A decir verdad, este que tienen en sus
manos no es un proyecto de este autor. Desde siempre, Roberto Rodríguez
Estrello albergó el propósito de escribir la historia de nuestro baloncesto, de
nuestro modesto básquet insular. Para ello, durante años se pertrechó de
abundante material fotográfico (luego este afán lo ha extendido a otras
materias), y parte de este material y de sus apuntes sobre esta historia los
publicó en 1992 durante varias entregas en la edición moderna de El Time.
Este era, además, su segundo sueño, porque el primero gravitaba en torno a que
La Palma tuviera representación en las divisiones nacionales de baloncesto. Y
este otro, como sabemos, lo cumplió sobradamente, entrenando al equipo de su vida
(la U.B. La Palma) en aquella memorable fase de ascenso disputada en el
pabellón de Miraflores en junio de 1997, tras cumplimentar una excelente
temporada en el Grupo autonómico.
Sinceramente, creemos que al segundo (el
libro sobre nuestra historia en el deporte de la canasta) ya había renunciado.
Lo que ocurre es que el veterano entrenador siempre quiso que si aquel trabajo
no lo escribía él, lo hiciera el que suscribe. Así que este libro no es más que
la consecución de otra aspiración de Estrello y, por eso, más un proyecto suyo
que nuestro. De todas formas, Roberto Rodríguez Estrello, entrenador y amigo,
al que se le ha hecho en parte justicia denominando con su nombre el nuevo
pabellón municipal, tiene en este trabajo una participación destacada. En
realidad, casi todas las fotografías pertenecen a su colección, y sus
aproximaciones a la historia de nuestro baloncesto supusieron nuestras primeras
notas, los puntos de partida de nuestro estudio. Gracias.
La investigación, en fin, a veces
rudimentaria, no ha sido fácil. Lo que iba para apenas dos años, se ha
convertido -casi sin darnos cuenta- en el doble de tiempo. El propósito ha sido
siempre el de contrastar en la medida de lo posible las informaciones dispersas
que encontrábamos, intentado afinar lo más posible, pero la tarea fue
complicada, frustrante a veces, y reconocemos que devino imposible conseguirla
del todo. Los datos federativos -lastimosamente- apenas existen y la memoria de
los vivos se mostró casi siempre frágil y voluble y, en ocasiones, muy poco
fiable. Por eso, las hemerotecas (incluidas las digitales) han sido nuestras
aliadas y las principales fuentes de la investigación. Sin embargo, los
periódicos, por regla general, tampoco eran constantes en la información sobre
el baloncesto insular, carencia que se incrementó cuando La Palma terminó por
perder sus cabeceras periódicas (el Diario de Avisos comenzó a editarse
en Tenerife en junio de 1976). Probablemente la información que nos afanábamos
en encontrar había perdido relevancia social por razones temáticas y de
proximidad en un contexto más amplio respecto del público objetivo. Sea como
fuere, esto que tienen delante es el resultado de nuestras voluntariosas pesquisas.
Uno de los precursores en la práctica del
baloncesto en la isla de La Palma, Miguel Bethencourt Arrocha, señalaba hace
algunos años que este deporte, al que llamaban aún basket-ball, se había
iniciado en La Palma en octubre de 1933. El número 219 de la revista ilustrada
“Algo” ofrecía una suerte de reglamento que posibilitó a un grupo de amigos de
Santa Cruz de La Palma decantarse por practicar este deporte y organizar el
primer encuentro de baloncesto en Canarias el 30 de octubre de 1933 en un
pequeño huerto de la antigua calle de la Marina. Luego, solo pocos meses
después, se empezó a jugar también en Los Llanos de Aridane, en la conocida
como “cancha de la Placeta”, en este caso, gracias a otro precursor de postín:
Severo Rodríguez El Americano.
Tomando
este hito como punto de partida (que supone que La Palma sea la cuna de este
deporte en el Archipiélago), sin obviar sus barruntos en el Cuartel de
Infantería de San Francisco desde 1928, el trabajo que presentamos pretende
efectuar una aproximación a la historia del baloncesto en la Isla desde sus orígenes
y sus primeras competiciones durante los años de la II República hasta las
postrimerías del siglo XX, concretamente hasta 1997, año en el que cerramos el
ámbito temporal de este decurso histórico, coincidiendo con el ascenso a liga
nacional (Liga EBA) de la U.B. La Palma. A partir de entonces, se abre un
periodo demasiado reciente y ya muy diferente del historiado en todos los
sentidos. Lo que nos hemos propuesto, pues, desde el rigor que precisa el
empeño y la querencia que nos impone este deporte, no es más que relatar parte
de una historia en la que La Palma también fue pionera, de una historia a la
vez trufada de hitos y dificultades y de cierta "autarquía"
organizativa (un mal endémico de los palmeros), circunstancias que, sin
embargo, no fueron obstáculos suficientes para que la isla no fuera siempre un
referente en Canarias de primera magnitud, como -afortunadamente- hoy lo sigue
siendo.
