alcalde Tomás Lorenzo Calero, que
había constituido en el consistorio un tribunal
de honor junto con los directores de Diario
de avisos, El fiscal y La defensa
y dos maestros de escuela para juzgar el artículo de marras. No obstante, el Heraldo se abstiene de tomar parte en
aquel acto y efectúa la oportuna protesta. Este periódico en un artículo que
titula «Tribunal de honor» asegura que «despachado andaría el Heraldo si no pudiera juzgar en su
columnas actos que son de dominio público y si sus escritos pudieran ser
juzgados por maestros de escuela a quien[es] hace tiempo viene combatiendo por
estimar que no cumplen con los deberes que para con nuestro pobre pueblo se han
impuesto», pues en lugar de llamárseles a constituir tribunal de honor, «debía
de estárseles instruyendo expediente por faltas en el ejercicio de sus cargos».[24]
Esta opinión sobre los maestros de escuela provoca que un
ofendido José de las Casas Paz, maestro a la sazón, denuncie ahora el artículo «Tribunal
de honor», y promueva una reunión de conciliación entre representantes del
director de Heraldo de La Palma y del
propio José de las Casas, en la que la representación del Sr. Abreu Francisco
manifiesta que este sostiene íntegramente todos los conceptos contenidos en el
citado artículo, si bien nunca se propuso ofender al Sr. De las Casas Paz.
Explicación que no convence a los representantes de este, por lo que proponen
que la cuestión se lleve a otro terreno (se llega a proponer incluso un «lance»
o duelo, que fue aceptado por el Sr. Abreu, que no se materializa).
Días después el
mismo José de las Casas Paz y uno de sus representantes publican conceptos «depresivos»
(sic) para el Sr. Abreu en el periódico La
voz del Paso. En su virtud, a la mañana siguiente, la representación del
Sr. Abreu visita al Sr. De las Casas Paz, y le transmite que habiendo quedado este
sin representación esperan que pronto designe otros apoderados para concertar
lo conducente al acto vis a vis que
debe celebrarse, así como para tratar de las ofensas inferidas al Sr. Abreu por
el Sr. De las Casas en La voz del Paso.
Después de varios aplazamientos, y con varias idas y venidas sin acuerdo entre
los apoderados de ambos interesados, los representantes del Sr. Abreu deciden
dar por terminada su misión, haciendo constar que si no se llevó a efecto lo
acordado fue por deficiencia del Sr. De las Casas Paz, quedando a salvo, pues,
el honor del director-propietario del periódico, Sr. Abreu Francisco.[25] Finalmente, Heraldo de La Palma que había censurado
la actitud de los colegas de la prensa participando en aquel primigenio «tribunal
de honor», luego los exculpa: a El Acicate
porque no quiso formar parte del mismo, y a Diario
de avisos y El fiscal, porque
protestaron después de lo hecho en él.
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*
Los ejemplares de Heraldo de La Palma
fueron consultados en la Hemeroteca digital (JABLE) de la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria (la colección finaliza en el número 312, por lo que
faltan los últimos cinco números) y en la Hemeroteca de la Real Sociedad
Cosmológica de Santa Cruz de La Palma (falta el nº 260, de 12 de agosto de
1902). Los tres primeros números que se conservan en esta última hemeroteca
requieren de su restauración.
[1] Al que contribuye sobre todo Joaquín Costa, que en 1902
publica Oligarquía y caciquismo como
forma actual de gobierno en España.
[2] Fondo Documental del Instituto Nacional de Estadística. Censo de
población. Provincia de Canarias. Tomo
I, p. 74.
[3] Yanes [Mesa], Julio [José], Historia del periodismo tinerfeño
(1758-1936), La Laguna, Centro de la Cultura Popular Canaria ,
2003, p. 181.
[4] Régulo Pérez, Juan, «Los periódicos de la
isla de La Palma», en Revista de Historia,
nº 84 (1948), La Laguna, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de La
Laguna, passim.
[5] Vid. Pérez García, Jaime,
Fastos biográficos de La Palma, Santa
Cruz de La Palma, Sociedad Cosmológica y Caja General de Ahorros de Canarias, 2009,
pp. 179-180. Gómez
Wangüemert había compartido tareas de colaborador con Abreu en el semanario El eco de Canarias de La Habana (Cuba).
