Intervención en el acto de
reconocimiento organizado por la sociedad La
Investigadora de Santa Cruz de La Palma, el 17 de octubre de
2017
Antes de todo quiero decirles que es para mí un honor intervenir
en este homenaje, por lo que agradezco de corazón la invitación de La
Investigadora: en primer lugar, por permitirme participar de un tributo más que
merecido; y en segundo lugar, por la amistad, el afecto sincero y la admiración
que mi padre le profesaba a Pancho. Gracias también a la Sociedad La Investigadora por este
reconocimiento, aún en el debe de instituciones como el Ayuntamiento de Santa
Cruz de La Palma o la
Federación Insular de Baloncesto.
Francisco Martín Hernández, más conocido como Pancho o Panchito Martín
(Santa Cruz de La Palma, 1933), fue
la figura más destacada del baloncesto palmero durante casi tres décadas,
primero como jugador y luego como entrenador y directivo.
Pancho Martín fue el jugador más determinante del
histórico Frente de Juventudes,
el principal club palmero de los años cincuenta que presidía su
amigo Jaime García y García, cuando el baloncesto se centralizaba, después de
muchos problemas, en la plaza de Santo Domingo. El Arsenal de
un más talludito Elirerto Galván era su principal adversario, entre otros
equipos como la Peña
Tajurgo , el Batallón o el Tenisca. Aquel equipo contaba,
entre otros, con Idafe Santiago, Juan Hernández Chaleca, Lalo Pinto, Chachín
Arozena, Manolo Cantillo, Pedro Miguel Santiago, Ernesto Zanoletty, Félix
Poggio, Agustín Francisco, Blas Vandewalle o Ramón Acosta. Todavía se recuerdan
sus memorables actuaciones, con apenas 20 años, ante el Náutico y el Canarias en el verano de 1953, que
concluyeron con sendas victoria de los jóvenes palmeros (35-34 y 43-33,
respectivamente), o contra el Náutico, ahora mucho más bregado, en el verano de 1960,
ya con 27 años, representando a una selección de la isla, con la participación
del mítico Antonio Díaz-Miguel. En esta época, en la que el Frente de
Juventudes seguía ganando casi todas las competiciones (final insular contra el Aridane en 1960), la plantilla había
incorporado a jugadores como Juan de la Barreda o Miguel Hernández ,
aunque continuaban pilares como Idafe, Pedro Miguel, Chachín o Manolo Cantillo.
Era la primera liga verdaderamente insular (Rápido, San Fernando, Cervantes,
Jorós, Comercio y Arsenal).
Finalmente, ya en la Ciudad Juvenil (que también le debe mucho), en la
temporada 1964-65, Martín terminaría jugando en el San Fernando, campeón tres campañas
seguidas, compartiendo galones con un imberbe Julio Plata, y donde también
habían recalado Manolo Duque, Roberto Arozena, Miguel Hernández o
Agustín Francisco.
Pancho fue quizás más importante como entrenador que como
jugador. Pancho había comenzado a entrenar también en los años
cincuenta, dirigiendo a los juveniles del Frente de Juventudes. Ya
en los años sesenta entrenaría al Instituto femenino (entre 1962-1965) y al San Fernando, conjunto que jugaría
la primera eliminatoria por el ascenso a Segunda División en 1966,
en enfrentamiento a doble vuelta contra el Náutico B.
La plantilla incluía a Julio Plata, José Emilio, Manolo Jaubert, Jorge Morera , Paco
Ayudarte, Juan de la Barreda, Carlos Martín o Isidoro Ramón.
Pero su principal contribución al baloncesto palmero será, sin
duda, el Club Baloncesto La Palma,
club creado en 1967 por
Martín (y varios de sus amigos), que inauguraría, con su participación en la Tercera División Nacional
en la temporada 1967-68, una nueva etapa de la historia del baloncesto insular (el primer club de la isla en participar en
las ligas provinciales y regionales).
Pancho Martín dirigiría a la escuadra palmera durante nueve de
sus diez temporadas de vida; pues solo fallaría en la campaña 1974-75, en la
que conseguiría el sorprendente fichaje de Moncho
Monsalve como preparador, lo que se convertiría en otro punto de inflexión
del baloncesto insular. Pero Martín siempre sería mucho más que un mero
entrenador en el club que presidía su amigo Manolo
Pérez Cantillo,
en el que figuraba como vicepresidente, además de otros amigos, como mi padre,
o su mujer, que siempre actuó como un vocal más del club.