La verdad
es que estos casi setenta años de nuestro deporte nos dejan algunos de los
equipos más destacados de la historia del baloncesto canario. Desde los
pioneros en los años treinta (el Rayo de Santa Cruz de La Palma fue el
primer equipo de baloncesto canario, así como El Pirata de Los Llanos, uno de los primeros), hasta -durante la
posguerra- formaciones como las del Arsenal o el Canarias de
Madrid (subcampeón de España), o el intratable Frente de Juventudes en
los cincuenta. Desde el C.B. La Palma, a caballo entre los sesenta y los
setenta, que fue el primer proyecto unificado que compitió en ligas regionales,
hasta la U.B. La Palma, más
recientemente, y el Valle de Aridane, en sus distintas etapas, que dieron
esplendor a nuestro baloncesto en épocas de recursos exiguos y escasos apoyos
institucionales. Pero la pequeña historia de la que nos hacemos eco incluye
también amplias referencias al baloncesto de formación, desde el Gazmira,
el primer equipo juvenil de la Isla que disputó una final provincial en los años
sesenta, hasta el Instituto La Palma, el conjunto con mayor éxito
durante varias generaciones, ya en la década de los ochenta. El volumen se completa, además, con
abundante material fotográfico (más de trescientas instantáneas) perteneciente,
en su mayor parte, a la colección de Roberto Rodríguez Estrello, minuciosamente
seleccionado para mostrar los equipos más representativos que encontramos.
En la investigación hemos utilizado
todo tipo de fuentes documentales, entre las que predominaron las crónicas,
sueltos y reseñas de prensa, pero también artículos, libros y folletos,
documentos federativos (los pocos descubiertos), legajos, actas y expedientes
administrativos…, gran parte de ellos recogidos en los medios de comunicación
de la época (de ahí la importancia en este trabajo de las fuentes
hemerográficas), sin perjuicio de la preceptiva consulta de la pacata
bibliografía relacionada con el objeto del trabajo. De todas estas fuentes, damos
cuenta en la notas a pie de página (de las que, no obstante, en las épocas más
recientes, se prescinde en ocasiones para no fatigar al lector), relacionándose
solo las referencias bibliográficas más relevantes. En los periódicos (de La
Palma, Tenerife y Madrid, mayormente), se ha optado por eliminar la llamada a
la página, dado que en los inicios, los diarios (si lo eran) se editaban con
apenas cuatro páginas, y más tarde las noticias de nuestro interés aparecían en
la sección de Deportes, por lo que su detección dentro del número
correspondiente nunca será complicada, aligerando, de paso y en aras de la
claridad, la información referenciada. Acaso los periódicos El Tiempo, Acción Social y Diario de
Avisos, editados en Santa Cruz de La Palma, El Día, Jornada Deportiva y Aire Libre, en Santa Cruz de Tenerife,
As y Marca, en Madrid, y Mundo Deportivo y la revista Nuevo Básquet, en Barcelona, sean las cabeceras más recurridas
entre un número vasto de ellas.
Los testimonios orales, aún abundantes (por los todavía
recientes periodos de referencia), nos llegaron sin embargo con escasa
fiabilidad, al constatar la fragilidad de la memoria, por lo que estos se han
tomado más como fuente complementaria que como referencia directa. De todas
formas, no nos resistimos a mencionar a los más talluditos, que se prestaron
tan solícitamente a ayudarnos: Elirerto Galván, Gabriel Gómez (q.e.p.d.),
Manolo Cantillo, Javier Cobiella (q.e.p.d.), Félix Poggio, Hugo Castro o Juan
de la Barreda. Por lo demás, hemos tenido que consultar algunos legajos y
expedientes custodiados en archivos públicos y particulares, que nos ha
permitido acceder, en ocasiones, a nuevos conocimientos sobre la historia del
baloncesto palmero y, en otras, a negar o confirmar determinadas cuestiones que
se citaban sin visualizar la fuente directa. A título meramente informativo, fueron
de preceptiva consulta los siguientes centros o instituciones: Hemeroteca Municipal de Santa Cruz de
Tenerife (TEA), Hemeroteca de la Universidad de La Laguna, Hemeroteca de la Sociedad La Cosmológica de
S/C de La Palma, Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España, Hemeroteca de
la Biblioteca Municipal de Madrid, Bibliotecas Cervantes y José Pérez Vidal, Archivo
Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Patronato Insular de
Deportes, archivos particulares, etc.
