viernes, 19 de agosto de 2011

QUIQUE GONZÁLEZ, BAÑADO EN SALITRE


Descubrí a Quique González casi por derivación. En 1998, Enrique Urquijo publicada su segundo trabajo con Los Problemas (Desde que no nos vemos), sí, ese proyecto en apariencia alternativo del líder de Los Secretos que nos legó dos trabajos prodigiosos sin abandonar su compromiso con su banda de siempre. El disco recogía una canción primorosa que el mayor de los Urquijo bordaba con su habitual maestría: Aunque tú no lo sepas. Un temazo de González inspirado en una poesía de Luis García Montero incluida en su libro Habitaciones separadas, que era sin duda la perla del compacto. Ese mismo año, el madrileño publicaría su primer larga duración: Personal, aunque sin la repercusión que merecía.

Luego, inesperadamente, me daría de bruces con él en 2001 interpretando, a mi juicio, una de las mejores canciones de aquel año: La ciudad del viento (inserta en Salitre48, su segundo trabajo). A partir de ahí, ya no fue fácil dejar de seguirle la pista. Después, tras muchos avatares (nunca fue un intérprete convencional) y previa edición de su excelente recopilatorio acústico Ajuste de cuentas (2006), Quique González se doctoraría para la gran audiencia en 2007 con Avería y redención, considerado el mejor álbum nacional para la revista Rolling Stone.

González es, sin duda, un discípulo aventajado del inmortal Enrique Urquijo. Casi igual de triste y melancólico que su maestro, su voz grave y cálida se hace grande en los conciertos acústicos o en recitales más intimistas al abrigo de locales pequeños como en los que comenzó. Tuve la oportunidad de escucharlo en vivo en junio de 2008, en un concierto acústico en esa suerte de teatro de muñecas que es el Teatro Chico de Santa Cruz de La Palma. No levantó pasiones, pero pasó revista a lo mejor de su carrera con una sensibilidad exquisita, demostrando la calidad de su música y, en especial, de sus letras de cantautor maduro. Pertrechado apenas con una guitarra y una armónica -me recordó a Revólver- (también se sirvió de un piano de cola), González deleitó al respetable con un concierto un tanto introspectivo solo reservado a almas con corazón que se resisten a capitular ante el "house" machacón de las terrazas de verano.

Pese a no comulgar a pie juntillas con la industria discográfica, Quique González ha conseguido situarse, sin alharacas pero con paso firme, entre lo más granado de la música popular española actual. Salitre, Fiesta de luna llenaMe agarraste, Vidas cruzadas, Pequeño rock & roll... Últimamente el cantante de 38 años está implicado en un nuevo proyecto, con la única compañía del contrabajo de Jacob Reguilón. La propuesta rotulada como "Desbandados" es, en realidad, una nueva apuesta por la forma de ofrecerse a sus seguidores en la que mejor se desenvuelve: en las distancias cortas, en el tú a tú, en ese formato acústico, íntimo y personal en el que González hace ya tiempo que dejó de ser un discípulo aventajado de Enrique Urquijo.

3 comentarios:

  1. Siempre me gustó Quique González. Me parece una pasada de cantautor. Felicidades por la entrada.

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  2. Grande Quique! Lo disfruté en Lanzarote este año. Saludos

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  3. Aunque tú no lo sepas... Una delicia. ¡Qué gran canción!. Un abrazo a todos!

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