martes, 22 de marzo de 1983

CARTA ABIERTA A NORBERTO CHIJEB

J.J. Rodríguez*
Publicado en Diario de Avisos, en marzo de 1983

Querido amigo Chijeb; ésta carta que va dirigida a su persona significa, principalmente, una censura y un juicio imperdonable a cierto sector del público asistente al encuentro de baloncesto de 2ª División Nacional U.B. La Palma – Tenerife Anaga, disputado en la Ciudad Juvenil de Santa Cruz de La Palma el pasado sábado 19 de marzo. Hechos como este, aunque usted no lo crea, no son frecuentes, ni tan siquiera ocasionales, en un partido de baloncesto en esta ciudad.

A pesar de ello, sigo conceptuando estos hechos como vandálicos e incivilizados, que más que sobrevaloran, deterioran el buen nombre de Santa Cruz de La Palma. Esta agresión, que me caló muy hondo por mi profunda vocación periodística, fue a lo mejor fruto de una campaña (no anti-Chijeb en el peor uso de este prefijo) de hacer recapacitar a su persona con respecto a la objetividad de un periodista, porque no se puede criticar a un equipo cuando juega en su cancha sin haberle visto un solo partido. La única misión de esta campaña era, tan sólo, que usted viniera a presenciar algún partido. Y lo conseguimos. ¿Habría venido usted si no se llega a realizar?. La misión no iba más allá, créame.

La ya famosa Peña “La Encerrona” es un grupo de chicos que no superan los 18 años, que decidieron aprovechar los instrumentos, inutilizados en esta época del año, de una comparsa y dedicarse a animar a La Palma en su difícil peregrinar por esta categoría. Esta Peña no es ninguna sociedad organizada (y menos contra su persona) y, por tanto, no podemos negarle la entrada a ninguna persona, ni responsabilizarnos (digo “nos” porque me puedo considerar integrante, no miembro, de esta sólo basilona peña) del comportamiento de algún ocasional integrante. No tenemos director, que quede claro, y si a usted le pareció que sí lo teníamos, está equivocado.

Cuando usted comenzó a criticar a un equipo, La Palma, porque fuera no rendía lo que hacía presagiar sus buenos resultados dentro, era más fácil observar el comportamiento de dicho equipo, dentro y fuera, y luego limitarse a exponer objetivamente su experiencia, y sabría que suelen ser los jugadores más mediocres los que viajan. Esa falta de seriedad en el equipo era lo que, primeramente, debía censurar y, luego, si los arbitrajes palmeros le parecían “raros”, opinar con conocimiento de causa.

Yo juego en el Instituto La Palma Juvenil. En su crónica de nuestro partido contra el Náutico, usted no se explicaba cómo pudimos ganarlos aquí y la gente de aquí no se explicaba cómo pudimos perder de tanto allá. Ese comportamiento suyo, a mi entender, no fue de un buen periodista –como sinceramente, yo antes lo creía-, sino de un seguidor más. ¿Por qué no buscó las causas?. Habría muchas, descuide.
A lo mejor nos equivocamos nosotros en esta campaña “pro Chijeb”, nunca “anti Chijeb”. Pido perdón, entonces.
*16 años

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