Fernández, David
W., Los periódicos canarios en América,
s.l.e., Gobierno de Canarias, 2000, p. 35.
[8] Régulo Pérez, op. cit. (1948), p. 341.
[9] Pablos Coello, José Manuel de, Tipografía para periodistas, Madrid,
Editorial Universitas, S.A., 2003, p.
116.
[10] «Nuestro propósito» y «Un año más». Heraldo
de La Palma (Santa Cruz de La Palma, n. 1 y 307, 1 de diciembre de 1900 y 2
de diciembre de 1902), pp. [1].
[11] Vid. Yanes [Mesa],
Julio [José], La encrucijada del periodismo canario
(1898-1936), La Laguna, Editorial Benchomo, 1998, p. 22.
[12] «Un año más», cit.
[13] «Elecciones». Heraldo de La Palma, n. 71 (Santa Cruz de La Palma, 18 de mayo de
1901), p. [1].
[14]
Cfr. Hernández Hernández, María
Rosa, Movilización política en la
Restauración: los orígenes del Cabildo Insular de La Palma, Santa Cruz de
La Palma, Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, 2006, p. 33.
[15] Avilés Farré, Juan et
al., Historia política 1875-1939,
Madrid, Ediciones Istmo, 2011, p. 184.
[16] «De aquí y de allí». El heraldo, nº 19 (Santa Cruz de La
Palma, 17 de febrero de 1903), p. [1].
[17] «Burlas sangrientas». Heraldo de La Palma, nº 143 (Santa Cruz
de La Palma, 2 de noviembre de 1901), p. [1].
[18] Vid. El
heraldo,
nº 46 (Santa Cruz de La Palma, 18 de abril de 1903), p. [1]. Wenceslao Abreu
Francisco dirige este periódico a partir del n. 157 (6 de febrero de 1904), y
la publicación recupera el calificativo de «independiente». Vid. «Nuevos derroteros». El heraldo, n. 157 (Santa Cruz de La
Palma, 6 de febrero de 1904), p. [1]. La nueva orientación de este periódico
coincide con el nacimiento de Germinal,
órgano del partido republicano palmero, dirigido por Francisco Lozano Cutillas.
Esta suerte de segunda época del periódico que analizamos alcanza los 209
números, y deja de salir el 28 de junio de 1904. Hermenegildo Rodríguez Méndez
pasaría a ser el presidente del comité republicano de Santa Cruz de La Palma en
1905.
[19] «Elecciones». Heraldo de La Palma, n. 43 (Santa Cruz de La Palma, 12 de marzo de
1901), p. [1].
[20] «Nuevos consejales»
(sic). Heraldo de La Palma, n. 147 (Santa Cruz de La
Palma, 12 de noviembre de 1901), p. [1].
[21] Vid. Mateos Fernández, Juan Carlos, «Cuestión de honor. Los periodistas se baten en duelo»,
en Historia y Comunicación Social, n.
3 (1998), Madrid, Universidad Complutense de Madrid, pp. 323-341. No obstante,
el libro Lances entre caballeros,
escrito por Julio de Urbina y Cevallos-Escalera, marqués de Cabriñana, y
publicado en 1900 (Madrid, Sucesores de Rivadeneira, p. 184, reeditado en
facsímil en 2011, Valladolid, editorial Maxtor) da cuenta de la existencia por
unos pocos meses de un tribunal de la prensa en Madrid en 1855 formado por
directores o redactores de los periódicos La
esperanza, El clamor público, La España y El occidente.
[22] Martín Escorza, Antonio, «Reporteros de pluma y
espada». El mundo [suplemento
Crónica, n. 428] (Madrid, 28 de noviembre de 2003).
[23] «Una denuncia». Heraldo de La Palma, nº 150 (Santa Cruz de La Palma, 19 de
noviembre de 1901), p. [1].
[24] «Tribunal de honor (¿)». Heraldo de La Palma, nº 151 (Santa Cruz
de La Palma, 21 de noviembre de 1901), p. [1].
[25] «Cuestión personal». Heraldo de La Palma, n. 157 (Santa Cruz de La Palma, 5 de diciembre
de 1901), p. [1].
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