jueves, 19 de diciembre de 1991

LA MOTIVACIÓN

J.J. Rodríguez-Lewis
Publicado en La Gaceta de Canarias, el 19 de diciembre de 1991

En la mayoría de las ocasiones, se planifica un equipo para: ascender, quedar campeón, clasificarse, no descender, etc.; y esta planificación es, que duda cabe, parte importante de la motivación del trabajo del equipo. Después, se cumplen los objetivos o no, y viene el relajamiento y, en el caso de los incumplidos, también la desmoralización.

Más difícil parece planificar un equipo sin un objetivo de este tipo, o a muy largo plazo. El objetivo es trabajar, formar (no sólo jugadores, sino personas), sin premios al alcance, y muchas veces tan criticado como si se tratase de un equipo de los citados en primer lugar. La motivación, en este caso, parece una labor prácticamente imposible. El entrenador de La Salle de Barcelona (¿recuerdan su efímero paso por la Primera División, donde jugaba sin extranjero?) decía que salir a competir sin tener apenas ninguna opción, ellos lo consideraban normal. Al año siguiente, pensaba que perpetuar una situación como esa sería perjudicial. ¡Luchar por formarse, por objetivos a tan largo plazo! No, no es nada fácil la motivación.

Aito García Reneses apuntaba que lo ideal era tener un equipo en el que todos sus componentes jueguen por la satisfacción de jugar y hacerlo bien, sin objetivos predeterminados. Efectivamente, no niego que es menos problemático trabajar en ese ambiente; lo difícil, ya lo decía el propio Aito, es conseguir que la mayoría de tu equipo tenga esos planteamientos y, además, querer jugar en una competición con los mejores.

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