Para reflexionar sobre la importancia de la indumentaria utilizada por los presentadores de televisión, necesitamos focalizar el tema hacia la perspectiva de los espectadores. ¿Qué esperan los televidentes de los presentadores? ¿Cómo deben aparecer en la pantalla para que la audiencia los acepte en sus casas y resulten creíbles?
Los expertos en el mundo de la comunicación audiovisual nos dicen que a los presentadores se les exige un toque de “normalidad” (un concepto difícil de precisar) y que parezcan “naturales”, es decir, no forzados y cercanos a la gente de a pie. Ahora bien, estas notas de normalidad y de naturalidad habrán de fijarse en un contexto determinado. Contexto que, evidentemente, marcará el tipo de programa de que se trate.
El espectador de televisión no encontrará igual de normal y natural la misma indumentaria usada para presentar o conducir un programa de música joven (tipo MTV o Música Sí) o de “tele-basura”/corazón (tipo Aquí hay tomate o El Buscador) que un informativo de cualquiera de las cadenas.
Así, para un programa musical, dirigido especialmente a los jóvenes, el vestuario de los presentadores –apoyado en el poder de la televisión- deberá responder a las últimas tendencias de la moda más “in”, radical y creativa. Aunque –no debe obviarse en ningún momento-, los presentadores han de tener presente permanentemente que son eso, presentadores, y no modelos. También dependerá de la propia cadena los límites fijados a la audacia en el vestir en esta clase de programas.
Resulta evidente que en estos programas, el conductor no podrá aparecer con un clásico traje y corbata, que produciría probablemente una distancia insalvable con el espectador, que lo rechazaría y no se vería reflejado en el presentador.
Igualmente ocurriría con un programa tipo Aquí hay tomate, o el más actual El Buscador, desenfadado y transgresor. Los presentadores, por tanto, deben de responder a la imagen del programa y así, pese a ciertas estridencias, serán aceptados y creídos por la audiencia de esta clase de “engendros” televisivos.
Ocurre lo mismo con la presentación de un informativo. Ahora aquí el contexto es otro. Pero también estos programas han de estar presididos por las notas de la normalidad y la naturalidad. Debemos tener muy claro que una de las características que diferencia a la televisión del resto de los medios de comunicación social es la manera de presentar las noticias.
La audiencia de la prensa escrita y de la radio no dispone de un contacto visual con los redactores y presentadores; lo que sí ocurre en la televisión. Por ello, el presentador en televisión ejerce un rol especialmente relevante en este medio. En su relato de la noticia, no sólo influirá lo que cuenta sino también cómo lo cuenta, y no sólo lo que dice sino además el lenguaje gestual o no verbal, en el que se incluye su vestuario.
En su momento se produjo cierta polémica sobre los nuevos informativos de Televisión Española, en los que sus presentadores aparecían sin corbata para contarnos las noticias del día. De todas formas, la singularidad no era tal, dado que ya desde hacía bastante tiempo el nuevo conductor de la 2ª edición del Telediario, Lorenzo Milá, venía presentando el informativo de la 2 de esta guisa. Y la aceptación y la credibilidad del informativo de la 2 nunca se resintió, todo lo contrario. Aunque el contexto de la segunda cadena pública –por supuesto- no es el mismo que el de La Primera.
Este cierto “atrevimiento” (hoy en gran parte rectificado) desató distintos pareceres, en especial entre los profesionales y los políticos, mas no creo que tal discusión se hubiera trasladado a la audiencia. Como decía al principio, si este vestuario responde a las notas (en un contexto diacrónico) de normalidad y naturalidad (como así parecía), no habrá motivo para rasgarse las vestiduras. La audiencia lo aceptará sin problemas.
Los espectadores lo que en definitiva valoran es que quien les presente el noticiario sea una autoridad reconocida (Lorenzo Milá parece serlo), que es lo que le dota de la suficiente credibilidad. En ocasiones, puede haber un presentador de dicción perfecta, que adopta una postura y una actitud impecable, aparece con un aspecto cuidado, viste traje y corbata, sabe mirar a la cámara y lee el tele-prompter sin que se le note..., y no funciona. Los espectadores no lo aceptan. Y al contrario, hay otros presentadores a los que, pese a evidentes deficiencias en las cuestiones telegénicas apuntadas, la audiencia los acepta y los quiere (casos como los de Andrés Aberasturi o Joaquín Arozamena).
