La Quinta Verde es un jardín donde la luna hace el amor. Así comienza una de las estrofas de la canción que el grupo palmero Taburiente dedicó a la Quinta Verde de Santa Cruz de La Palma en 1987. En realidad, todo el disco ("La Alpispa", "La nube y el sol", "Mirador de las estrellas", "Viento sur"...) era -de alguna forma- un canto de adoración al entorno de esta hacienda rural situada en los límites del casco urbano de la capital palmera, una de las muestras más características de este modelo de arquitectura doméstica en Canarias.
La Quinta Verde es también un tema con cierta recurrencia en nuestra particular agenda-setting, aunque los avances que se publican no terminen por ser definitivos. Hoy vuelve a estar de actualidad porque el Ayuntamiento pretende ubicar en la antigua casona de los Massieu-Monteverde, construida en el siglo XVII, el futuro Museo de la Bajada de la Virgen. Y la idea, en principio, no es mala. Es más, todo lo que sea poner en valor la hacienda y sus aledaños debe ser bueno per se. Y así lo ha entendido también el propio Luis Morera (Corte de Cope La Palma), líder del popular grupo musical y defensor a ultranza de este enclave desde los años ochenta. Supuestamente, desde 2009, un convenio con el Cabildo Insular había convertido el caserón en sede de un aula abierta de educación ambiental, pero el proyecto -por lo que parece- nunca llegó a desarrollarse suficientemente. Ahora bien, debemos tener claro que tampoco un restaurante sería una opción equivocada ni, por supuesto, un centro temático o de interpretación ligado a la riqueza botánica de la finca, como ha propuesto el polifacético artista palmero. Cualquier iniciativa en esta dirección no hace más que sumar.
Sin embargo, lo que no puede perderse es la perspectiva correcta del asunto. Lo más significativo de la Quinta Verde no es la hacienda, aunque haya sido declarada Bien de Interés Cultural, sino su entorno, su medio natural. La defensa de este espacio emblemático durante los años que lo amenazó la especulación inmobiliaria, y a la que se incorporó con acierto el Ayuntamiento, no pretendía otro cosa que proteger un entorno natural de primer orden en una ciudad acogotada por la construcción en altura y su orografía caprichosa. Su palmeral superior, sus huertas dispuestas en terrazas, sus angostos senderos y escalinatas, sus bellas portadas almenadas, su magia y el alma de Leocricia Pestana (aun recuerdo como este lugar era una de las excusiones fijas de nuestra niñez para escuchar -de madrugada- el espíritu de la dama de blanco)... configuran un paraje hermoso y natural que urge poner al servicio de la ciudad y de sus visitantes. Santa Cruz de La Palma necesita imperiosamente respirar con cierto desahogo so pena de morir por hipoxia severa. Así que más que abandonarnos en la discusión sobre el destino de la casona -que tiene su recorrido-, lo que la ciudad reclama es que se habilite y acondicione, de una vez, el entorno como un gran parque urbano para solaz y disfrute de nuestros vecinos y turistas. Eso es, en definitiva, lo que espera la población más temprano que tarde.
* Esta entrada también se ha publicado en www.copelapalma.com
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Dos comentarios a este artículo de mi amigo Juan José, primero: relacionar o entremezclar la noticia con las canciones de Luis me parece de lo más acertado, siempre he dicho que para mí es la mejor voz que tenemos en Canarias además de la loable defensa que hace siempre de nuestra identidad canaria. Segundo lo que está claro al menos para mí es que lo que importa es salvar la Quinta Verde y su entorno, que es la más acertada? pues para algunos sí y para otros no está claro que el debate siempre enriquece y ayuda a mejorar. Por último y esto ya como chascarrillo si es verde y es un jardín donde la luna hace el amor por diós!!! salvémosla ya hay suficientes sitios donde se hace la guerra e impera el odio.
ResponderEliminarComo siempre muy bueno, sigo pensando que es un poco alejado para un museo de lo que se pretende, pero siempre será bueno hacer algo que dejarlo ahi sin mas.
ResponderEliminarNo había leído tu blog en los últimos días, solo tus canciones...y la quinta verde... da gusto leer lo que escribes. Felicidades.
ResponderEliminarNo he tenido el placer de visitar este lugar, pero por lo que dejas ver en el artículo, merece la pena conservar y poner a disposición de todos para disfrute general, ya sea habilitando un museo, restaurante o lo que sea. Lugares mágicos -este lo parece- nos van quedando desgraciadamente pocos y deberíamos hacer lo imposible por conservarlos o rehabilitarlos.
ResponderEliminarSaludos...
Cada mañana veo el sol...
ResponderEliminary siento ganas de vivir...
es tan perfecto su camino que estabiliza mi existencia
y tomo ejemplo de seguir
que esto permanezca,
lo esencial es invisible a los ojos.....
un abrazo