viernes, 4 de agosto de 1989

SI HAY RÉCORD MUNDIAL

J.J. Rodríguez-Lewis
Publicado en Diario de Avisos, el 4 de agosto de 1989

Dicen que no hay peor periodista que el periodista mal informado; y ésto precisamente es lo que le ocurre a un corresponsal que firma sus crónicas en Canarias 7, y que no destaca, por lo que parece, por su rigurosidad en el ejercicio de su profesión. Es más, ese periodista, en una crónica firmada por él en el periódico citado con anterioridad el día de ayer, añade a la ya mentada desinformación, la mala fe y la mentira. Veamos el porqué.

La desinformación es flagrante. Tal “periodista” basa toda su argumentación en los datos que le ha facilitado el Guinness Libro de los Records, cuando la organización de tal evento nunca habló del Libro Guinnes, sino del Libro Mundial de Records, de Ediciones Maeba, que no tiene nada que ver con el Guinnes, salvo que también es un libro de records. De modo que, como bien dice su crónica, el “maratón cestista de Santa Cruz de La Palma no ha supuesto un record mundial para ser homologable por Guinnes Libro de los Records”, sino que, por el contrario, ha supuesto un record mundial para ser homologable para el Libro Mundial de Records, como en todo momento indicó la organización del evento e informaron los medios de comunicación que quisieron hacerse eco del mismo.

Por otra parte, el record mundial que se intentaba batir o, al menos, formalizarlo como tal record, de no haber uno de las mismas características, era el de “baloncesto ininterrumpido”, con independencia del número de equipos participantes, pero, eso sí, disputándose partidos reglamentarios, como puede certificar la Delegación palmera del Colegio Provincial de Árbitros. Las características del evento fueron comunicadas a quienes editan el Libro Mundial de Records, y Ediciones Maeba transmitió a la organización que en sus archivos no figuraba record similar. Por tanto, la homologación hubiese sido fácil; no obstante, la organización del maratón quiso ser más rigurosa en sus planteamientos, y se puso en comunicación, incluso con la Federación Española de Baloncesto, para saber si tenía constancia de un record parecido. Después de muchas averiguaciones, mucha gente e instituciones varias convenían en que dicho record, parece, se encontraba en Brasil y su duración era de 72 horas. Este era el record con el que jugaba la organización del evento, pero nunca se habló de que fuese un record oficial, en la mayoría de las ocasiones incluso, se aludía a él en términos de creencia o presunción. De modo que, el desconocimiento total y absoluto lo tiene el propio periodista, dado que el record que cita no es igual al que pretendía la organización, menta un registro de record en el que no se pretendía incluir el maratón cestista y, para más inri, demuestra una total carencia de conocimientos de geografía al situar a la Universidad de Indiana en el Estado de Pennsylvania (USA), cuando es obvio que dicha Universidad está en el Estado del mismo nombre, y no en Pennsylvania, al que pertenece, por ejemplo, la Universidad de Pittsburg.

Otra de las frases de “este gran periodista” que no tiene desperdicio es ésta: “Tampoco estuvo muy inspirado la organización a la hora de intentar reunir la documentación necesaria para que ésto se pudiese inscribir...”. El susodicho corresponsal, que en ningún momento se puso en contacto con la organización, vuelve a caer en un flagrante error motivado por su profunda desinformación. La documentación que se enviará muy pronto a la sede del Libro Mundial de Record en Madrid es completa, cumpliéndose la totalidad de requisitos que esta publicación exige para homologar los records, incluso se enviarán vídeos y recortes de prensa que servirán para confirmar más si cabe la legalidad y efectividad de la gesta conseguida.

En otro capítulo, la afirmación del corresponsal de Canarias 7 comienza a ser de delicada gravedad, al citar a los organismos oficiales y empresas palmeras como partícipes de una especie de “fraude” que, aunque no lo dice, sí que lo deja claramente entrever, sin ser consciente en ningún momento del grave daño que se está haciendo al deporte palmero y en el lugar en que está dejando a las autoridades y empresarios de la isla. Aquí se pone de manifiesto la tendenciosidad y mala fe de su escrito, alimentado de viejos complejos y de una bárbara ridiculez. No obstante, la gravedad de su información llega al cenit, con la explícita acusación a otros registros de plagios del Guinnes, que podría desembocar con suma facilidad en los tribunales de justicia.

No quisiera terminar, sin aludir también a la mentira como una de las formas que utiliza este corresponsal para apoyar sus juicios de valor. El dichoso corresponsal termina su crónica diciendo que “lo triste más aún si cabe es que hasta llegamos a desconocer si podría ser inscrito en otro registro como tal, tal record”, cuando ese corresponsal, hay constancia, se informó por vía telefónica en el Libro Mundial de Records y sabe perfectamente que el maratón cestista disputado en Santa Cruz de La Palma es homologable en dicho registro porque cumple los requisitos que éste precisa.

En definitiva, un triste espectáculo el que ha montado este señor, con una crónica sustentada en la desinformación, la mala fe y la mentira. Pero, no os preocupéis, este señor responderá ante muchos tribunales, y el primero será el de su propia consciencia. Al tiempo.

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