Sobre estos aspectos, las audiencias no aportan datos fiables, esto es, sobre por qué la empatía se produce con unos y no con otros. Por tanto, el vestuario, que es sólo un aspecto más de la telegenia que debe cuidarse, será más o menos acertado cuanto más se acerque a la normalidad y a la naturalidad. Sin corbata, los presentadores parecen más naturales (más próximos a la gente normal), pero no a todos les sienta bien aparecer en pantalla de esta manera. Ahora bien, lo que es más importante, no por ello los contenidos informativos deben hacerse más superficiales. Lo cortés no quita lo valiente.
* Reproducido por la edición digital del diario La Tribuna, de Tegucigalpa (Honduras), el más importante del país, el 15 de noviembre de 2014.
* Reproducido por la edición digital del diario La Tribuna, de Tegucigalpa (Honduras), el más importante del país, el 15 de noviembre de 2014.
Una vez hice un viaje en tren con Andrés Aberasturi, y en su conversación no había, aparentemente, nada destacable, pero resultaba imposible no seguir, hipnotizada, el hilo de sus frases, como si de un mago del lenguaje se tratara..
ResponderEliminarEn este mundo de apariencias, está claro que la imagen de uno predispone a los otros, pero no creo que sólo la indumentaria sea capaz de atrapar a nadie, siempre ha de haber algo más fuerte, bien sea lo que se dice, cómo se dice (no hay historia poco interesantes, sólo depende de cómo se cuenten), la inteligencia de lo que se diga, o de quien lo diga, su voz..
Lo malo es cuando alguien tiene razón, toda la razón, y la pierde por las formas, como a veces le pasa a mi padre, o a mi jefe..
mercedes.
LOS PROS Y LOS CONTRAS DEL VESTUARIO DE LOS PRESENTADORES DE TV.
ResponderEliminarLa televisión es un medio de comunicación en el que el sentido de la vista adquiere un protagonismo esencial. A diferencia de otros medios informativos en los que conocemos la noticia a través de la lectura o de la audición, en los programas de televisión la imagen entra de lleno en los hogares, reforzando e incluso sustituyendo a la palabra.
El cuidado de la imagen ha adquirido en los últimos años en la televisión una gran importancia. Todas las cadenas cuentan con estilistas que supervisan todos los detalles en la vestimenta de los presentadores televisivos, sabedores los directivos de la importancia de la moda en el mundo actual.
El inmenso poder mediático de la televisión ha convertido a los presentadores en estrellas de la comunicación. Creando tendencias en la forma de vestir y siendo escaparates de lo que se lleva en moda cada temporada. Las firmas comerciales han visto un filón en ello prestándose a la colaboración mediante la publicidad en pantalla del autor de la vestimenta de los conductores televisivos más populares.
Sin poner en duda la trascendencia de la imagen en los presentadores televisivos, habrá que distinguir qué tipo de programas de televisión requieren que sus presentadores luzcan una cierta vestimenta, siguiendo unas tendencias u otras. Se comprende que en programas musicales dirigidos a la juventud los presentadores vistan ropa desenfadada y no ropa clásica ni corbata. Así mismo, los conductores de programas de entretenimiento o llamados de corazón visten ropa llamativa de última temporada con la intención de atraer la atención e incluso la admiración del televidente como parte del espectáculo.
En un programa informativo de noticias el fin de transmitir información al telespectador considero que requiere un escenario neutral, es decir, que la atención del espectador se centre en la verdadera protagonista, que es la noticia. Por supuesto, con el elemento insustituible en este medio que es la imagen, y si no, que se lo digan al Príncipe Felipe cuando se sentaba a ver los informativos presentados por su querida Letizia.
Te olvidas de nombrar a un gran informador, Matías Prat (hijo) ya que tanto, su padre como él transmiten muy bien al público con y sin corbata, una generación magnífica.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo con Mila, es muy bueno y su hermana también lo es. Creo que esto "casta" de buenos informadores.
Yo también soy Acuario. Besitos
Aunque la indumentaria sea, según cada espacio televisivo,un factor a tener en cuenta en la conexión "espectador-presentador", no es menos importante para esa empatía quién lo dice (autoridad en el tema-la credibilidad de la que hablas en Lorenzo Milá), cómo y qué es lo que dice: Alfredo Amestoy, Victoria Prego...
ResponderEliminarPor cierto, las corbatas de Milá son fantásticas además de ser un buen comunicador.
Isadora