El libro,
en fin, se ha estructurado en tres capítulos, que representan grosso modo las
tres grandes etapas de nuestro baloncesto hasta el ascenso a la Liga EBA de la U.B. La Palma en 1997. La primera
recorre casi cincuenta años del baloncesto insular (1928-1967). Se trata de los
inicios en el huerto de don Armando Yanes y en el patio del Cuartel de
Infantería, del básquet más elemental y primario, de un periodo de lo más
autárquico, en el que solo esporádicamente hubo enfrentamientos con equipos de
otras islas, si exceptuamos la singularidad del Canarias de Madrid, caracterizado además por la falta de una cancha
específica para el baloncesto, que rotó luego entre el Parque de Recreo, el
Castillete y la plaza de Santo Domingo. La segunda (1967-1977) es la más breve,
se detiene en el primer proyecto unificado para competir en ligas provinciales
o regionales auspiciado por Pancho Martín, el del C.B. La Palma. Diez temporadas de altibajos, que desgranamos con
mayor o menor profusión, y que incluye la histórica Fase de Ascenso a Segunda
División de Valladolid, durante mucho tiempo nuestra mayor hazaña. La tercera y
última etapa (1977-1997) comprende los primeros veinte años de la U.B. La Palma, los que transcurren hasta
el mencionado ascenso a Liga nacional, periodo de difícil supervivencia. Estos
acontecimientos, por tanto, son los que han marcado la estructura del libro,
pero no son los únicos que se relatan, por supuesto. También se cuentan las
temporadas del Valle de Aridane en
las ligas provinciales y regionales, en sus dos periodos, el primero a
comienzos de la década de los setenta, y el segundo a caballo entre los años
ochenta y noventa, o las del Sauces
de finales de los ochenta. Finalmente, se han incluido también los cuadros de
resultados de cada temporada oficial (tarea titánica, por cierto). Decimos
"finalmente", porque en principio dependía del número de ellos que pudiéramos
recopilar: si quedaban muchas cuadrículas vacías, -obviamente- renunciaríamos a
ellos. A la postre no fueron tantas las que quedaron hueras, por lo que hemos
decidido incorporarlos. Por último, conviene advertir que, en el planteamiento
inicial, el baloncesto de formación solo iba a disponer de un apartado muy limitado.
La razón no era otra que la falta de fuentes, de información suficiente, en
especial de los últimos años a los que se refiere nuestra investigación. Sin
embargo, expedientes dispersos a los que hemos tenido acceso en última
instancia -junto con la inconstante información hemerográfica- nos ha permitido
documentar un periodo con un alto porcentaje de fiabilidad y, en consecuencia, se
ha podido mostrar una visión digna tanto de nuestros campeonatos domésticos
como de la tradicional Competición de Verano, que también tiene -por su
raigambre- sus propios, aunque someros, apartados.
Por
consiguiente, con todas estas herramientas, defectuosas la mayor parte, hemos
intentado escribir la historia de nuestro baloncesto insular. No hemos querido
limitarnos a reproducir lo que, en determinada fecha, decía algún periódico o
semanario. Cruzando todos los datos, superponiendo los testimonios, nos hemos
esforzado en construir -sin fantasear, claro está- cómo debieron desarrollarse
los acontecimientos, porque creemos que esta debe ser nuestra función como
investigadores o, incluso, como divulgadores, so pena de que podamos incurrir
en algunos errores, que desde ya mismo lamentamos. Confiamos, por fin, en que
el recorrido que ahora empieza sea del agrado de la mayoría de los interesados.
Muchas gracias.
Ya lo tengo en mis manos y es fantástico. Un trabajo serio y riguroso pero al mismo tiempo ameno y divertido con tantas fotografias. Muchas gracias y suerte con tus próximos proyectos!
ResponderEliminarHola, JJ, al final conseguí tu libro en Canaima. Mi primera lectura fue la propia de un quinceañero que bebe las letras . Ahora vendrán las lecturas pausadas. A bote pronto decirte que me alegran varios pasajes: 1º, que activaras la real importancia de Alfredo Díaz Moreno en el baloncesto canario, 2º, la habilidad que tuviste ante las posturas de Miguel Bethencourt y Carlos Yanes.3º que dejases claro que el origen del baloncesto canario está en la Palma y, por último, el cariño con el que has deshojado el baloncesto de tu isla a lo largo de las primeras décadas, las más complejas por aquello de que ya están desapareciendo los protagonistas de esta historia y más tarde esto no hubiese sido posible .Hay un lance en tu libro – sobre los primeros enfrentamientos contra los equipos de Las Palmas que me hizo recordar ciertos momentos; En la zona Aérea jugó mi hermano el mayor. Te adjunto la foto unida a la del Sansofé. Mi enhorabuena por tu trabajo y emplazarte a una llamada de teléfono por mi parte dado que, tras tu publicación, tu experiencia me servirá de mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarJuan José, recibí el libro de la historia del basket palmero vía Fernando (me hubiera gustado dedicado jajaja) quería simplemente felicitarte, es un trabajo titánico, le has dedicado tiempo desde luego, además tengo la seguridad que sería parte de nuestra memoria que se perdería seguro. Creo que queda reflejado la importancia del baloncesto en la isla en un tiempo en el que pocas opciones teníamos todos para entretenernos y hacer en el fondo un grupo de amigos con alguna historia en común. Creo que al final es lo que importa, hacer amigos. Un abrazo y lo dicho felicidades.
ResponderEliminarMe siento una privilegiada y es un honor, el formar parte de esta HISTORIA, ante tanta estrella (empezando por Estrello..jejeje)del baloncesto palmero...
ResponderEliminarGracias a ti Juanjo, volví a recuperar momentos inolvidables, maravillosas sensaciones y sentimientos hacia este deporte y compartir nuestro amor por él, al leerlo alguna que otra vez...jeje
Gracias ...gracias...gracias por tu legado
un abrazo fuerte Juan
mcarmen