La Navidad no puede quedarse en una simple fiesta de exaltación de la familia y la amistad. Parece como si laváramos nuestras conciencias asistiendo a la misa del gallo y comiendo copiosamente durante las principales fiestas. Hasta Jesús vino al mundo en un pobre pesebre, al calor de una mula y un buey (?), al no encontrar acomodo en ninguna posada de Belén, ciudad a la que había acudido la sagrada familia a censarse. La realidad es que estaba destinado a que así fuera. El Enviado sería el hijo de un humilde carpintero y nacería en un desvencijado establo a medio camino (lejos) de la opulencia representada por los castillos de Herodes en Belén y en Jerusalén.
Hoy Somalia es el portal. En Somalia, más de 12 millones de personas están en situación de emergencia humanitaria (1,2 millones de niños), ahora 250.000 en riesgo de muerte inminente. La prolongada sequía -en la que algo o mucho ha tenido que ver el cambio climático- ha dejado al país -ya de por sí a la cabeza del subdesarrollo- en un erial que pronto trocó en una de las mayores catástrofes humanitarias de la historia. Una profunda hambruna se extiende por casi todo el país (ya casi nos hemos acostumbrado a ver su impresionante impacto en los telediarios) y ahora las lluvias más recientes apenas contribuyen a aliviar la situación, es más, quizás hasta la complican trayendo enfermedades como el cólera o la malaria. La mitad de los damnificados intentan agarrarse a la supervivencia en campamentos de refugiados en países limítrofes (más de 750.000 mil) o aceptando miserias en su capital Mogadiscio y la otra mitad ni tan siquiera pueden defenderse en esas condiciones, pues apenas llegan a caminar unos kilómetros y desisten por inanición. La muerte es diaria, cada hora, cada minuto... Encima, un grupo terrorista islámico (Al Shabab) no sólo mantiene a parte del país en guerra sino que dificulta la llegada de la ayuda humanitaria por considerar improcedente -para sus mentes fundamentalistas- la contribución de Occidente. Pero aun así, la ayuda sigue siendo escasa.
Creo que esta Navidad, pese a la situación de crisis económica que padecemos (ocupémonos también, por supuesto, de quién lo necesita a nuestro alrededor), no será tal si no miramos cuando menos de refilón al Cuerno de África para hacer algo por esa situación tan dramática que allí se vive. Por eso, esta entrada no solo pretende invitar a la reflexión como otras veces, su intención es también la de convertirse en un humilde llamamiento para que, al menos de soslayo, fijemos parte de nuestra Navidad en los más desfavorecidos del planeta, en la tragedia que se vive en este país africano y contribuyamos un poco a su desahogo. Seguro que haciendo esto habremos disfrutado de una Navidad más auténtica, sin alterar demasiado nuestro presupuesto. Si es mucha o poca nuestra aportación, será lo de menos. Cualquier ayuda es siempre insuficiente, y a los que la necesitan no les importa nada si con ella se contenta o no nuestra mala conciencia.
Acnur, Unicef, Manos Unidas, Médicos sin Fronteras, Cruz Roja, Save the Children, Acción Contra el Hambre, Médicos del Mundo, Cáritas, Intermón Oxfam, Madreselva... trabajan con denuedo por mantener vivas a muchas personas en el Cuerno de África. Tanto en sus sitios web como en nuestro propio banco podemos encontrar cómo hacer un donativo con facilidad. Hagamos un poquito más auténtica la Navidad con este gesto. Tampoco Jesús lo entendería de otra forma.
Canción Somalia K'Naan
Canción Somalia K'Naan
Deberíamos ser solidarios cada Dia de nuestra vidas y no sòlo en Navidad. Me gustaría que esta maravillosa reflexión de J.J. sirviera para que mañana nos apuntemos a colaborar econòmicamente,con cualquier ONG, lo están pudiendo a gritos, sobre todo Médicos sin Fronteras, quienes necesitan muy poco de nosotros para salvar muchas vidas.Felicidades para todos, especialmente pata tí Juanjo.
ResponderEliminarAmigo juanjo, ojalá tu pluma en forma de bisturí, siga escribiendo, y deleitándonos cada día... Es un placer ser tu amigo.
ResponderEliminarfelicidades!!!!
ResponderEliminarNo enviar dinero, se lo comen los políticos de allí. Gestores internacionales para que creen infrastuturas, colegios, universidades, carreteras, hospitales etc. Aprenderán a ser libres con su propio trabajo y no tendrán necesidad de pedir ni emigrar. Muchos países africanos son ricos en todo, agricultura, ganadería, minerales etc. Bien dirigidos saldrán adelante.
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