¡Grandes Natalia Millán y Ana Belén en sus respectivas presentaciones en Madrid esta semana!. La primera remedando, en su acepción plausible, a Lola Herrera en el clásico de las escena española Cinco horas con Mario, de vuelta a Madrid (ahora al Teatro Arlequín) tras una gira de más de dos años por toda España; la segunda, como epílogo de su enésimo trabajo discográfico A Los Hombres que Amé, editado a finales del año pasado, ofreciendo un gran espectáculo en el monumental Teatro Español, donde precisamente la de Lavapiés comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo de la farándula.
La versátil Millán (Madrid, 1969), también es -y buena- bailarina y cantante (la recordamos en su papel de Adela Ramos en Un paso adelante o como protagonista de los musicales Cabaret o Chicago), lleva desde 2010 interpretando con éxito a Menchu, la Carmen Sotillos del particular soliloquio de Delibes, casi desde que dejó su trabajo en El Internado demandada por Josefina Molina y José Sámano. Hoy, por cierto, la vemos diariamente en Amar en tiempos revueltos en el papel de la glamurosa Angélica Valdés. Desde 1979 venía representando este "mono-diálogo" sin falta -y sin tacha- la magistral Lola Herrera. Su testigo pasa ahora a Natalia Millán, convertida por méritos propios en digna sucesora de la pucelana. La actriz madrileña reconocía que no estaba habituada demasiado a los monólogos, pero esta inexperiencia no ha sido óbice para lograr una creíble y notable interpretacion, que empatiza con nitidez con la ultraconservadora protagonista, paradigma de mujer de su tiempo, anclada en los principios y dogmas que imponían Iglesia y Régimen (este a través de la Sección Femenina), a la que proporciona variados registros y nuevos matices que facilitan la complicidad con el público. La pega: apenas cinco semanas.
En cambio, con más de sesenta años, María del Pilar Cuesta (Madrid, 1951), es decir, Ana Belén, parece más bien de la edad de la mentada Carmen Sotillos (44 años). La madrileña, además, consigue llenar sin dificultad no solo el aforo del Teatro Español, sino todo el escenario, y lo hace sin necesidad de aditamento alguno, sin apenas atrezo. A Los Hombres Que Amé es un homenaje a los catorce hombres que han logrado situar a la actriz y cantante en lo más alto de la canción popular española (Sabina, Guerra, Aute, Ríos, Páez, Milanés, Jiménez, Veneno, Cano... Víctor Manuel), pero es también un tributo merecido a sí misma, a su dilatada carrera. El público la ovaciona desde la primera canción, desde su primera presencia, cuando la escucha interpretar -sutil, poderosa- Yo vengo a ofrecer mi corazón, del argentino Fito Páez, lo que de hecho ofrece. Resultan especialmente emocionantes sus atemporales "Desde mi libertad", El breve espacio en que no está y El hombre del piano. Y de los canarios, conocíamos a Ana Belén interpretando "Contamíname", de Pedro Guerra; es más, en realidad fue ella quien la hizo popular, pero nos sorprende haciendo lo propio con la exquisita Debajo del puente, también del güimarero, que la cantante confiesa como "robada". Tampoco faltó a la cita la prodigiosa "Yo también nací en el 63", de otro Taller, Andrés Molina, que troca en 53 -cosas de la edad- cuando es Ana Belén quien la canta. La pega: apenas cinco días.
La versátil Millán (Madrid, 1969), también es -y buena- bailarina y cantante (la recordamos en su papel de Adela Ramos en Un paso adelante o como protagonista de los musicales Cabaret o Chicago), lleva desde 2010 interpretando con éxito a Menchu, la Carmen Sotillos del particular soliloquio de Delibes, casi desde que dejó su trabajo en El Internado demandada por Josefina Molina y José Sámano. Hoy, por cierto, la vemos diariamente en Amar en tiempos revueltos en el papel de la glamurosa Angélica Valdés. Desde 1979 venía representando este "mono-diálogo" sin falta -y sin tacha- la magistral Lola Herrera. Su testigo pasa ahora a Natalia Millán, convertida por méritos propios en digna sucesora de la pucelana. La actriz madrileña reconocía que no estaba habituada demasiado a los monólogos, pero esta inexperiencia no ha sido óbice para lograr una creíble y notable interpretacion, que empatiza con nitidez con la ultraconservadora protagonista, paradigma de mujer de su tiempo, anclada en los principios y dogmas que imponían Iglesia y Régimen (este a través de la Sección Femenina), a la que proporciona variados registros y nuevos matices que facilitan la complicidad con el público. La pega: apenas cinco semanas.
En cambio, con más de sesenta años, María del Pilar Cuesta (Madrid, 1951), es decir, Ana Belén, parece más bien de la edad de la mentada Carmen Sotillos (44 años). La madrileña, además, consigue llenar sin dificultad no solo el aforo del Teatro Español, sino todo el escenario, y lo hace sin necesidad de aditamento alguno, sin apenas atrezo. A Los Hombres Que Amé es un homenaje a los catorce hombres que han logrado situar a la actriz y cantante en lo más alto de la canción popular española (Sabina, Guerra, Aute, Ríos, Páez, Milanés, Jiménez, Veneno, Cano... Víctor Manuel), pero es también un tributo merecido a sí misma, a su dilatada carrera. El público la ovaciona desde la primera canción, desde su primera presencia, cuando la escucha interpretar -sutil, poderosa- Yo vengo a ofrecer mi corazón, del argentino Fito Páez, lo que de hecho ofrece. Resultan especialmente emocionantes sus atemporales "Desde mi libertad", El breve espacio en que no está y El hombre del piano. Y de los canarios, conocíamos a Ana Belén interpretando "Contamíname", de Pedro Guerra; es más, en realidad fue ella quien la hizo popular, pero nos sorprende haciendo lo propio con la exquisita Debajo del puente, también del güimarero, que la cantante confiesa como "robada". Tampoco faltó a la cita la prodigiosa "Yo también nací en el 63", de otro Taller, Andrés Molina, que troca en 53 -cosas de la edad- cuando es Ana Belén quien la canta. La pega: apenas cinco días.
¡Qué estupendo haber disfrutado de estas dos maravillosa artistas y del espectáculo que ofrecen!. Apenas cinco horas, cinco días o cinco semanas, pero en estos tiempos de crisis hemos de seguir apostando por la cultura, tanto el teatro como la música, artes que pasan por momentos difíciles y que necesitan el apoyo de todos
ResponderEliminarLas dos cantantes y actrices, las dos fabulosas. Merece la pena intentar ir a verlas.
ResponderEliminarPreciosa canción "El hombre del piano", yo diría que una de mis favoritas y como no decir preciosa voz y mujer son de aquellas personas que se benefician con los años "como dice el dicho: el vino mientra más... ya se sabe", tanto en lo personal como en lo artísico son de esas voces que te hacen sentir bien, q te embraga en definitiva q te transmite al igual que éste bloguero al describirno ese camino Santiago q por cierto en ningún momento me he aburrido yo diría que te contagia a vivir ese momento a saborear, disfrutar del día a día y de las pequeñas cosAs que hallas en el camino. Saludos J.J
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