El C.B. La Palma jugaría cuatro
temporadas en categoría provincial (Tercera División, Trofeo Padre Millán) –con dos títulos de campeón (67-68 y 73-74) y
otros dos de subcampeón (tres ascensos) y
seis en la competición regional (Segunda División, Trofeo Gonzalo Aguirre, o Tercera a partir de la temporada
1975-76), con el campeonato de la temporada 1975-76 (y dos meritorios 4º
puestos: 70-71 y 76-77).
Entre los jugadores de la
primera etapa, nos acordamos, entre otros, de Julio Plata, Carlos Martín,
Manolo Jaubert, José Emilio de la Cruz, Emilio y Nono Guardia, Paco Ayudarte,
Tino García, Carlos Bravo, Ramón Betancor, Rosendo Carballo o J.A. Bermejo.
Entre los jugadores de la
segunda etapa, recordamos a Isidro Castro, Miguel Ángel Martín, Quique
Álvarez, Paco Pemoro, Alejo
Cabrera , Víctor Donato, Roberto Estrello, Emiliano Navarro,
Pacucho Arrocha, Carlos Valcárcel, Guillermo Hernández, Carlos Castellano, Pepe Guerra , Melo, Pepe
Arroyo, Javi Pérez, Juan Carlos Lozano… Y eso que el Canarias, o el Náutico,
comenzaban a importar jugadores de esta cantera, como Eduardo Aciego, Manolo de
las Casas o Simón Martín, ante la contrariedad de Pancho, que los había hecho
debutar en el primer equipo con apenas 15 años, y que al menos exigía las
debidas contraprestaciones.
Entre las peripecias de este equipo, sobresale, primero, su
campeonato de tercera división canaria de la temporada 1973-74, en la que
terminó imbatido (incluida la problemática fase
de ascenso disputada en la Ciudad Juvenil contra el Náutico de Las Palmas y
el Sáhara OJE de El Aiúnn); pero sobre todo su inolvidable participación en la fase de ascenso a Segunda División Nacional
celebrada en Valladolid la temporada 1975-76, tras conseguir el campeonato
regional, superando a Claret y San Isidro, con el norteamericano David Kundla en sus filas, fichaje
histórico en el baloncesto insular, propuesto por el propio Monsalve. Luego se
estuvo a tres puntos del ascenso, tras
caer 90-87 ante el Liria, y
sorprender al campeón Loyola Indauchu
(López Iturriaga), con una actuación espectacular de David: 63 puntos.
El club desaparecería en 1977, acuciado por importantes
problemas económicos, cierta desatención de las instituciones públicas y de la Federación Provincial ,
que presidía Víctor Floreal Concepción,
y el empuje, en otra dirección, de algunos jóvenes de entonces que fundarían la
Asociación de Amigos del Baloncesto de
La Palma (U.B.
La Palma). Al tiempo, sus promotores terminarían también por
alejarse del baloncesto y, entre ellos, el propio Pancho Martín, al que no
veríamos cerca de una cancha de básquet durante mucho tiempo.
Conviene, por último, incorporar a este relato dos detallitos
más. Vamos con el primero: Martín también ideó en 1971 el precedente de la tradicional Competición
de Verano, creando un campeonato social
en el que cada jugador del C.B. La Palma formaba un equipo. El segundo: por su influencia y su ejemplo entró en este mundillo
a finales de los años ochenta José Miguel García Leal,
que pronto se convertiría un uno de los mejores árbitros palmeros de la historia. García
Leal fue colegiado ACB durante nueve temporadas (entre 2001 y
2010), el último palmero en serlo, y estuvo en activo más de veinte años
(1990-2010).
Fueron, pues, cerca de treinta años de dedicación y entrega al
baloncesto insular, en primera línea de fuego, sin que pueda entenderse el
básquet palmero de la época sin su contribución. Por eso, Pancho Martín ocupa un lugar preeminente en la
historia de este deporte en La Palma, con méritos más que suficientes
para que reciba no solo este homenaje, que sin duda merece, sino también el
reconocimiento institucional que aún se le debe. Y desde aquí dejo apuntado que,
por ejemplo, el Anexo al pabellón
Roberto Rodríguez
Estrello, lleve el nombre de Pancho
Martín.
Felicidades a Pancho y a La Investigadora por la iniciativa.
Muchas gracias.
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